CIUTAT MORTA Y CRISIS: Reflexiones desde Pamplona al hilo de un post de Antonio Turiel
A raíz de la emisión del documental “Ciutat Morta” en la televisión catalana el sábado pasado, se ha desatado una especie de ola de indignación por los hechos ocurridos. El documental, que narra el trágico caso del 4F, fue seguido por más de medio millón de personas y acumula más de cien mil visualizaciones en internet. Además, la torpe censura de 5 minutos importantes en dicha emisión ha generado el efecto contrario y ha aumentado si cabe el escándalo.
Todo esto ha dado lugar,entre otras cosas a una movilización en Barcelona, y a la petición, en principio frustrada, de reapertura del caso por parte de algunos agentes políticos catalanes.
Diversas personas que seguimos en su momento el caso, y que ahora estamos al tanto de las publicaciones en torno a la crisis energética, nos hemos sorprendido gratamente cuando en el mejor blog en castellano sobre el asunto (junto con crisisenergetica.org), conducido por el Doctor Antonio Turiel, ha aparecido un artículo dedicado a reflexionar sobre este espinoso asunto. Sin embargo, creemos necesario retomar el hilo iniciado en el artículo de Oil Crash para intentar profundizar sobre algunas cosas que se apuntan, y precisar otras que creemos que son matizables o discutibles.
1.- El trabajo de difusión del escándalo del 4F lleva realizándose desde que ocurrieron los hechos allá por 2006. En la misma ciudad condal quien redacta estas líneas acudió a una charla que dio la madre de Rodri en el Barrio de Gracia durante las fiestas estivales de aquel año. Las personas que allí estuvimos salimos horrorizadas por el montaje policial en marcha y por las duras consecuencias para las personas implicadas, aunque no tan sorprendidas puesto que esta práctica ha sido frecuente como estrategia de criminalización de movimientos populares. Durante estos años se ha llevado a cabo una importante campaña de apoyo a la que, por desgracia, pocos medios han prestado la atención merecida.
Por esta razón, nos parece profundamente hipócrita la reacción del alcalde de Barcelona que ahora pide “reabrir el caso”, así como la de algunos partidos políticos que ahora, quién sabe si por la cercanía de las elecciones, piden dicha reapertura pero que ni se habían inmutado durante todos estos años (excepción hecha de David Fernández de las CUP). Hay que recordar que el DVD del 4F se editó con el título “Ni oblit ni perdó” hace ya más de un año, y en un ejercicio de mínima coherencia con su discurso democrático debían haberse preocupado mucho tiempo antes de prestar atención a este asunto. Podían haberse preguntado, por ejemplo, por los motivos que llevaron en 2013 a la irrupción masiva en un cine para proyectar y ver esta cinta ya en 2013, tal y como se menciona en el reportaje.
2.- De la lectura del artículo de Antonio cabría hacer cierta interpretación que nos parece incompleta. Según sus palabras, se dicen cosas en torno a los jóvenes protagonistas que cabe matizar:
Para estos jóvenes, caer fuera de los márgenes calculados de la sociedad suponía, sin que ellos lo supieran, que perdieran su consideración de seres humanos.
Y
Ellos creían pertenecer a un Estado de derecho y de repente se dan cuenta de que no, de que esa manta cada vez más pequeña en la que habían creído ya no les cubre a ellos.
Y
Mientras unos se ensoñaban en lujosos restaurantes en cómo llenar aún más sus enormes bolsillos, estos jóvenes buscaban un hueco que nadie les había reservado en esta sociedad;
Creemos que de estos párrafos podría desprenderse por un lado que estos jóvenes afectados no eran conscientes de lo que les pasaba, de las causas que hacían su vida cotidiana anterior al suceso algo más o menos duro, y que incluso creían pertenecer a una sociedad que ahora, sorprendentemente para ellos, les daba la espalda. Pensamos que estas afirmaciones exceden lo que puede decirse de los protagonistas de la historia. Hay que tener en cuenta que gran parte de la campaña del 4F ha sido fomentada por sectores próximos a los ambientes libertarios, donde es de justicia reconocer que ha habido una conciencia bastante más avanzada de las causas de la degradación social que la que se podría observar en la media de la futbolizada sociedad en la que vivimos. (Cabe decir, por ejemplo y sin que signifique nada, que el tema del cénit del petróleo había sido tratado en diversos artículos del ámbito anarquista antes incluso de que se iniciara el blog Oil Crash: libro sobre la energía y la dominación con alusiones directas al asunto en 2006, artículo en la Ekintza Zuzena en agosto de 2007, primera traducción extractada del libro de Kunstler en junio de 2007 en la revista Resquicios, e incluso se pudo ver en algunas distris alternativas por esos años una edición en folleto del célebre “Un cuento de terrorismo energético” de Pedro Prieto). Y es más lógico suponer que eran bastante conscientes de donde se encuentran las causas políticas de lo que nos oprime. Decir que “creían pertenecer a un Estado de derecho” es algo quizá demasiado atrevido y que, intuímos, tiene bastantes visos de ser incorrecto si se lo preguntáramos a las protagonistas. No creemos que los afectados hayan esperado nunca nada del Estado, pero en cualquier caso, sería a ellas y ellos a quienes les correspondería pronunciarse.
