Para que una comunidad reducida de personas funcione, las interrelaciones tienen que tender a percibirse como beneficiosas para los individuos. Bien es cierto que en grupos reducidos no tiene porque recibirse todo lo que se da y viceversa, puede existir un gran número de donaciones, por ejemplo de padres a hijos, donde la contraprestación que reciben los padres no suele ser material pero si satisface necesidades biológicas y/o espirituales. En este artículo nos centraremos en los intercambios materiales, es decir los intercambios de bienes y servicios como pueden ser vigilancia, herramientas, comida, ropa o curar una herida. Estos intercambios permiten una mayor especialización de cada uno de los individuos a tareas concretas, permiten la división del trabajo.
Tanto en los antiguos grupos de personas (familias, tribus o clanes) como en los grupos actuales (asociaciones, grupos de amigos y también familias) es muy habitual el intercambio directo o trueque independientemente de que exista el dinero o no. Pero este trueque no suele ser al contado. La dificultad de que los bienes y servicios existan o se presten al mismo tiempo y lo reducido del grupo y la confianza mutua entre los integrantes lleva a que ese trueque sea muy habitualmente a plazo o a crédito. Es decir, un cazador puede recibir los servicios de un curandero para sanar una herida de caza sin necesidad de pagarle los servicios al contado, ya que de forma general el cazador provee al curandero con alimentos. Existe confianza entre los individuos, existe crédito.
¿Que tipo de crédito? No es un crédito expresado en términos monetarios, ni tampoco necesariamente en términos de un bien concreto como por ejemplo podría ser la entrega de 15 kilos de naranjas en Enero a cambio de la promesa de recibir 15 kilos de trigo en Agosto. Es un crédito en el que no se especifica de forma concreta alguna o varias de las siguientes cosas: el bien recibir, su calidad, su cantidad o en que fecha, es decir un crédito irregular. Por el contrario, un crédito regular sería aquel en el que si se especifican todas y cada una de esas cosas.
Honestamente, creo que el socialismo es perfectamente viable en comunidades muy reducidas, donde además no es necesario ni práctico el intercambio a través de la moneda, ocupando su lugar el trueque y la confianza o más concretamente el trueque y el crédito irregular. También se puede dar el uso del crédito irregular sin socialismo en el sentido de que existe una clara propiedad privada de los bienes y los medios de producción. Los problemas del socialismo vienen cuando se intenta aplicar al ámbito incorrecto, que es en comunidades o sociedades amplias y complejas donde la norma es que los agentes interactuan sin conocerse (p.ej. el que compra gasolina no tiene la más remota idea de quien es el que extrajo el petróleo que se utilizó para producirla). Algo muy similar ocurre cuando el crédito irregular se utiliza en ámbitos sociales muy extendidos.
En un entorno reducido y controlado donde todo el mundo se conoce, los actos de los miembros tienden a salir siempre en la foto, y es muy complicado que alguien escape incumpliendo las obligaciones adquiridas por el crédito que le fue concedido sin que los demás se den cuenta. Un miembro que por ejemplo no cumpla sus obligaciones por holgazán será reprendido por los demás, incluso si no corrige su actitud podría llegar a ser excluido del grupo.
Sin embargo, cuando el crédito irregular fluye entre individuos que se desconocen, se abre la vía a que aquellos que sistemáticamente cometen errores o incumplen sus compromisos no sean detectados por los demás, abusando del crédito que se les otorga. El colmo de esta situación es cuando se utiliza el crédito irregular como moneda, y se permite que las deudas sean canceladas con adicional crédito irregular. Y desgraciadamente los pilares fundamentales de los sistemas monetarios actuales (Dolares, Euros) son precisamente la moneda basada en Crédito Irregular y la Reserva Fraccionaria, mecanismo este último que nos habilita a todos, y especialmente a los Estados, para emitir crédito irregular a través de los bancos.
Las monedas que utilizamos hoy día son clarísimos créditos irregulares, porque no especifican que bien recibiremos, ni que cantidad, ni su calidad ni en que fecha. Supuestamente los bancos velan por que sus deudores cumplan con sus compromisos, pero su incentivo para hacerlo es muy débil porque ellos solo intermedian el crédito, no lo otorgan, llevándose un margen via intereses por un capital que no tienen. Este margen regalado sobre el gran volumen de préstamos que la Reserva Fraccionaria permite hacer al banco, proporciona un gran colchón de ingresos para cubrir muchos préstamos fallidos, incentivo ideal para que el banco sea mucho menos diligente de lo que debiera a la hora de intermediar préstamos.
Pero un momento, ¿Quien regala ese margen de intereses al banco? Pues todo aquel que acepta vender bienes y servicios a cambio de Dólares o Euros. ¿Y por qué hace ese regalo? Pues porque a cambio obtiene liquidez y al mismo tiempo se desentiende del comprador / deudor original y de los riesgos de que éste impague. Hay que decir que si el banco realmente asumiera todo el riesgo de que el deudor impague no hablaríamos de regalo, pero es evidente que ningún banco es capaz de asumir que todos sus deudores impaguen. Si eso sucediera, serían los depositantes del banco quienes paguen el pato o bien los contribuyentes si el banco es rescatado.
El gran Ludwig Von Mises dio buena cuenta de los insuperables problemas de coordinación que padece el Socialismo cuando se intenta aplicar a gran escala. En el siglo XXI, la Teoría del Tiempo Económico de Carlos Bondone complementa a Mises al definir el concepto de crédito irregular, que a su vez como hemos puesto de manifiesto en este artículo puede llegar a ser un importante elemento coordinador del socialismo que pudiera darse en grupos sociales reducidos.
La introducción del crédito irregular como moneda provoca una enorme distorsión de la confianza entre los agentes, amplificándola sobremanera en las fases de expansión crediticia y reduciéndola dramáticamente en las fases de contracción. También tiene el pernicioso efecto de que muchos errores no se imputen a quien realmente los comete, todo esto unido a que además los precios están expresados en estas monedas basadas en crédito irregular nos lleva a poder afirmar que el cálculo económico también es imposible en los regímenes monetarios actuales. Para llegar al colapso producido por un sistema económico socialista no es necesario que el sistema político sea socialista, es suficiente con inocular los principios de funcionamiento del socialismo en el sistema monetario.