- Fue director general de Planificacion en el ministerio de Economía y directivo de Merrill Lynch en Londres; conoce como pocos las entrañas de la administración pública y la lógica en los mercados.
- Ha revolucionado la red con una crítica feroz a la clase política, a la que acusa de extraer las rentas de los ciudadanos para perpetuarse en el poder, sin que esto beneficie a la ciudadanía
A César Molinas le han dicho de todo. ¿Su pecado? Denunciar y argumentar que la clase política se ha convertido en “un grupo de interés”, dedicado a detraer rentas del ciudadano con el único propósito de vivir a su costa. La experiencia de Molinas en la administración pública, tanto en el ministerio de Economía como en la Comisión Nacional del Mercado de Valores, avalan unas reflexiones que se han propagado como reguero de pólvora a través de la Red.
LA SENSACIÓN “AJÁ” Y LOS “MILITANTES DE LA RESIGNACIÓN”
Usted señala un claro culpable de la crisis: la clase política. ¿Es esto lo que ha propiciado la enorme difusión de su “teoría de las élites extractivas”? (Un resumen de esta teoría se puede leer aquí)
Los políticos son culpables, pero no son los únicos. Mucha gente ha leído mi teoría porque ofrecía una explicación de algo que la gente ya pensaba por sí misma. Es lo que en psicología llaman “sensación ajá”, como decir “ajá, justo eso es lo que yo pensaba”. Y porque presentaba a la clase política como chivo expiatorio.
También ha recibido muchas críticas.
Por supuesto. Me han dicho de todo. Mucha gente me objetaba: “la clase política es reflejo del electorado”. O también “los políticos son corruptos porque la sociedad es corrupta”. Esa visión es básicamente cierta. Hay un círculo vicioso.
Entiendo que usted no está de acuerdo con esa visión…
Sí y no. Yo creo que debemos romper los círculos viciosos. En este país hay mucho militante de la resignación: gente que se abona al “no se puede hacer nada” o “no merece la pena” o “qué se le va a hacer, los españoles somos así”. Oiga, mire, ¡pues no! Esta manera de pensar es lo que conduce a no hacer nada. Yo no me resigno. Me niego a comprar ese discurso. Intento proponer medidas concretas, aunque son discutibles, por supuesto.
“¿POR QUÉ NO CAMBIAR EL SISTEMA POLÍTICO? HASTA LOS FACHAS SE HICIERON EL HARAKIRI EN 1976”
¿No puede el sistema regenerarse por sí mismo? La UCD tenía la mayoría y se disolvió como un azucarillo. ¿No podría pasar lo mismo con el PP o el PSOE?
Podría, pero no es probable. Lo que pedimos es que el sistema político se suicide. Eso sí puede ocurrir: en 1976 las cortes franquistas se hicieron el harakiri. Hasta el Consejo Nacional del Movimiento, que integraba a los fachas de más solera acabaron aceptando la ley de reforma política. Todavía me pregunto cómo fue posible que lo hicieran…ENTREVISTA COMPLETA