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Imagen de Seeking Alpha, http://seekingalpha.com |
Queridos lectores,
Según parece, ya está aquí el movimiento que anticipamos prácticamente desde que comenzó este blog. Recordemos los argumentos: los altos precios del petróleo acaban por destruir la demanda, como se observa en los informes de coyuntura de la Agencia Internacional de la Energía (Oil Market Reports) y al caer la demanda el precio del petróleo baja, pero a qué coste: cierre de empresas, recesión, paro… El precio del barril de petróleo llegó a su máximo efectivo – descontando los 126$ puntuales de hace unos meses- durante este mes de Julio, y ese pico de precios ha sido de cerca de 120$ en el caso del barril de Brent (casualmente, el mismo precio que yo aventuraba como el máximo posible para esta ocasión en respuesta a una pregunta que me hicieron durante una charla en Palma de Mallorca en Noviembre pasado). No por casualidad, esta caída de precios coincide con un caída generalizada de las bolsas mundiales – en España la cotización del IBEX35 retrotrae a los valores de principios del crash del 2008. Algunos, como el laureado Paul Krugman comienzan a hablar de debilidad en los fundamentales del mercado (tomando prestadas unas palabras de un amigo, “los fundamentales de un valor se refieren al rendimiento futuro que se espera de él basándose en su capacidad ‘real’ de producir y generar un retorno mediante el empleo de sus activos y teniendo en cuenta las perspectivas económicas del mercado”). En suma, que los mercados no ven claro que las empresas sean capaces de generar unos buenas cuentas de resultados porque ya estamos entrando en recesión y de manera general las ventas bajarán, se cortarán dividendos y para obtener mayor rentabilidad a su dinero los grandes inversores buscarán otros valores más seguros a su entender: de momento el oro, y después posiblemente la deuda de los EE.UU., sin descartar un movimiento hacia activos tangibles del estilo del que preconizaba Jeremy Grantham hace unos meses (de hecho, yo hace tiempo que me temo que en la fase final del colapso económico, cuando el mantenimiento del mercado de valores no sea sostenible, se acabe procediendo a una liquidación disimulada de los activos financieros de los más poderosos). Nuestros más reputados analistas financieros andan estos días como locos intentando salvar los muebles, intentando convencernos de que ellos ya habían advertido de que la recuperación económica era débil y se podía invertir la tendencia, pero como todavía no entienden qué está pasando no saben si apostar ya decididamente por la carta de una nueva ola recesiva o bien confiar en que la cosa se pueda estabilizar. Hacia el mes de Septiembre seguramente las cosas estarán más claras y el terreno de disputa será entonces cuánto durará esta nueva recesión (recesión entendida con el criterio técnico de dos trimestres seguidos de descenso del PIB, porque lo que es evidente es que la crisis económica no ha parado ni un momento), y unos dirán que un año y otros que dos, y toda la discusión técnica publicitada en los medios de comunicación de masas quedará encallada ahí, haciendo previsiones de futuro que difieren en la magnitud del bache pero que coinciden en pintar un futuro brillante de recuperación un poco más allá, en el caso de España alentado por un más que previsible cambio de Gobierno con giro a la derecha. Una vez más la discusión será estéril, sin intentar comprender qué pasa en el fondo, sin ir más allá, sin ni mucho menos empezar a sacar a la luz verdades incómodas. Y curiosamente nuevamente Jeremy Grantham sale a la palestra y dice el nombre de la bestia, lo que nadie quiere oír; traza un futuro inmediato que tiene unos sustantivos duros y concretos: escasez, carestía.
