Hoy, 9 de noviembre de 2016, el mundo asiste atónito a la ascensión de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de América. Los mercados bursátiles han experimentado pérdidas abruptas, todos los estamentos del statu quo han entrado en pánico a lo largo y ancho del globo. Tan sólo se sienten satisfechos elementos de extrema derecha como Le Pen o los “peperos”, esos fascistas de libro made in Spain.
Las cabezas pensantes del sistema no entienden bien cómo este estrambótico anti sistema de Trump ha podido ganarles en su terreno, a pesar de la diferencia de medios durante la campaña, a pesar del descrédito objetivo del personaje, a pesar del abandono y rechazo que ha sufrido por parte del Partido Republicano. No dan crédito.
El fenómeno Trump responde más a las consecuencias de la deriva neoliberal de la economía mundial que al propio desarrollo de la campaña electoral estadounidense. En mi opinión, el capitalismo salvaje, el neoliberalismo, las políticas de austeridad y la globalización, el sistema, en suma, se han pasado de vueltas. En términos coloquiales: han tirado demasiado de la cuerda y se ha roto.
El temor generalizado ha sido la eclosión en Europa de partidos neofascistas, lo cual es un hecho asentado en Francia y un fenómeno preocupante en Grecia, Alemania o Austria, siendo en España una realidad no reconocida, puesto que el PP es el heredero directo del franquismo. Mientras en Europa nos mirábamos el ombligo, el huevo de la serpiente eclosionaba al otro lado del Atlántico.
La población desideologizada, empobrecida y arrinconada por el sistema, encuentra sus nuevos mesías, una esperanza y un motivo para la movilización en los movimientos fascistas y xenófobos. Esta situación es una consecuencia de décadas de labor derechizante sobre la población, de la cooptación de los partidos socialdemócratas y de la criminalización de los partidos de izquierda, desarrolladas por los poderes políticos capitalistas, con el apoyo entusiasta de los poderes financieros y mediáticos. Y héte aquí que, cuando se han visto abandonados, los pobres, educados en la demonización de la izquierda, al volverse hacia atrás, sólo han encontrado a Trump.
En los próximos meses veremos si el statu quo es capaz de analizar la situación y cómo reacciona. Lo que está claro es que, en el lado opuesto, las alternativas de izquierdas deben reforzar su carga ideológica, alejarse de los partidos del sistema y priorizar la pedagogía política, la coherencia y la humildad personal. No creo que el mundo necesite a Trump, pero está claro que necesita una alternativa que prime lo común, lo de todas, frente al individualismo y la mercantilización. Y esa alternativa no nos la va a dar la derecha.
Necesitamos el coraje y el trabajo de todas, la inteligencia colectiva. Sabemos que el enemigo es un Goliat y nosotras muy pequeñas, pero ahora no podemos abandonar. La lucha debe seguir ahora más que nunca.
Ya sabemos quién jaqueó los ordenadores de Clinton y publicó la información de sus correos. No fue Rusia ni Assange ni Putin ni Enki, el capitán de los annunakis. Fueron los peperodelibro ultraderechistas y machista-populistas, en contubernio con Le Pen y la bruja Avería.
Y yo me pregunto, ¿ donde está la izquierda ?. Cada día me siento mas como en aquella película de terror de los 50, la de las vainas, donde sustituían a las personas por alienígenas. Así me parece esta nueva izquierda con la que no se puede debatir. Todo el que no está de acuerdo con ellos es xenófobo, machista, fascista, nazi, caca, culo, pedo, pis. Una ola de progresismo globalista ha llegado a Occidente de la mano de las grandes oligarquías, y se ha empleado a fondo mediante técnicas de ingeniera social, sirviéndose para ello de la enseñanza oficial y los grandes medios de comunicacion. Hoy es un día de optimismo.
