Hoy continuamos analizando los resultados electorales de las elecciones municipales y autonómicas, hoy centrados en los resultados que ha obtenido Ciudadanos y cómo los interpretan desde la formación, los resultados de las Islas Canarias, la evolución de los posibles pactos entre partidos políticos y la repercusión que ha tenido en los medios internacionales. También hablamos sobre los últimos datos económicos de España, Grecia que anda cada vez más cerca de incurrir en un impago y los malos datos de Estados Unidos. Con Nacho Romero, Juan Carlos Bermejo y Carlos Muñiz. Conduce Juan Carlos Barba.
Fotografía de Flazingo Photos
En estos momentos, nuestro objetivo e desplazar al PP del gobierno. Para alcanzar este objetivo, la calve está en un acuerdo entre las dos principales fuerzas anti-PP, o sea el Partido Socialista y Podemos. No es fácil pero SI es posible: sus programas coinciden en sus puntos principales. La negociación debe empezar inmediatamente, mirando hacia el futuro y con la voluntad de parte y otra de llegar a un acuerdo.
Sustituir la castuza corrupta para poner otra castuza corrupta. Vaya solución propones. Enhorabuena para España porque al final caeréis.
Como he señalado en otro sitio, y aunque soy en principio partidario de la confluencia política, no es tan clara ni directa la relación que Juan Carlos Barba establece entre plataformas populares y mayor éxito electoral. Hay lugares en la que esto no es así, como en Las Palmas de Gran Canaria, donde la candidatura de Podemos al Parlamento sacó 38.864 votos (la más votada en la ciudad) y en las municipales, para la alcaldía, LPGC Puede (la plataforma en la que participaba, entre otros, Podemos) sacó 27.127 votos (tercera fuerza). No lo digo con ánimo de polemizar, sino para señalar que hay más factores que la ‘unidad popular’, como la visibilidad del partido, el ‘carisma’ de su candidato/a, la presencia en los medios de comunicación, la ‘cultura política’ de la ciudadanía, etc.
Vamos a ver, hay un límite de endeudamiento, hay un momento en que pierdes tu capacidad para endeudarte. Que básicamente es lo que le ha pasado a familias y empresas españoles y es lo que le va a pasar, con toda probabilidad, a España. No hace falta que te pidan que devuelvas todo de una vez (vaya tela de comentario, en fin).
Menos mal que luego lo aclara Juan Carlos Bermejo.
Una cosa, nadie va a decir a este hombre de Ciudadanos, cuyo nombre no me acuerdo (yo también he votado a Ciudadanos), que “contra más….” es un poco catetada. Es doloroso oirle decirlo semana si, semana también.
Syriza ha hecho una “construcción de poder”, creo yo, muy metódica y meticulosa. Hubo quien les reprochó la relativa “lentitud” con la que fueron “radicalizando” sus posturas. Se da hoy la paradoja (o el ridículo, sería mejor decir, comparable con el de Aguirre) de que Schaeuble reclame un referendum en Grecia, cuando fue el Diktat de “la Troika” lo que hizo saltar a Papandreou cuando quiso insinuar semejante cosa AL PRINCIPIO de toda esta saga de la que tan soberbiamente se queja uno de vuestros contertulios.
Que, a su vez, al quejarse en tono de gran superioridad de lo aburrido que está del culebrón griego, incurre en el mismo tipo de soberbia que UPyD o IU en las anécdotas que se cuentan al principio del programa. Porque no hay diferencia __de sustancia__ — sino, en todo caso, de grado, de escala y de “fase” en el desarrollo de la crisis — entre las patologías de Grecia y España. O Portugal, o Italia, o, incluso, si vamos al caso, de Estados Unidos.
Todos estos países (y más) han caído en la trampa Thatcherista-Reaganista de lo que el economista británico John Gray describió como Falso Amanecer (título de su libro).
No es coincidencia que la muerte a manos de la policía de Freddie Gray ocurriese en Baltimore. No es coincidencia que Detroit sea hoy una pálida sombra de lo que fue. No es ya materia de discusión entre gente mínimamente dispuesta a llamar a las cosas por su nombre que “lo que ha venido ocurriendo” desde abril del ’45 (muerte de Franklin Roosevelt) a esta parte ha sido el resultado de una intención, de un proceso deliberado y sistemático de desmantelamiento de un tipo de sociedad mínimamente razonable y justa por otra desembozadamente injusta y en la que se promueve activamente la imbecilización.
Baltimore, Detroit, y todo el valle del Ohío, que hoy se describe — como quién no quiere la cosa — con el motejo de “Cinturón de Óxido” (Rust Belt) eran eslabones y tramos de la cadena de producción más eficiente y poderosa del mundo hasta esa fatídica fecha (abril ’45), y fue esa colosal máquina de producir lo que permitió que se ganase la 2a Guerra Mundial.
