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Queridos lectores,
Alguno de Vds. quizá haya llegado a través de la web de la Televisión Española (rtve.es). Aprovechando que hoy comienza el Debate de Política General (que en España llamamos “Debate sobre el estado de la nación”), RTVE ha querido saber la opinión de cinco ciudadanos que planteen cinco cuestiones que generalmente no se discuten en este debate, y yo he sido uno de esos cinco elegidos. En mi cuestión el redactor ha sido muy amable, realmente, de poner un enlace a esta página. Así que quería aprovechar para precisar algunas cosas que en el contexto de la nota elaborada por RTVE han podido quedar un poco difuminadas, si no equivocadas (e.g. yo no creo que el petróleo se vaya a acabar en dos años, si no que en un par de años podríamos llegar al cénit o máximo de producción, el Peak Oil).
En cooperación con el Oil Crash Observatory (OCO), y a pesar del poco tiempo que tuvimos para discutir la cuestión, elaboramos un texto para delimitar de manera precisa la cuestión (y evitar que los líderes políticos puedan escabullirse usando algunos lugares comunes). Para que aquellos lectores que vengan de RTVE.es tengan una idea más clara de lo que decimos, copio en lo que sigue ese texto:
Es conocido que la extracción mundial de petróleo crudo llegó a su máximo en 2005, y desde entonces está en lento pero inexorable declive. Se ha compensado en parte este declive con la síntesis de petróleo de baja calidad procedente, principalmente, de biocombustibles y de las arenas bituminosas de Canadá, pero ambas fuentes parecen estar llegando al límite de su capacidad. Nos enfrentamos, pues, al Peak Oil o cénit de producción de petróleo, momento a partir del cual habrá cada vez menos petróleo disponible para la sociedad. El problema es de una gravedad mayor si se tiene en cuenta que las otras fuentes de energía no renovables están también cerca de sus respectivos cénits (la energía extraída del carbón picó en 2000, el gas picará en 2025, el uranio en 2035, con el problema añadido del agotamiento inminente de las reservas secundarias civiles), cénits que se adelantarían si nos basásemos más en ellas. Esta escasez mundial de energía está, de acuerdo con muchos estudiosos, en el origen de la actual crisis económica mundial, agravada por el hecho de que países con mayor potencial de crecimiento (China, India,...) están aumentando rápidamente su cuota de un pastel energético cada vez más pequeño, en detrimento de la OCDE.
Durante el último año diversos países están tomando activamente cartas en el asunto. El informe Sweetnam del Departamento de Energía de los EE.UU. alertaba de un shock petrolero para 2012, y así el país emprende reformas de envergadura para hacerle frente. En el Reino Unido, las informaciones acerca del escándalo de la Agencia Internacional de la Energía (según un confidente, las previsiones se inflan para contentar a los EE.UU., que gana así tiempo para su propia adaptación a costa de los otros países de la OCDE) ocuparon la primera plana de los diarios ingleses (en España sólo La Vanguardia se ha hecho eco de la cuestión) y movieron a la industria, liderada por el grupo Virgin, a forzar encuentros con el Ministerio de Energía británico y preparar la adaptación. Fruto de los esfuerzos británicos es el libro blanco "Sustainable Energy Security", dirigido por la mayor aseguradora del mundo, la británica Lloyd's, en el que se alerta de un shock inminente "de consecuencias potencialmente catastróficas". La llegada de ese shock puede acelerarse por las dificultades de la explotación petrolífera de aguas profundas (como muestra el grave accidente de BP en el Golfo de México) ya que para 2020 el 40% el petróleo debería provenir de esas aguas profundas que, quizá, están fuera del alcance de nuestra técnica.
Y, durante este tiempo, ¿qué es lo que se ha hecho en España? Delante del mayor reto de nuestras vidas, comparable a una guerra total, las reformas que aparentemente se suceden atacan los síntomas pero no la raíz del problema. Las inversiones públicas siguen siendo dirigidas a sectores de escasa utilidad en un mundo con menor disponibilidad de recursos energéticos: el AVE, ampliaciones de autovías y aeropuertos, ayudas al sector del automóvil, etc. Se habla de coches eléctricos sin tener en cuenta que no habrá suficiente energía para moverlos ni litio para las baterías ni neodimio para los motores. Se habla de ahorro doméstico cuando el consumo de los hogares representa menos del 10% del consumo final (excluyendo los coches) y cuando se sabe que sin crecimiento del consumo de energía no hay crecimiento económico.
Delante de esta situación, nos gustaría plantear a nuestros líderes las siguientes preguntas: ¿Qué impacto piensan ustedes que vaya a tener la pronosticada reducción y encarecimiento de los recursos energéticos en la sociedad española? ¿Son las inversiones públicas realizadas en este momento las más adecuadas para preparar el país a un escenario de reducida movilidad de mercancías y personas? ¿Piensan ustedes que la sociedad española (empresarios, agricultores, ganaderos y, en definitiva, sus ciudadanos) merece ser informada de los riesgos que supone esa drástica reducción y encarecimiento de los recursos energéticos?
Gracias por su atención. Salu2,
AMT