El PP no apoya a Trump se cambia de chaqueta para evitar ser procesado es decir le pelotean como la Merkel para que todo continue igual, les va a dar igual Trump va a hacer lo que tiene que hacer y el que no haga las cosas bien acabara donde están los delincuentes, La Carcel.
Ana Barba, la gente esta hasta el culo de la inmigración, del buenismo y todo el gilipollismo progre, por eso han votado a Trump.
Aqui en España muchos odiamos al regimen del 78 pero preferimos seguirles votando porque la alternativa es mucho peor, significaria la ruptura de España y probablemente una invasión muchisimo mayor de inmigrantes de la que ya hemos tenido.
De acuerdo, pero Trump debería darse cuenta que él también es descendiente de emigrantes que llegaron a EE.UU. para tener una vida mejor. El sol sale igual para todos (un proverbio).
Ana Barba echando toda la bilis progre por la boca jajajaja.
En el mundo hay 7.400 millones de personas y ya no cabemos todos, en el titanic no habian botes para todos, es lo que hay…. EE.UU ha recibido millones de inmigrantes en las ultimas décadas pero todo tiene un límite.
Eso os pasa por querer meteros en el mismo sitio, donde estoy yo caben más y a menudo veo pueblos que no hay casi nadie…
En el Titanic… hubo más fallos que el iceberg y el fallo no es una necesidad.
1.- Anoche, precisamente porque leí esto, me puse a escuchar 13 Tv para ver si es verdad que los “peperodelibro” estaban por Trump. Y parece que no, los “peperodelibro” coinciden más bien con su opinión, igual que falangito, que acusa a Pablito de ser de Trump porque es un populista malo y Pablito se mosquea. Además le hicieron una entrevista a Margallo y también decía que Trump se comía los niños.
2.- Un nota que ha tenido 11 mujeres y que ahora con 70 está con una modelo de 40 no creo que se trate de un misógino precisamente. Si se ha casado 11 veces no parece que sea tampoco repudiado por las mujeres precisamente como han pretendido vender, más cuando ha sido masivamente votado por ellas. Habría que ver si en vez de ser un multimillonario de 70 años no tuviera ni un duro como sería la cosa de su éxito con las mujeres desde luego pero eso no os lo preguntaréis las feministas naturalemente.
3.- Lo que sí es bastante chungo en Trump es el racismo, su xenofobia y su opinión sobre los inmigrantes. En cuanto al resto, si cumple con lo que dice, acabar con la organización terrorista OTAN, las guerras imperialistas, el gasto armamentístico, establecer buenas relaciones con Rusia, acabar con el TTIP, etcétera, será un paso muy progresista en comparación con los presidentes que ha tenido Estados Unidos y para lo que es EE.UU, si no lo cumple, pues entonces será una estafa como el Chiripas ese. Así de simple.
Trump ha sido elegido por el pueblo como lo era reiteradamente Chávez, otro malo malísimo. Ninguno de los dos eran precisamente lo que que quería el establichment, pero sí el pueblo. Todo lo que no quiere el establichment por lo visto es populista. Entonces ser populista es no hacer lo que los listos y enteraos del establichment quieren y bailar al son que le indican?
11 mujeres para toda la vida. La mayoria aciertan a la primera
Qué mala es la envidia.