En este sentido es que argumento que no hay diferencia de fondo entre Grecia, España, Italia o Estados Unidos. En España se aceptó mansamente el desmantelamiento de buena parte de su industria pesada (acerías en Asturias) y de su industria naviera, como “condición” para “entrar en Europa”. Mientras los grandes capitales tanto de EEUU como de Europa (en manos del 1%) despachaban a China a Nixon y Kissinger (año ’72, ya asesinados ambos Kennedys, el Dr King, y ya desvinculado el dólar del oro, por señalar sólo algunos de los hitos intermedios) a poner en marcha la transferencia masiva del trabajo industrial de medio y bajo valor añadido al aliado “rojo”.
Ahora ese sistema — que no por coincidencia se forjó en la misma década que el régimen de la transición española — va llegando a los últimos-últimos límites de su capacidad para regenerarse y sostenerse. Porque es inviable en sus propios términos. Cada nueva generación es más __estúpida__ que la anterior (en el sentido de incapaz de focalizar y sostener la atención más allá de unos intervalos cada vez más breves) y ello como consecuencia directa de lo que el sistema mismo no sólo propone, sino que insiste en imponer, so capa de “entretenimiento”, “alfabetización digital”, etc.
Para quienes han nacido y se han criado dentro de este proceso de decadencia gradual (si acaso matizada por aparentes “repuntes” – v.g., los “gloriosos” años de Clinton) es difícil darse cuenta de que esto NO ES NORMAL (aunque con el agravamiento de las condiciones de vida algo de esto se intuye, y se manifiesta en reacciones como el 15M). Pero todavía más difícil resulta (en particular porque no hay hábito de lectura, ni formación en el trabajo mental ordenado/riguroso) _imaginar_ cómo sería una sociedad razonable y normal, un orden justo.
Algo de esto se sugirió también en la tertulia, aunque a mi juicio no de manera suficientemente profunda, ni correctamente enfocada. Juan Carlos habló de innovación, y luego de modelo educativo que — aclara — le gusta más llamarlo “de enseñanza”. Dice que lo innovador no es creativo. ¡Vaya!
Quizá convenga aquí detenerse a hacer un poco de “terminología”, para aclararnos.
Hay mucho que pasa por ser “creativo” que no es más que frívolo, o insólito, o caprichosamente “original”.
Pero eso no significa que la innovación no requiera — en mayor o menor medida — creatividad. Es cierto que hay innovación que es válida en los términos en los que Juan Carlos lo presenta (el “valor” que el potencial comprador le atribuye) sin pasar de ser un conjunto de mejoras incrementales, digamos, particularmente bien logrado. El “salto” que va de un celular de Nokia o de Motorola del 2001 a un iPhone.
Pero para la economía la creatividad que verdaderamente cuenta — porque da pie a “plataformas” o “modos de producción” enteramente nuevos y mucho más productivos — es la que se asocia con el descubrimiento científico. Que a su vez está íntimamente ligado a la práctica del arte, que es lo que “capacita” a la mente humana para hacer descubrimientos. Lo que le permite habituarse y aficionarse a ese entorno de incetidumbre y de intensa búsqueda, sin ninguna garantía de encontrar la respuesta o solución que se busca. Pero con la certeza absoluta de que si no se la busca, desde luego que jamás se la va a encontrar.
“Si hubiera una solución fácil a la crisis mundial ya la habrían encontrado. Tener la seguridad”, dice otro de los contertulios.
NO ES ASÍ, precisamente porque vivimos en un medio “cultural” (yo le llamaría anti-cultural) que desalienta ACTIVA y poco menos que VENGATIVAMENTE todo lo que sea pensar “fuera de la caja”. Se barajan repetidamente todas las “técnicas”, “fórmulas” y “soluciones” “probadas y certificadas”, y se da por sentado que SÓLO ENTRE ÉSTAS y/o sus combinaciones y variantes (precisamente por ser “certificadas”) tiene sentido buscar.
Se habla HASTA EL HARTAZGO de las dos variantes remanidas del monetarismo (que si escuela austríaca y/o neoliberalismo, que si Keynesianismo con sus variantes “neo”) pero no se dice NI MEDIA PALABRA de la economía física, que es la única que cuenta en verdad. Por reducción al absurdo, la economía física es la que dice: ya puede Ud tener miles de millones de dólares que si no hay alimentos disponibles y en condiciones de consumir, no le va a servir de gran cosa.
El “problema” al que nos enfrentamos no es “griego” ni “español” ni siquiera “estadounidense”. Es de trastocamiento profundo de valores, que hace que cada vez nos comportemos (y nos veamos) menos como seres humanos (dotados, como señalo, de la capacidad innata de __cambiar de raíz la jugada__ mediante uno o más actos de creatividad racional; descubrimiento) y más como animales, condicionados rígidamente por un “entorno” que no se controla ni se sabe modificar.
