Plumas mercenarias somos todos. Pero los hay quienes escriben por dinero, a veces de forma muy triste porque no pueden pagar la hipoteca si no lo hacen, y otros escriben por ideales, ilusión por cambiar el mundo o simplemente por cabezonería. Yo soy una pluma mercenaria del último tipo. Ni me pagan por escribir ni tengo un estómago agradecido, pero cabezón soy un rato. Tengo la tranquilidad de que escribo lo que pienso, y lo que pienso lo hago en completa libertad. Y lo seguiré haciendo mientras el cuerpo aguante.
De entre las convicciones que albergo sobre el mundillo energético, convicciones producto de la razón y sometidas de vez en cuando al análisis crítico y también la autocrítica, quizás la que más convencido me tiene es la insostenibilidad de la energía nuclear. Y no me refiero a que no sea seguro o medioambientalmente inaceptable, pues es algo sobre lo que guardo muy pocas dudas o más bien ninguna, sino a que a la temprana edad de los 16 años ya vi con claridad que a la larga no sería rentable desde un punto de vista estrictamente económico. Bueno, en el fondo quizás nunca la haya sido sin las ayudas de Estado, pero eso es algo complicado de averiguar.
Y es que la tecnología nuclear, al contrario que la inmensa mayoría de las otras tecnologías energéticas, tiene una curva de aprendizaje con pendiente positiva. Es decir, cada modelo más evolucionado es aún más caro que el anterior, principalmente, pero no es la única razón, debido a las crecientemente estrictas regulaciones de seguridad. Es normal, cada accidente nuclear añade más presión a los gobiernos para que nada, absolutamente nada, falle y pueda poner en riesgo a la población o al medio ambiente. Como eliminar ese riesgo completamente es totalmente imposible y cuanto más cerca se quiere la probabilidad del inalcanzable valor “cero” más caros son los sistemas, el coste de las nucleares empieza a tender a infinito. Esto no ocurre por supuesto con otras centrales que albergan menos peligrosidad, ni mucho menos con las tecnologías renovables,las cuales además no hacen sino seguir progresando en la reducción de costes de inversión. Ya lo ilustramos en su día con uno y dos ejemplos en relación a la fotovoltaica….TEXTO COMPLETO