Aunque es difícil de expresar en números (pero Juan Carlos ya apunta algunos), es evidente que una buena parte de los jóvenes profesionales cualificados españoles están emigrando fuera de España. Es la llamada “fuga de cerebros”. Un caso ejemplar es el de los arquitectos, pero podríamos incluir a ingenieros de todo tipo, especialistas bio-sanitarios, químicos, etc. Profesionales que hace unos años disfrutaban de un nivel de desempleo bajo, ahora no encuentran trabajo en España. El discurso oficial afirma que estos trabajadores altamente cualificados volverán a España en los próximos años con una valiosa experiencia que servirá para enriquecer el país. Por ejemplo, en su último discurso navideño, el Rey se jactaba de que:
…el sacrificio de todos los españoles que dejan ahora nuestro país para conseguir mejores condiciones de vida para ellos y sus familias. Su experiencia y preparación constituirán a su regreso un importantísimo efecto dinamizador de nuestra economía.
No volverán, en mi opinión. Al menos no regresarán a corto plazo. Y las consecuencias van a ser profundas para la sociedad y la economía del país. Estos jóvenes emigrantes probablemente formarán una familia y tendrán hijos. Con salarios más altos que en España, un coste de la vida prácticamente igual al de España y unos hijos integrados en el sistema educativo, veo muy difícil que quieran volver a un país que tardará muchos años en recuperar una tasa de desempleo aceptable, si es que alguna vez lo logra. El problema de la integración social de españoles que emigraron en los sesenta a Alemania, Francia o Suiza ahora se llega a superar de dos formas: por un lado tener a los hijos escolarizados allí facilita la convivencia y la integración con sus vecinos; por otro lado, la alta cualificación permite obtener unos salarios dignos allí y una estabilidad laboral que sería imposible en España.
A La Casta le cuesta reconocer que haya gente que quiera marcharse de su cortijo, “como en España no se vive en ningún lado”, se dice. Claro, que es un estupendo lugar para vivir, pero no para trabajar. Miles de centro-europeos vienen a pasar sus vacaciones a la cálida España, pero pocos vienen a trabajar. Al final, estos jovénes que se fueron con 25 o 30 años regresarán posiblemente a su jubilación, para disfrutar de sus años cotizados en la Sozialversicherung alemana o similares, mientras la raquítica Seguridad Social española agoniza debido a la falta de cotizantes debido a años y años de alto desempleo.
Este castuza tan parecida a la franquista
y volveran las oscuras golondrinas a sus nidos a anidar…………… ¿! o a lo mejor ya no vuelve las golondrinas….?!