Aunque para mi es más importante, de cara a su repercusión sobre la economía, la evolución del nuevo crédito, hoy voy a hablar de la evolución de los saldos vivos del crédito, que en junio han acentuado su tendencia negativa tanto como para familias (-1.9% desde el -1.0% de mayo) como para empresas (-0.6% desde el -0.3% de mayo). Esto es consecuencia del colapso del nuevo crédito durante los últimos meses, lo que hace que finalmente, y a pesar de la omnipresencia de las refinanciaciones, se haya trasladado al saldo vivo total.
En el gráfico se puede apreciar esta nueva caída, después de la leve recuperación de 2010, y también cómo la financiación a las AAPP continúa creciendo a tasas espectaculares, lo que provoca un efecto depresivo sobre la economía al dirigir el escaso ahorro disponible hacia un sector absolutamente ineficiente como éste.