Desde la página web del fondo de inversión que él mismo fundó y que co-gestiona, el Sr. Grantham publica su nueva Newsletter del segundo trimestre del año: “Resource Limitations 2: Separating the Dangerous from the Merely Serious” (“Limitaciones en los recursos 2: Separando lo peligroso de lo simplemente grave”). La introducción de esta carta trimestral a los inversores no puede dejar las cosas más claras: “Este trimestre, me gustaría centrarme en las partes más peligrosas de la próxima escasez de materiales. Intentaré separar aquellos que (para los que vivimos en países ricos) simplemente frenarán el crecimiento de nuestra riqueza a través de precios crecientes, de los que no sólo harán esto, sino que además supondrán una amenaza a la viabilidad a largo plazo de nuestra especie cuando alcancemos una población de 10.000 millones de personas. En todos los casos los países más pobres serán los que están más amenazados. Situaciones que nos irritarán a algunos de nosotros por los altos precios a otros les llevará a morirse de hambre. Situaciones que nos enfurecerán a algunos de nosotros serán para otros un auténtico desastre, y creo que todo esto, desgraciadamente, no sucederá en un difuso y distante futuro.” Y quisiera destacar otra frase de la introducción, sorprendente para un gurú de Wall Street: “El capitalismo no maneja con facilidad ni correctamente estos problemas a largo plazo. A mi me da la impresión de que la efectividad del capitalismo se mueve en el espectro de los horizontes temporales: brillante en el corto plazo pero perdido, irrelevante e incluso peligroso en el muy largo plazo.”
El resto del informe es, simplemente, impresionante. El Sr. Grantham pone el foco en el problema que, a su juicio, es el más grave: el de la alimentación humana. La erosión del suelo por exceso de explotación y la falta de fertilizantes, sobre todo fosfatos y potasa, puede llevar a graves hambrunas a nivel planetario. Para combatirlo, se declara un firme defensor de la agricultura sin laboreo (sin arar y roturar la tierra, vamos, lo que en español se llama siembra directa, y que es prima hermana de las ideas de Masanobu Fukuoka y no tan lejana a los preceptos de la permacultura, todo lo cual se ha discutido en este blog – no por mí sino por los inteligentes comentaristas). He de insistir que el Sr. Grantham es un broker clásico de Wall Street, pero además una persona muy inteligente que anticipó varias burbujas financieras y es estratega en jefe de GMO, uno de los mayores fondos de inversión del mundo (lean en la wikipedia su biografía).
Respecto a la energía, el Sr. Grantham considera que quizá se pueda resolver el problema del Peak Oil (que él cree que sobrevendrá dentro de esta década) y de los otros cenits de combustibles fósiles gracias al desarrollo de las energías renovables (cosa que, como ya hemos discutido parcialmente en este blog en la serie “Los límites de las renovables”, no parece demasiado probable). Pero identifica un grave problema con los metales en el largo plazo, ya que su cantidad es finita y aunque los reciclemos a la larga se degradan y pierden (en línea con los trabajos sobre la exergía de los minerales desarrollado en la tesis de Alicia Valero). Pero, como digo, la mayoría del informe se centra en la agricultura, y animo a aquellos lectores que sepan leer inglés a que lo lean de cabo a rabo; son especialmente interesantes su fábula del Diablo y el Granjero, y su apéndice sobre la famosa apuesta Simon-Ehrlich.
En suma, queridos lectores, que no todos en el mundo económico y financiero creen que las cosas van a ir de perlas, e incluso algunas personalidades importantes opinan, cada vez más abiertamente, lo contrario y, lo que es más importante, que creen que las cosas seguirán mal sobre un plazo de tiempo bastante prolongado.
La realidad es que nuestras perspectivas a corto plazo no son muy halagüeñas. Aparte de la caída de las bolsas, multitud de indicadores (como el PMI) muestran que la recesión es inminente a escala global. El precio del petróleo caerá, pero tampoco puede caer demasiado porque Arabia Saudita y otros países necesitan unos precios relativamente elevados para sufragar sus programas de ayuda a sus sectores más desfavorecidos, esenciales para evitar revueltas y disminuir la de por sí grave amenaza Saudí. Con una recesión instalada el paro, sobre todo en España, subirá; subirá hasta cotas prácticamente desconocidas, y eso aumentará el malestar social y las revueltas, como las que suceden en el mundo occidental estos días en Londres y en el resto del mundo prácticamente a diario. Acabaremos el año de una manera bastante triste, con la sensación de que la crisis económica se agrava y se alarga y el año que viene, 2012, se puede producir un fenómeno nuevo, no previsto por los adalides de la economía de mercado: la insuficiencia del suminstro global de petróleo que algunos analistas empiezan a plantear, y de la cual el informe de Lloyd’s (la compañía aseguradora más grande del mundo) alertaba ya el año pasado. Pero esto será motivo de otro post.
Salu2,
AMT