Ayer por fin ocurrió. Siempre quise ser empresario, tener una idea de las buenas, de esas que te sacan de clase media. Siempre quise tener divisa, mucha divisa, y ayer di el primer paso hacia el éxito con la ayuda de mi futuro socio. Aunque la idea fue más mía que suya así que el 51% de la empresa estará a mi nombre.

Todo empezó cuando recibí el mensaje de mi amigo (futuro socio): decía que había pedido “una cerveza” a domicilio y estaba esperando a que el GPS de Manuel, el repartidor, recalculara la ruta porque se había perdido un poco. Solté el libro de Paulo Coelho y me fui corriendo a su casa, sediento de cerveza y de respuestas. Por lo visto se había descargado la APP de Amazon Prime Now y ya no tendría que bajar al chino nunca más. A través de la APP se puede hacer seguimiento de nuestra cerveza e incluso llamar al repartidor mientras conduce, algo muy útil cuando tienes a un chaval de veinte años perdido por la M-30 y necesitas que espabile, que no tienes toda la tarde.

Justo cuando llegué al portal de mi colega, me crucé con Manuel que, ciego de estrés, salía por la puerta como pollo sin cabeza y no recordaba ni el piso al que acababa de servir. Rápido y absurdo, se metió en su furgoneta, confundió la primera con la marcha atrás, golpeó al Golf que tenía aparcado delante y se marchó a gran velocidad. A pesar de su corrugado aspecto, Manuel no era muy eficiente para ser uno de los famosos robots de Amazon.

Comentaba con mi amigo lo bien que se lo han montado estos de Amazon, que ofrecen muy buen servicio y están teniendo mucho éxito. Pensamos que, sencillamente, su dueño tuvo una buena idea como la que nosotros buscábamos. Parece ser que Jeff Bezos trabajó más que nadie y sonrió muy fuerte para estar donde está. Comenzó en un garaje, cómo no, y no dejó de proyectar en positivo hasta lograr que hoy en día sea prácticamente imposible competir con Amazon. Eso es que lo ha hecho mejor que los demás, pero sin llegar a monopolizar, porque cuando esto ocurre es porque el mercado no es lo suficientemente libre. De economía sabemos un rato. Para nosotros, entrepreneurs del mañana, Jeff Bezos es un referente: somos futuros hombres hechos a nosotros mismos, igualitos que Amancio Ortega antes de explotar el enorme yacimiento de señoras de mediana edad que descubrió en Galicia.

Así que mi colega y yo nos dispusimos a indagar un poco en el negocio de Amazon buscando claves para montar nuestra propia startup. Como decía, llevamos tiempo queriendo emprender, pero no debemos estar esforzándonos lo suficiente porque de momento seguimos teniendo que trabajar para otros, que es un poco como pagarles por trabajar. Eso sí, a cambio ellos nos devuelven una parte de lo que generemos, así que todos contentos. Por lo que averiguamos, al igual que la mayor parte de los mercados y las tiendas de barrio no pudieron sobrevivir a la llegada de supermercados e hipermercados, ahora son éstos últimos, además de los negocios locales, quienes van a encontrarse con algún que otro problemilla para competir con Amazon. Lo curioso es que descubrimos que Amazon ha estado perdiendo dinero durante veinte años.

Había algunos detalles que no lográbamos entender. ¿Qué empresa puede permitirse pasar veinte años arrojando pérdidas? ¿Cómo ha podido sobrevivir durante dos décadas de gran crecimiento y constante innovación en servicios y tecnología? ¿Estaba premiando el mercado a una empresa que llevaba perdiendo dinero tanto tiempo? Bueno, pues por lo que parece, Amazon juega con un poco de ventaja, ya que prácticamente no paga impuestos y que ha disfrutado del respaldo de los EEUU para que se posicione internacionalmente aniquilando a la competencia (como es el caso del gigante japonés Rakuten, que tuvo que cesar su actividad en España este mismo año). Desde el punto de vista estadounidense es muy interesante que una empresa americana obtenga el dominio absoluto del negocio del retail y la distribución online de cualquier tipo de producto, bien convirtiéndose en un monopolio o, al menos, eliminando competidores “extranjeros” para poder competir únicamente con otras empresas yanquis a nivel global como Apple o Google. Al final es una competencia ficticia, interna, y todos esos dólares y datos fresquitos van directos a suelo americano. Así que en cierto modo, el objetivo de Amazon durante todos estos años no ha sido presentar beneficios sino crecer y eliminar competencia, incluso dentro de sus propios clientes, a los que plagia sus artículos mejor vendidos con su línea Amazon Basics. Tomamos nota.