El ser humano, por sólo dar un ejemplo, ha hecho posible su supervivencia pasando de consumir madera a conumir carbón de leña, luego carbón mineral, luego hidricarburos, luego uranio…
Pero también rompiendo a tiempo con falsos dilemas como “católicos contra protestantes” y dando con la clave que permitó salir de ese ciclo de violencia extremadamente imbécil que fue la Guerra de los 30 Años: el principio del “beneficio del otro”, que fue la clave de la Paz de Westfalia en 1648.
Hoy tenemos un obvio resurgimiento del mundo como lo entendía Franklin Roosevelt en el modelo de liderazgo y de asociación entre pueblos y naciones que propone China, como lider más destacado de los Brics, y fuertemente secundado por Rusia. Vuelve a ser el principio del “benefiicio del otro”, del desarrollo mutuamente beneficioso, de la inversión en grandes obras de infraestructura como medio que hace posible un incremento enorme en la productividad por hora hombre trabajada de millones y millones de personas. Gente que hoy no dispone de los medios para ser suficientemente productiva como para irse elevando, cultural e intelectualmente, de una generación a otra.
Ese umbral es el mínimo aceptable. Porque es el mínimo que garantiza la supervivencia de la sociedad. Y de la especie.
En la base del problema los números y las cifras no entran ni salen. Lo que se trata de comprender y de poner en práctica es cómo se construye una sociedad capaz de auto-reproducirse, generación tras generación, en un nivel más elevado cada vez. El progreso no es un lujo, ni una simple opción. Es una necesidad de supervivencia.
Una sociedad que se estanca se anquilosa en una “plataforma”, en un “modelo de producción” y más tarde o más temprano AGOTA los recursos clave DE ESE MODELO o esa plataforma. Decae y muere por una ÚNICA razón: porque no tiene suficiente creatividad genuina como para descubrir / crear / inventar la siguiente “versión” de su civilización.
El universo evoluciona y la humanidad, como criatura de ese universo NO TIENE OTRA OPCIÓN _real_ que evolucionar a la par.
Lo que es auténticamente DESESPERANTE para algunos de quienes pertenecemos al entorno ibérico es comprobar la patética falta de creatividad, visión e iniciativa que nos aqueja. Da VERGÚENZA que tenga que venir China y ARRASTRAR DE UNA OREJA — por citar sólo un ejemplo — a su “socio” en los BRICS, Brasil, junto con Bolivia y Perú, para que se pongan YA DE UNA VEZ a estudiar la construcción de un ferrocarril transcontinental en América del Sur. ¡Por el amor de Cristo Resucitado! En EEUU el trascontinental se completó en 1869, o algo por el estilo, Apenas unos años después de una Guerra Civil devastadora, que les costó el 2% de su población de entonces. En Rusia el Transiberiano se completó algunos años más tarde.
China — arrancando del más profundo retraso hace apenas 40 años — se ha levantado “por los cordones de sus zapatos” y lleva construidos ni se sabe qué cantidad de miles de kilómetros de ferrocarril de alta velocidad en los últimos 10 años. Su moneda se va convirtiendo, paso a paso, en una de las monedas fuertes en el ámbito internacional. El espacio Ibero-Americano, entretanto, se queja amargamente del “Imperialismo”, o se contenta con HABLAR y HABLAR y HABLAR y UFANARSE y UFANARSE y UFANARSE de la inmensa riqueza de su territorio en RECURSOS NATURALES. Pero no tiene una moneda que se pueda llamar REMOTAMENTE fuerte. No tiene CIENCIA ni TECNOLOGíA propia digna de mención (salvo, si se quiere, para no ser dogmáticamente lapidarios, Talgo, Embraer, alguna otra cosilla por ahí).
Nos seguimos viendo (“latinoamericanos” y españoles o portugueses) como antagonistas que han de seguir echándose en cara por unos cuantos siglos más las cuentas sin saldar de la conquista y la colonia, en lugar de vernos como un espacio total con peso propio como para tener voz y voto en el mundo. Habiendo todo lo que hay POR HACER en Iberoamérica y en África, en beneficio mutuo.
Da pena y vergüenza. Los descendientes de aquellos arrojados descubridores (a un lado y al otro del Atlántico) no somos hoy capaces de cruzar la calle solos. Estamos resignados a ser segundones, seguidistas. Que otean intensamente el horizonte a ver si un día de estos “amanece”, por sí sola, una deslumbrante solución mágica que les saque del atolladero.
No va a ocurrir.
Hay que ponerse a descubrir.