Hoy he ido a visitar Mercamadrid. Me levanté a las 6 de la mañana… y he llegado algo tarde. Creo que hoy he hecho el mejor “master” en energía y sostenibilidad en mucho tiempo.
Ya conocía el mercado del pescado y marisco de Tokio, que visité en el año 2000. Claro, Tokio tiene 13,3 millones de habitantes y Madrid tiene 3,2 y si se suma una periferia amplia puede llegar a cinco millones. Sólo me ha alcanzado a visitar a toda velocidad las inmensas lonjas del pescado y marisco y con un poco más de detalle las inmensas lonjas de frutas y verduras, que eran mi objetivo para hacer un “benchmarking” o comparativa de precios y productos sobre productos vegetales convencionales respecto de los ecológicos, con los que últimamente ando envuelto.
Las lonjas de frutas y verduras tienen seis enormes naves (de la A a la F), cada una de ellas con capacidad para unos 50 grandes establecimientos (almacenes) de mayoristas, que venden a tiendas de la metrópoli. El resultado de la visita ha sido espectacular: ver esa miríada de camiones de gran tonelaje de tres ejes, que esa noche previa han recorrido quizás cientos de kilómetros desde los campos y puertos de España o incluso desde mucho más lejos, arrimados a miles de dársenas, descargando frenéticamente con “toros” movidos por combustible fósil o carretillas elevadoras eléctricas o electromecánicas, decenas de miles de palés de madera diariamente, con todo tipo de productos envueltos en kilómetros cuadrados de plásticos, que envuelven decenas de cajas de cartón o plástico con los productos.
He llegado a intuir el volumen que ocupa la instalación de recogida de residuos, sean de este tipo u orgánicos (he visto cajones enteros de espinas de pescados gigantes). He visto un tráfico enorme de sacos de hielo para la lonja de pescados y mariscos. No he tenido tiempo de ver otras grandes secciones alimentarias, como las naves de plátanos o de carnes.
En las de frutas y verduras, en paralelo y como si las naves y los grandes camiones fuesen nodrizas, decenas de miles de compradores del día a día, hacían sus transacciones con estas tiendas, en formas de tiras y aflojas peculiares, para terminar cargando, también en transpalés y carretillas de todo tipo las cajas adquiridas a decenas de miles de camiones algo más pequeños (aunque algunos bastante grandes), camionetas, furgonetas y vehículos de todo tipo, que recorren cada día decenas de kilómetros para venir a Mercamadrid y volver a sus tiendas respectivas.
El resto, hacia adelante y hacia atrás, lo he tenido que imaginar: hacia atrás, imaginaba el medio millón de tractores, las decenas de miles de remolques, de furgonetas, de cosechadoras, segadoras, de camiones, cisternas con fertilizantes químicos de síntesis (¡no había ni una sola tienda de productos ecológicos en todo ese mundo!) etc., etc. El resto hacia adelante, es las decenas de miles de pequeños comerciantes, que llegan a sus respectivas tiendas, colocan la mercancía y esperan a que lleguen los ciudadanos de la metrópoli, la mayoría en coche, compren productos que irán envueltos en mucho plástico y papel, y se lo lleven a casa, donde habrá un frigorífico o congelador, funcionando con energía eléctrica con un 65% de origen fósil.
Y esto es sólo Madrid. Estos expertos deberían contarnos cómo van a solucionar esto con módulos fotovoltaicos en un plazo razonable de tiempo. Una visita a Mercamadrid o a grandes centros de logística de comida similares, deberían ser de obligado cumplimiento para estudiantes de la flamante nueva carrera de ingeniero de energía. Hoy me he rendido finalmente a la evidencia que constató Dale Allen Pfeiffer: Comemos combustibles fósiles. La pregunta a estos expertos, alguno de los cuales vive de vender módulos fotovoltaicos sería “¿podremos comer algún día módulos fotovoltaicos?”
Entiendo perfectamente lo abrumador de la imagen que describe, y lo comparto en una gran parte, hoy. Pero la cuestión no es si podremos mover eso sin combustibles fósiles. La cuestión es que debemos hacerlo, porque lo demás se terminará. Evidentemente no será mañana con modulos fotovoltaicos de un 15% de rendimiento. Pero esto es un suma y sigue. Vayamos sumando.