De superioridad moral y otras falacias:
Cada vez que escucho o leo opiniones sobre la ley del aborto, sobre el aborto , sobre el derecho a abortar sufro la misma reacción: un escalofrío me recorre la espalda, un impulso emético atenaza mi estómago y a continuación me asaltan las ganas de gritar. Algunos sonreirán condescendientes y pensarán: ¿ves? Tan progresista y mira lo que dice. Y con ello estarán presuponiendo mucho, demasiado. Y es que no siento náuseas por la gente que se ve obligada a abortar, no, siento náuseas por la gente que se arroga el derecho a decidir por los demás.
Y es que hace muchos, muchos años ya, una vida difícil, la soledad y el aislamiento me llevaron a verme en esa terrible situación. Y digo bien, terrible. Porque ninguna mujer que decide interrumpir un embarazo lo hace de modo alegre o irreflexivo, ninguna mujer que ha pasado por eso puede decir que no le haya afectado. A menudo supone una tragedia vital que marca el resto de su existencia. Con frecuencia es una circunstancia que la lleva a no perdonarse jamás, a arrastrar ese dolor sordo el resto de su vida. Algunas veces es un dolor que permanece oculto, aletargado, acechante, pugnando por salir en cualquier momento de debilidad. Otras veces es un dolor camuflado que endurece el alma y se transforma en odio. Pero rara vez desaparece, rara vez.
Y es por eso que me indigno. Me indigno con aquéllos que desde sus púlpitos civiles o religiosos pretenden tener una autoridad moral que los capacita para decidir por todas nosotras, con aquéllos que sin pretender poseer autoridad si creen tener superioridad moral, defienden “unos valores”, “la vida”, según ellos… pero son los mismos que permiten que haya niños que no pueden comer tres veces al día porque eso es comer por encima de sus posibilidades, y lo dicen desde sus coches oficiales, o los que compran sin remordimiento la ropa “made in Bangladesh” o “made in India” aún a sabiendas de que detrás hay un pequeño ejército de niños esclavos. Doble moral, doble rasero, o, como dice un amigo mío “doblepensar”.
Y es por eso que no consiento que nadie las juzgue, nos juzgue, las condene a irse a otro país para solucionar su problema o si carecen de los recursos necesarios, a ir a la vía clandestina, tan peligrosa y que tantas muertes ha causado. Y es por eso que me indigna y me subleva que unos seres cuya moralidad no es dudosa, si no muy claramente infame, modifiquen las leyes a su antojo, un paso de gigante hacia atrás, una sinrazón solo justificable desde una perspectiva mezquina y equivocada.
No consiento que se las condene, se nos condene. La decisión en si misma es suficiente dolor.
No a la criminalización del derecho a abortar.
Vaya por delante que no pretendo criticar la actitud de nadie, porque yo mismo me vi envuelto como padre en la misma situación que describes, aunque en este caso la decisión fue diferente. Puedo empatizar contigo en la descripción que haces de cómo se siente una persona o concretamente una madre, ante esa situación y el resto de su vida después de tomarla. Sin embargo, no comparto tu opinión en cuanto a que el sufrimiento per sé, acarree el derecho a tomar la decisión. La vida es algo tan increíble en sí mismo, que la única vida sobre la que deberíamos tener derecho a decidir es la nuestra propia. Es decir: el suicidio. El supuesto derecho de la madre a terminar con la vida que lleva dentro de sí, no es más que un subterfugio intelectual que pretende disfrazar situaciones de debilidad, de miedo, indefensión y egoísmo. Tenemos derecho a ser o sentirnos débiles, miedosos, indefensos o egoístas, pero no creo que ello, nos dé el derecho a decidir sobre una vida. Dicho esto, me parece un gran adelanto vivir en una sociedad que haga leyes que protejan potenciales desarrollos vitales tratando de impedir que la gente que ha cometido errores o se siente débil o desamparada, tenga derecho a actuar en contra de la vida ajena. No mezclemos churras (aborto y decisión sobre vidas ajenas) con merinas (sociedad llena de hipócritas). Me parece pueril hacer el silogismo de que porque esas leyes las promueven personas amorales, entonces la ley también lo es.
No se trata de que el sufrimiento dote del derecho a tomar la decisión, no es eso lo que defiendo. De lo que se trata es de que el sufrimiento es suficiente como para que la condena sea innecesaria e injusta. El quid está en que nadie tiene la superioridad moral que lo capacite para dar o quitar derechos. Los derechos son inalienables e inmanentes, nadie puede otorgarlos.
yo por mi parte solo deseo decir 2 cosas:
primero aun recuerdo con sufrimiento el dia que a los 6 años de edad, mi madre me dijo que tenia que acabarme un plato de comida, y que pensase en los pobres niños de africa que morian de hambre.
ese dia, realmente comprendi que hasta la muerte vende, y comprendi, el conformismo moral real hasta de una madre, incluso si es la propia, capaz de servirse del todo para validar un interes.
