Como anticipaba hace unos días, el extraordinario comportamiento del turismo extranjero en agosto era de prever que hiciera mejorar la balanza de pagos, a pesar de que la balanza de bienes apenas lo ha hecho.
Finalmente así ha sido y el déficit corriente se ha reducido en 455 millones de euros, aproximadamente un 15%.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que esto es una mejoría no sostenible, ya que el turismo lo único que ha hecho es volver a su nivel una vez que la recuperación en Europa ha sido lo suficientemente firme como para que el consumidor europeo se decida otra vez a gastar. A partir del próximo año no podremos contar con esta ayuda para reducciones adicionales del déficit corriente y dependeremos sólo de la balanza comercial.
Si analizamos la balanza comercial podemos ver que ésta no ha mejorado más que en 107 millones de euros, es decir, poco más de un 2%. Y peor aún, esta reducción tiene pies de barro, pues se basa, como informa la Central de Balances del BdE, en reducción en el valor añadido generado por las empresas (es decir, bajadas de precios sin que bajen los costes de producción), lo que claramente no es sostenible. De hecho, los últimos datos de precios industriales reflejan ya el agotamiento de esta vía.
La tremenda debilidad del consumo interno está haciendo caer las importaciones, pero a pesar de ello el déficit corriente va a terminar este año en el 5% del PIB. Ese déficit podría ser sostenible sólo en el caso en que el crecimiento económico real fuera igual o mayor del 5% (con el fin de estabilizar la ratio deuda/PIB), pero sabemos que este año el crecimiento va a estar prácticamente en plano. Luego el déficit corriente se encuentra manifiestamente en niveles insostenibles.
Eso nos aboca a reducciones adicionales en el consumo y la inversión. Pero eso hará que el crecimiento del PIB sea negativo, con lo que la ratio deuda/PIB seguirá aumentando.
Con una tasa de paro del 20.2%, ¿dónde se situará éste para obtener un superávit por cuenta corriente?
Nos encontramos sentados en una bomba de relojería social, que no se puede deterner de ninguna forma. Mientras el paro sigue aumentando, las prestaciones (contributivas más no contributivas) disminuyen por primera vez en tasa interanual, lo que significa que cada vez más gente se encuentra en una situación desesperada.
Hemos construido un terrible monstruo durante 15 años, la burbuja inmobiliaria, y ese amigable monstruo ahora se ha vuelto contra nosotros y amenaza con devorarnos. La salida del túnel no está cerca. Apenas hemos comenzado nuestro via crucis y además contamos con el impedimento de unas élites políticas y financieras que no comprenden la gravedad de la situación. Mi pronóstico es claro:no tocaremos fondo hasta 2013