En realidad estábamos hechos un lío. Aunque no somos de derechas ni de izquierdas, creemos en la libertad, tenemos fe en el mercado y hemos leído un montón de cosas de economía, y no nos cuadraba mucho que la política económica de EEUU consistiera en beneficiar a una serie de empresas desde el Estado. Esto nos hacía sentir incómodos porque nos consideramos liberales “de libro”, y creemos que la “mano invisible” del mercado proveerá, pero a veces parece que el mercado necesitara del Estado para que provea y reparta en favor de las corporaciones que toquen, ya sea por motivos geoestratégicos o por mera devolución de favores. Al final pensamos que era mejor no darle muchas vueltas y ser positivos, todo el mundo sabe que si trabajas mucho y proyectas éxito y cosas positivas, lograrás tus objetivos, así que continuamos trabajando en la idea que nos catapultaría al Top 5 del IBEX 35.

Estábamos de acuerdo en que, si fuéramos Jeff Bezos, preferiríamos Madrid a París para nuestro negocio, eso era evidente. Por lo visto, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, declaró que vigilarían al gigante americano en “la preservación del comercio local, la calidad de vida de los residentes, la polución generada por los vehículos y las condiciones laborales”. No sé en qué mundo vive la señora Hidalgo, pero a mí eso me suena a comunismo. Por otro lado, el Ayuntamiento de Madrid simplemente se alegró de la puesta en marcha del servicio de Amazon. Está claro que Carmena no quiere echar combustible a la máquina del fango y eso es bueno para los negocios y, por tanto, para los potenciales entrepreneurs como nosotros.

Nos dimos cuenta de una cosa, y es que resulta que los peligrosos comunistas de Ahora Madrid sólo pueden aspirar a una mejor y más eficiente gestión del capitalismo (aquí nos reímos bastante, la verdad). Como futuros grandes empresarios, estábamos de acuerdo en que no era nuestro problema que la flota de 50 nuevas furgonetas y bicicletas eléctricas pudieran causar algún tipo de impacto en el tráfico madrileño, y que daba igual si los conductores son jóvenes inexpertos con miedo a que les despidan, que hay muchos deseando estar ahí. Si tienen que correr para llegar a tiempo con el GPS en la mano y el cliente metiendo prisa, es algo positivo para ellos, así ganan experiencia. De hecho deberían dar gracias por el puesto de trabajo, Amazon bien podría estar utilizando drones en vez de chavales.

Pero lo más importante es que se nos ocurrió la idea que nos hará riquérrimos: el futuro está en crear un servicio de mayordomo on-demand a quien puedes llamar desde nuestra APP para que te traiga el tabaco o unos condones a las dos de la madrugada, o que te lleve a los críos al parque y recoja el traje del tinte. Lo de la Seguridad Social ya lo podríamos ver más adelante.

Si te gusta el servicio (el sirviente) puedes valorarlo con estrellitas o guardarlo como favorito, y pedir que venga siempre el mismo, una especie de Über o MyTaxi pero con asistentes personales. La APP se podría llamar MyYordomo o MyChacha, por ejemplo. ¡Menuda idea! Nos podríamos hacer de oro juntando este modelo con el de JobToday, ¡acabamos de inventar un nuevo concepto: el Servants as a Service (SaaS), o Sirvientes como Servicio, nos lloverán los business angels del cielo!

Estoy seguro de que con este negocio cumpliremos nuestro sueño de ser capitalistas: la idea la tenemos, ahora sólo nos hace falta un garaje, algunos millones de financiación y mucha gente con experiencia; sólo nos falta el capital, vamos, nada importante. Y como empresarios españoles, tampoco vendría mal un asesor fiscal que se sepa los truquillos para no pagar impuestos y tener algún amigo en el gobierno que nos eche una mano con financiación estatal, que nosotros también queremos vivir al calor del BOE. Aunque no sería durante mucho tiempo, porque este negocio sí que podría funcionar por sí mismo sin mucho dinero público ni mucha corruptela.

Incluso podríamos ofrecer alquiler de famosetes por horas. Quién sabe, seguro que Leticia Sabater estaría encantada viajar en dron hasta nuestro botellón con una bolsa de hielo y de cantarnos la Salchipapa a 10€ la hora. ¡Ahhh, imaginad el potencial de nuestra APP para el sector de las drogas y la prostitución si no existieran las incómodas legislaciones y regulaciones! ¿Os hacéis una idea de la de dinero que nos ofrecerían por todos los datos que podríamos recabar? La policía y todas las empresas llamarían a nuestra puerta. Puede que podamos lanzar nuestra propia plataforma de Big Data…

Al final, emocionados porque el universo comenzaba a conspirar a nuestro favor, nos despedimos y nos fuimos a la cama con una gran ilusión en la cabeza: el capitalismo es una maravilla y nos ha dado la oportunidad de hacernos ricos, sólo espero que nadie nos robe la idea.