Segundo: respecto a tu comentario:
yo no conozco la lista de derechos inalienables e inmanentes.
¿ la conoces tu? ¿ la conoce toda la sociedad o las comparte toda la sociedad para que puedan serlo,
en cualquier caso te dire que hasta me parece mas digno el argumento del tipico: “la pegue por que la queria”, que el de: “me duele mas que a ti”… no se yo soy a si, entiendo realmente qeu alguien por amor, pueda llegar a arrear ostias limpias……. lastima que la sociedad no lo entienda asi…… y sin embargo si entiende pro lo visto, el me duele mas que a ti………… AUNQUE LO COJONUDO ES QUE SON JODIDAMENTE SINONIMOS…….
Estoy con daviddesalamanca. Quién decide la lista de derechos inalienables? Los es el poder terminar el desarrollo de un feto no nacido? Lo es venir a golpearte y robarte tus posesiones porque a mí me apetecen y soy más fuerte que tú? Lo es venir a forzarte sexualmente porque ese día me apetece y tengo la fuerza física para hacerlo? O bien llegamos a la conclusión de que no existen los derechos y es la sociedad quien a través de evolución y acuerdos los OTORGAN, o bien concluimos que todo el mundo tiene derecho a todo, y nuevamente son las sociedades las que a través de evolución y acuerdos, los LIMITAN. Dicho eso, podemos discutir si una sociedad debe PERMITIR/DENEGAR el derecho al aborto. Mi opinión es que no se debe permitir, y tu opinión, que sí debe de ser lícito. Quizá lo justo sería que la mayoría informada decidiese. Pero lo que no es de recibo (pienso), es el reclamar que las convenciones de la sociedad en la que vivimos, no apliquen a nosotros en aras de no sé qué patente de corso (que ya es suficiente el peso que uno carga por ello). Si la sociedad en la que vives, decide que el aborto es delito, la sociedad tiene todo el derecho a aplicar sobre tí la culpa que comúnmente establezca. Luego tú, internamente podrás sentirte injustamente tratada, pero creo que no tienes derecho a exigir que globalmente se te apoye en tu particular visión del asunto. Y en cuanto a la supuesta amoralidad de la norma por que es promulgada por gente inmoral, pues nuevamente, no estoy de acuerdo. A mi, me repulsan prácticamente todos y cada unos de los gobernantes/legisladores/poderosos de este país, y sin embargo, estoy totalmente a favor que que el aborto esté penalizado.
“Es una suerte que yo crea que el derecho a expresar libremente las opiniones personales si está en la lista de los inalienables”. Encima habrá que darte gracias por perdonarnos la vida y dejarnos opinar. Qué curte e infantil, la verdad. Si quieres censurar, censura porque es tu página Web y si no quieres censurar, no censures por el mismo motivo, no porque el resto tengamos que agradecerte que nos respetes el derecho “inalienable” a opinar. La libertad individual en sociedad (parece mentira que a ciertas alturas no lo tengamos claro) es un oxímoron. En el momento en que decides vivir en sociedad, tu libertad individual deja de existir, para pasar a ser “la libertad personal que la sociedad considera que debes tener”. Es el precio que se paga en una sociedad desarrollada para proteger al débil del malvado o del fuerte. Si estás por las libertades individuales inalienables sin que el prójimo pueda limitártelas, como comentas, entonces corres el riesgo de que tu lista de “inalienables” no coincida con la cualquier otro más fuerte y malo que tú. Ello nos lleva a la barbarie. Puedes irte a cualquier país Subsahariano, a muchos de Latinoamérica o a algunos de Asia para entender en propia carne lo que significa “libertad individual inalienable” y sus implicaciones. Además: De qué libertad individual como madre hablas? Es que una mujer puede concebir por sí misma? Es que una mujer por si misma puede practicarse un aborto con garantías? Yo creía que se necesitaba un médico o por lo menos a alguien que fabrique los fármacos para ello. Así que menos rollos pretendidamente filosófico-libertarios y un poco más de rigor intelectual. Si estás a favor del aborto, perfecto porque tienes todo el derecho a tener tu visión. Pero me parece que somos ya mayorcitos para el rollete ese adolescente del “yo decido como es el mundo y cómo deben funcionar las cosas…”.