Sobre la importancia de cambiar los modos políticos:
La inminencia de las elecciones europeas ha desatado en todo el espectro político un furor inusitado. Aparecen nuevas formaciones políticas a derecha e izquierda.
Las opiniones a favor y en contra de los líderes, nacientes o renacidos, surgen por doquier. Hasta los más recalcitrantes antipolíticos parecen haber despertado súbitamente a la cordura, a admitir la importancia de la res pública en las vidas de todas las personas.
Y es que, para no ser súbditos, debemos ser ciudadanos, con todos los derechos y obligaciones que eso conlleva. Pero si no adquirimos compromisos, si no aceptamos nuestras obligaciones ciudadanas, no dejaremos de ser súbditos, tendremos solo los derechos que nuestros gobernantes quieran graciosamente concedernos. Lo que les convenga a ellos.
Partiendo de estas premisas, queremos reivindicar el trabajo de quienes durante meses han debatido, han invertido sus conocimientos y experiencias, han creído en un proyecto desde abajo. Diversas plataformas ciudadanas llevan mucho tiempo, en torno a un año, trabajando por un modelo político ciudadano, en el que los de abajo cuentan, opinan, deciden y se empoderan. Sin tutelajes, sin concesiones, o tan sólo la concesión de conseguir el consenso, articular mayoría.
Justo hoy se nos propone lo contrario desde los nuevos cenáculos que surgen al calor de las próximas elecciones. O bien procesos cerrados, o bien procesos de elección abierta pero, francamente, dirigidos desde tarimas mediáticas y sin haber trabajado en común su programa, un ideario concreto y compartido o las propuestas organizativas para su formación. Aunque ese es el camino y aún es posible trabajarlos. La labor de años en la calle, en las asambleas populares o en los movimientos sociales, parece no valer para muchos tanto como apuestas de este tipo.
Creemos que existe un punto intermedio, creemos que debemos seguir apostando porque los nuevos liderazgos se parezcan a la nueva sociedad, horizontales, compartidos, participados, abiertos y permeables, y al mismo tiempo, no renuncien al carisma o al efecto de los medios de comunicación, sino que refuercen su labor.
Por eso, algunos y algunas seguimos en la brecha, contra viento y marea. Creemos en esa política, en las propuestas surgidas de la calle, en el trabajo honesto.
En Suma, un espacio abierto a toda la ciudadanía, llegamos a la conclusión de que era necesario defender determinados puntos programáticos que, surgidos del consenso, conformasen un programa ambicioso, rupturista, representativo del sentir general de la mayoría social y que sean solo el principio, ya que, habrá que desarrollarlos, seguir trabajando entre todos para que nuestros representantes políticos, los que elijamos a partir de ahora, defiendan ese ideario, lo apliquen y demuestren que hay otro modo de hacer política.
Por eso proponemos buscar a nuestros representantes entre la gente, entre quienes ya trabajan desde hace años por defender los derechos de todos nosotros/as, pero que tienen en su raíz esa nueva forma de entender la vida pública y las relaciones político-sociales. Hay vida política más allá de los “líderes” de aparato y hay primarias y listas abiertas más allá de nuevos mesías. Solo tenemos que buscar, solo tenemos que leer con atención las propuestas, y solo tenemos que mirar alrededor. Es nuestra obligación como ciudadanos.