Lo que pudo haber sido y afortunadamente no fue.
Convertir a la ciudad del Támesis en sede olímpica iba a costar unos 2.400 millones de libras, una cifra que quedó ampliamente superada por el presupuesto final, que ascendió hasta los 12.000 aproximadamente. Pero, según una investigación de la cadena británica Sky Sports, la cifra oficial no sería exacta y los gastos se habrían multiplicado por diez, disparándose hasta los 24.000 millones. ¿Por qué ese empeño por gastar a espuertas cuando difícilmente los posibles beneficios compensarán la inversión realizada?
Impulso económico, beneficios, proyección internacional… Son algunos de los conceptos mágicos con las que los gobiernos intentan convencer a la población de que la organización de unos Juegos Olímpicos es poco menos que ganar la lotería. Las inversiones milmillonarias que requiere un evento de tales dimensiones puede servir para levantar nuevas y modernas infraestructuras, mejorar la red de transportes, atraer turismo durante su celebración y de paso realizar un vistoso lavado de cara a la ciudad anfitriona. Pero lo que no se puede afirmar tan tajantemente como se suele hacer es que el tremendo esfuerzo económico que supone convertir a una ciudad en sede olímpica tenga retorno, si bien a veces no llega ni para cubrir el agujero, mucho menos para obtener beneficios, al menos, en el caso de los países desarrollados. Entonces, ¿por qué ese afán por organizar un evento que, pese a los efectos pasajeros del turismo y el empleo y salvo raras excepciones, resulta ruinoso?
En ocasiones, la fiesta olímpica no solo no es rentable, sino que el mantenimiento de las infraestructuras en desuso puede generar más gastos adicionales, como demostraron las experiencias de Atenas y Beijing. Cuando además el presupuesto de la organización de los Juegos se dispara, el argumento de la rentabilidad tiene aún menos sentido. Es el caso de Londres 2012. Las últimas estimaciones hablaban de un coste final de entre 12.000 y 13.000 millones de libras, pero el gasto total podría llegar hasta los 24.000 de libras -unos 28.270 millones de euros-. Se trata del doble de lo difundido y diez veces más respecto a los casi 2.400 millones (unos 2.800 millones de euros) presupuestados inicialmente, atendiendo a las conclusiones de una investigación llevada a cabo el año pasado por Sky Sports. El primer canal de deportes de Reino Unido señala gastos relacionados con obras inconclusas, antidopaje o seguridad….TEXTO COMPLETO