Entrando en el sexto año de crisis estamos viendo cómo muchos de los indicadores económicos están deteriorándose más que nunca

El uso del transporte público es un indicador que nos dice mucho sobre la actividad económica de un país. Es evidente que las personas se desplazan básicamente por motivos laborales, pero también por motivos de ocio o compras. Si el empleo disminuye o lo hace el poder adquisitivo está claro que también disminuirá el uso del transporte público. Y lo que vemos en la recta final de 2012 (cuyos datos de noviembre acaban de salir) es que la situación se está deteriorando cada vez más, ya que el transporte urbano colectivo baja un 8.4% respecto a noviembre de 2011 y el interurbano un 5,8%. En el gráfico se puede ver el fuerte declive del número de viajeros desde que comenzó la crisis, y cómo éste se acentúa en los últimos meses.

Peor aún es la situación en el transporte interior de pasajeros por vía aérea, que cae nada menos que un 21% y se desploma a niveles de noviembre de 1999, con una brutal caída del 37,1% respecto a los máximos de noviembre de 2007.

Podría pensarse que esto podría deberse a la entrada en funcionamiento de las nuevas líneas de AVE, pero si miramos la evolución del número de pasajeros por ferrocarril nos damos cuenta de que no es así, ya que cae un 4,5% respecto a los máximos previos a la crisis. No es un gran resultado teniendo en cuenta que la entrada en funcionamiento de las líneas Madrid-Barcelona y Valencia-Madrid es posterior a 2007.

En cuanto al transporte de mercancías la situación es también pésima, ya que el principal medio de transporte interior –el transporte por carretera– está sumido en una profundísima crisis, con una caída del 32,5% desde máximos pre-crisis y del 7,7% (la peor desde 2009) en el tercer trimestre de 2012.

Como decía de forma irónica un buen amigo mío, “será que los españoles tienen tanto dinero que ya sólo viajan en el vehículo particular”. Desde luego que no es así, como se puede ver fácilmente en la evolución del consumo de gasóleos, que descienden a tasas superiores al 6% desde hace muchos meses.

En conclusión, los indicadores de movimiento de mercancías y personas, muy fiables para valorar la actividad económica, nos dicen que la situación, lejos de estar mejorando, está empeorando todavía más. Por ello no se entiende muy bien cuál puede ser el fundamento de la campaña emprendida por el Gobierno para anunciar una inminente recuperación de la que no se ve ningún indicio.