Las uvas están verdes… pero nada se opone a que sea verdad jajaja
Necesitar sería excesivo. Pero si lo que haces no funciona lo lógico es hacer otra cosa
El particular sistema electoral norteamericano ha dado el triunfo al Sr Trump y a la américa deprimida, nostálgica del “sueño americano”, aquel de predominio blanco, bastante menos multicutural y asentado en la seguridad y bienestar de amplias clases medias y trabajadoras. En voto popular ha ganado, sin embargo, la américa cosmopolita e imperialista, en su versión más globalizada y agresiva, que se corresponde con la suma de los votos del Partido Demócrata y de la escisión republicana del Partido LIbertario, que ha obtenido en esta elección presidencial más de cuatro millones de votos. En cualquier caso, lo importante a subrayar consiste en que esta distorsión del mecanismo electoral, ha dejado aflorar un fenómeno social profundo subyacente, cual es la expresión del descontento y repulsa de amplísimos sectores populares y nacionales a las consecuencias de la globalización capitalistas. Los sectores de la economía norteamericanos más globalizados (las finanzas, el complejo militar industrial, nuevas tecnologías, las grandes transnacionales) y los grupos sociales a ello anudados, la oligarquia, las clases medias altas, profesionales, etc han apostado por el continuismo globalizador, por la absoluta libertad de los capitales, por eliminar (manu militari si es necesario) las trabas al comercio, incluso si ello suponía la deslocalización de importantes sectores productivos, que han dejado sin empleo y sin el “sueño” americano a millones de norteamericanos trabajadores. Para esta alta burguesía americana y sus aliados sociales el escenario macroeconómico de sus balances empresariales ya no es la nación sino el sistema mundo. Y su política internacional se confunde constantemente con la ingerencia y agresión bélica para imponer sus necesidades económicas. No menos importante caracteristica de esta bloque social imperialista es su querencia por el desorden en todos los ámbitos (en realidad, es su forma natural de gobernanza), inclusive en la conformación de la sociedades, prefiriéndolas “abiertas”, con una amplia amalgama de etnias y culturas, entrelazadas en espacios de inseguridad, miseria, cuando no criminalidad, en aras en convertir el mundo social del trabajo en una babel deslabazada y supranacional de imposible comprensión. A la defensa de la glamurosa libertad planetaria de los capitales y del cómodo cospomolismo del presunto y rico ciudadano del mundo, la ideología globalizadora nos presenta como ventaja de la libertad la sufrida, miserable y criminal odisea a que millones de seres humanos se ven sometidos en forzados exilios económicos y vitales, Y frente a ello se ha sublevado gran parte del pueblo americano: los trabajadores blancos y afroamericanos de la industria deslocalizada; los latinos ya nacionalizados pero cansados de una inmigración constante que los sumerge indefinidamente en los arrabales de la inseguridad y criminalidad; los sectores profesionales y productivos que no dependen del mercado global. La expresión política que han encontrado para manifestarlo, el populismo xenofobo de un magnate, no es, ni mucho menos, un esperanzador signo. Pero este magnate les promete reconstruir el pais; les promete OBRA PUBLICA y trabajo; les promete menos inmigración y, por tanto, menos competencia salvaje en el mercado de trabajo y más seguridad en sus vidas y en sus ciudades. Y les promete cuidar de la producción nacional, evitando deslocalizaciones y recuperando sectores desmantelados. Les promete, en suma, un ESTADO nación protector. Es aún una incógnita el desenvolvimiento real de la acción de gobierno del Sr. Trump; pero su intervención de hoy, dirigida al resto de las naciones, no ha sonado tan belicista como la de las tipicas presidencias demócratas o republicanas.
Hoy se preguntaba el compañero Errejón cuál habría sido el sentido común con el que Sr. Trump habría conectado con ese amplio electorado que le ha dado la victoria. Muy fácil: ponerle nombre y soluciones a las nefastas consecuencias de la globalización capitalista; esto es, reivindicar el Estado Nación protector, repudiar la libertad de comercio y capitales, que no son sino el ropaje con que se enmascaran la claudicación de los pueblos, naciones y sus riquezas a manos de las transnacionales y las organizaciones supranacionales puestas a su servio y creadas ex professo para esa tarea. Y, por último, entender la solidaridad internacional como hermandad de pueblos, culturas y razas desde las soberanías nacionales y espacios físicos y poblacionales ordenados. Y ello en España tiene un nombre: salida de la Unión Europea, del euro y una política de reconstrucción nacional. Aqui, al menos, la expresión política que puede conducir ese descontento no es un magnate. Es Unidos Podemos; a condición, claro, que aplique la política del sentir de la gente común.