Finalmente, también nos parece preciso recalcar que el que ellos “buscaran un hueco en esta sociedad” o que “no han escogido estar donde están” solo es entendible como un comentario referente a lo económico. Si se habla así, de un hueco para sobrevivir materialmente, de una manera de salir adelante el día día (y es así como se afirma en el artículo), bien puede ser cierto que ellos pertenezcan a esa parte de la sociedad precarizada a la que no le quedan muchas opciones. Pero es importante que esto como no se asuma como una posición política, ya que estaríamos quizá sobreinterpretando. ¿Acaso no es posible que Rodri y el resto de personas afectadas se posicionen abierta y activamente en contra de este sistema? ¿Acaso no puede ser cierto que aunque pudieran acceder a los “lujosos restaurantes” ellos prefieran combatir al Estado y al capitalismo del lado de los desfavorecidos? Si esto fuese así, su situación diaria y su posible participación en el combate frente al sistema no sería justo que se calificasen como una especie de única alternativa posible.
3- En el artículo se afirma que los guardias urbanos corruptos implicados en el asunto son una minoría y que la mayoría de la guardia urbana es honrada, haciendo su trabajo honestamente, se ven perjudicados por este tipo de sucesos debido a un hipotético ensuciamiento injusto de su imagen. Incluso se sugiere que el guardia urbano en coma podría pertenecer a ese tipo de agentes honestos. Sobre esto vemos oportuno hacer una reflexión. Quien elige entrar en los cuerpos armados del Estado a cambio de un salario está eligiendo una posición determinada en la defensa de un orden socioeconómico determinado cuya existencia impuesta tiene graves consecuencias. No sería justo decir que todos los integrantes de dichos cuerpos tienen la misma responsabilidad en ello (desde luego que un ministro de interior es más responsable que un munipa de barrio), y es cierto que esta acusación de colaboracionismo podría de manera algo injusta extenderse a todo tipo de trabajadores que también “reproducirían el sistema activamente”-profesores, administrativos, gestores, así como muchos otros empleos privados. Sin embargo, creemos que ponerse una pistola en la cintura para defender determinado orden social y económico es algo cualitativamente diferente y en absoluto neutral.
No compartimos tampoco la suposición de que la mayoría de los agentes públicos trabajan honradamente, y más cuando podemos consultar informes que sugieren por ejemplo que, no solo en Madrid, los controles racistas están a la orden del día y no son ninguna novedad.
4.-Por último, el texto parece sugerir que es la situación de crisis y la degradación derivada de la carestía energética la que causa el desprecio y la pérdida de derechos de cada vez más personas frente a los poderes fácticos. Nosotros creemos que la tortura y el abuso policial (si es que, cuando es policial, no todo uso es abuso) pertenecen a la naturaleza misma del Estado y no son algo coyuntural de nuestra época de degradación económica. En el artículo Malaise, Turiel citaba una interesante frase que venía a decir algo así como que “la democracia en mi país empezó a morir cuando las noticias que nos llegaban de fuera eran cada vez más escasas e interesantes”. Pues bien, esto mismo es lo que muchas veces sentimos quienes vivimos en las tierras norteñas de la península ibérica, en lo que para mucha gente es un país propio llamado Euskal Herria. Y si atendemos a la censura mediática podría no faltarles razón a quienes así conciben políticamente a estas siete provincias. Ya va siendo hora de que se denuncie públicamente en todo el Estado Español los ataques represivos que se infligen a personas con nombre y apellidos, que bajo la excusa del infundado “todo es ETA” han sido torturadas de manera sistemática, pero también detenidas, encarceladas y dispersadas durante décadas.
Por poner un ejemplo, 28 jóvenes están a la espera de sentencia en un juicio cuyas únicas pruebas son testimonios obtenidos bajo tortura y mientras centenares de personas de esta tierra, conscientes de este atropello, se juegan su físico arropando a éstas y otras personas encausadas por razones políticas (además de en Loyola también en Iruña, Tafalla, Ondarroa, Donosti…) ¿donde se habla de todo esto? ¿Quién habla en los medios, por ejemplo, de la detención de abogadas y ciudadanos que se produjo la semana pasada? ¿Por qué no se dice que se retiró del canal de Youtube de la GC el vídeo en el que se observaba cómo sustraían de la sede de un sindicato sobre el que no recaía acusación alguna el dinero procedente de las aportaciones voluntarias de la gente en una manifestación antidispersión? Todo esto se ha producido durante muchos años y por desgracia la cosa no para. Mientras, la casta navarra y la de la CAV ha estado robando a espuertas.
Pero no sólo aquí, ¿por qué no se denuncia públicamente la detención de las anarquistas en Barcelona? ¿Es la operación pandora otro elemento para la creación de un nuevo sujeto político, de un enemigo interno, un “Emmanuel Goldstein”, a quien temer y en base al cual justificar toda estrategia represiva?
El 4F es, por desgracia, un ejemplo más de algo que es inherente a los totalitarismos; y no es de otra manera como podemos calificar al Reino de España. Existen por desgracia cientos de 4F’s de diversa intensidad. Aunque estos fenómenos se agudicen más que nunca con la llegada de la crisis energética, creemos que las razones que subyacen a este caso y a tantos otros escándalos silenciados residen en aspectos que van más allá de la marginalidad derivada de la situación económica actual. Habría que apuntar a las estrategias de autoafirmación política de un Estado opresor -en este caso el español-, las cuales estaban igual de vivas cuando había crecimientos del siete por ciento.
Conclusión
Esto son simplemente algunos comentarios que creemos que pueden alimentar positivamente un debate crítico. Nos alegramos profundamente de que determinadas discusiones que sólo podían darse hasta hace poco en espacios limitados, penetren en otros círculos y puedan llegar algún día a ser tratados por la sociedad en general. Y esto es posible gracias a la labor de personas como Antonio, a quien agradecemos desde aquí su valentía al publicitar el caso de Patricia, así como todo su trabajo de documentación y de análisis de la realidad energética, del cual nos beneficiamos diariamente para nuestra comprensión de lo que nos rodea.