Mi amiga Conchi me ha pedido opinión sobre los distintos procesos políticos de convergencia que se están dando en España en este principio de 2014 con motivo de las elecciones europeas. Para centrar el tema, creo que habrá que hacer algunas definiciones y un poco de historia. Así que, ahí va:
Según Wikipedia, “Izquierda Unida (IU) es un movimiento político y social español formado en 1986 e inscrito como federación en el Registro de Partidos Políticos desde noviembre de 1992. Su objetivo es la transformación social hacia un sistema socialista democrático, fundamentado en los principios de justicia, igualdad y solidaridad, y organizado conforme a un Estado laico, federal y republicano.”
Esta definición puede justificar mi afirmación de que IU es algo muy complejo en cuanto a funcionamiento y organigrama, pero muy claro en cuanto a objetivos.
Como federación de partidos, está formada por:
1.-PCE (Partido Comunista de España)
2.-UJCE (Unión de Juventudes Comunistas de España)
3.-CUT (Candidatura de Unidad de los Trabajadores)
4.-IR (Izquierda Republicana)
5.-IzAb (Izquierda Abierta)
6.-POR (Partido Obrero Revolucionario)
Hago esta relación para evidenciar que IU no es un partido, son seis diferentes y no siempre de acuerdo en sus modos o fines, aunque si en los grandes objetivos.
“En noviembre de 1990 se celebra la II Asamblea Federal de IU, que confirma a Julio Anguita como coordinador. En aquella asamblea, se acuerda no pactar con el PSOE por considerar que había traicionado los “ideales de la izquierda”. Anguita fue reelegido en 1992, 1994 y 1997, si bien a partir de 1992 debe enfrentarse a una corriente crítica organizada denominada Nueva Izquierda, de ideología socialdemócrata y partidaria de la Tercera Vía, que aglutina a una parte de los sectores de IU ajenos al PCE. Numéricamente Nueva Izquierda era exigua, pero contaba en sus filas con cargos públicos y dirigentes como Nicolás Sartorius, Diego López Garrido o Cristina Almeida, que aparecían con frecuencia en los medios de comunicación, y mayoritariamente partidarios de consolidar IU como órgano político independiente de las formaciones que lo crearon, hasta transformarlo en un partido que colaborara estrechamente con el PSOE. En 1993 Julio Anguita anunció la crisis del Estado, ya que consideraba que el gobierno de Felipe González (PSOE) únicamente estaba “parcheando” los problemas, apostando por el negocio “rentable y rápido”, lo cual daba lugar a casos de corrupción. Rechazó la precariedad en el empleo, el cierre de empresas y la destrucción del tejido industrial y resaltó las “grandes coincidencias” de las propuestas del PSOE y del Partido Popular y lo falaz de una situación centrada en el enfrentamiento verbal entre González y José María Aznar, “que traen a la memoria el bipartidismo de Cánovas y Sagasta”. Anguita elabora la teoría de “las dos orillas” y el “sorpasso“: PP y PSOE se encontraban en la orilla derecha, con el neoliberalismo, e IU en la orilla izquierda, con los trabajadores.” (Wikipedia)
Todo eso sucedió hace más de veinte años, pero si no ponemos fechas, parece un relato de lo que sucede ahora mismo.
El techo electoral alcanzado por IU en 1996 con 21 diputados se fue desmoronando hasta alcanzar un mínimo histórico de 2 diputados en 2008. Durante esos 12 años se sucedieron escisiones y coaliciones que complicaron el panorama político de izquierda y que todavía arrastran muchas de sus fricciones y desencuentros, dificultando en extremo la unidad de las distintas corrientes en un frente electoral común.
Una de esas escisiones es Izquierda Anticapitalista, partido que sustenta la iniciativa Podemos, liderada por Pablo Iglesias. Incluso dentro de EQUO encontramos a antiguos miembros destacados de IU.
Entre 2009 y 2010, IU lideró un proceso de refundación de la izquierda, acercándose a partidos de izquierda extraparlamentaria, partidos ecologistas, partidos nacionalistas, sindicatos y organizaciones sociales de todo tipo. Este proceso culminó en una coalición electoral en 2011, formada por diversos partidos nacionalistas y de izquierda, llamada La Izquierda Plural, que obtuvo 11 diputados. Otro muy buen resultado fue el obtenido en Galicia con AGE, que se considera el ejemplo que hay que seguir en materia de convergencia de izquierdas, aunque, en general, los resultados autonómicos para IU en coalición con ecologistas y nacionalistas fueron muy superiores a años anteriores.
Y este es, Conchi, el panorama que veo desde mi ventana:
Estamos ante una reedición del intento de convergencia de hace cuatro años, con la salvedad de que el deterioro social, económico y político del país nos ha traído ciertas iniciativas lideradas por gente mediática: Elpidio Silva y Pablo Iglesias. Y, por otro lado, las iniciativas ciudadanas con objetivo electoral también han hecho acto de presencia: SUMA y AdA.
Mi interpretación: el panorama puede verse influído por las asambleas ciudadanas, que reclaman su cuota de decisión, que no de representación. El indudable liderazgo de Iglesias y Silva puede torcer el devenir natural de las coaliciones clásicas, más incluso que las asambleas ciudadanas, por desgracia. Tengo mis dudas sobre si todo unido conseguirá democratizar los procesos y hacer que los ciudadanos se sientan partícipes y empoderados, o todo quedará en agua de borrajas. Si solo se trata de un movimiento vertical más, todo estará perdido, a mi modo de ver. Solo se logrará más de lo mismo, un maquillaje del R-78 que no cambiará nuestra precariedad, que no hará que recuperemos los derechos perdidos. Solo espero que, entre todos, seamos capaces de verlo, de ser generosos y, más allá de buscar componendas electorales, iniciemos el camino de la ruptura, con un Proceso Constituyente, la única vía válida a mi modo de ver.