En marzo 2016, el eximio esteta don Félix de Azúa leyó su discurso de ingreso a la Real Academia de la Lengua Española (RAE) Fue una soflama más política que literaria a la que adornó con algunas florecillas filológicas mayormente encaminadas a aplaudir que la RAE haya incluido en su diccionario el anglicismo serendipia.
Hoy no voy a despotricar contra ese grosero imperialismo mesetario que confunde –intencionadamente-, lengua española con lengua castellana. Pero, como soy un antiguo, sí quiero manifestar que todavía creo en que la RAE debería limitarse a estimular la creatividad interna de nuestra lengua y también a defenderla de las invasiones espúreas. Ahora bien, estaremos de acuerdo en que esa creatividad no depende de ninguna instancia estatal sino que ocurre al contrario: las instituciones están hechas para aplastarla. En cuanto al segundo punto, subrayaré lo de espúrea porque bienvenidas sean las invasiones legítimas pero no las que se imponen por la fuerza institucional. Ejemplos: “internet” podría traducirse como entre-red o red a secas y, además, tiene en su contra que es cacofónica pero, pese a todo, es legítima porque designa un conjunto de máquinas y de maquinistas que no existían antes. Pero “serendipia”, aunque esté legalizada, no es legítima porque ha sido incrustada en el castellano por una simplona voluntad anglosajonizante.
En su arenga, Azúa se esforzó en aclarar que serendipia cubre un enorme vacío en nuestra lengua porque significa algo que (de, por) chiripa no cubría. Dejemos aparte dos detalles: uno, que no vemos la diferencia semántica entre una y otra palabra; dos, que no hay ninguna obligación de encasquetarles sinónimos o parónimos a los miles y miles de vocablos castellanos –aquí manda la ley lingüística del menor esfuerzo o, como diría Occam, entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem.
Pero lo que bajo ningún concepto podemos dejar de lado es el hecho de que es facilísimo encontrar muchos equivalentes a chiripa. Por ejemplo, el paupérrimo diccionario del Microsoft Word enumera dieciséis sinónimos de chiripa -casualidad, azar, coincidencia, etc,- y cuatro antónimos. Dicho sea sin olvidar que no será un sinónimo pero que existe la espléndida acepción americanista de chiripas como cucarachas pequeñas, precisamente esas que se esconden en cualquier chiripá abandonado.
Serendipia tiene magro porvenir en el castellano, no sólo por haberse introducido a martillazos cultistas sino, además, porque sus derivaciones son imposibles: ¿acaso se puede pronunciar serendipiquético o serendipitófobo? No obstante, me complace reconocer que serendipity suena muy bien… en inglés. Quizá porque conserva unas raíces persas que nos remontan a los peludos camellos de la Bactriana, o quizá porque, para quien suscribe, tal fue lo que me vino a las mientes cuando vi en Notting Hill una tienda que así se llamaba y que, como indicaba su nombre y acorde con lo que era ese barrio antes de la gentrificación, no pasaba de ser un modesto mercadillo en miniatura.
Sea como fuere, de las 3.400 palabras del discurso de Azúa, sólo añadiremos un pequeño comentario al centenar que componen el siguiente párrafo:
“me puse a recordar, hacia 1982, cuando mayo del 68 ya era una momia, nuestros propios «hechos de armas», nuestras insensatas cruzadas y nuestros fracasos. También los muertos, los desaparecidos, los prisioneros, los que habían arruinado su vida no solo por la revolución social, sino sobre todo por la ideología del momento, las drogas, las comunas, la irresponsabilidad, el viaje a Oriente, toda la insensatez que fue cobrándose vidas de jóvenes a lo largo de los años setenta del siglo xx. En mi círculo de amigos hubo más bajas que en el de mi padre durante la Guerra Civil” (*)
Por pura misericordia, olvidaremos la petulancia de comparar los ‘desastres’ del 1968 con los Desastres, la Naqba y el Holocausto de la Revolución Española para centrarnos en la última frase: “En mi círculo de amigos hubo más bajas que en el de mi padre durante la Guerra Civil”. ¿Tremendo y/o tremendista? A mi juicio, estridente sentencia que sólo nos indica lo que ya sabíamos: que el padre de Azúa perteneció al círculo de los golpistas o de los acomodaticios y que, por su militancia o por su pancismo, no sufrió apenas bajas en la que hoy se llama Guerra Civil.
Y ahora examinemos qué círculo de amistades rodeaba a Azúa. Por aquel entonces, una parte de ese círculo era el grupúsculo de ácratas cuya cabeza visible era Agustín García Calvo –las otras partes eran mundanas. Es cierto y así lo reconoce el interfecto que el hoy académico royal frecuentó aquellos ámbitos libertarios ansiosos tanto de saber como de concupiscencia. O, mejor dicho, ahítos de concupiscencia por el conocimiento. Sin embargo, a la vista de su evolución ideológica posterior, nos tememos que, de aquella mina de saberes, sólo extrajo la concupiscencia y no aventuramos más aunque sospechamos que ésta se redujo a la vulgar ansia incontinente de Poder.
No podríamos decir que en aquellas tesituras medio parisinas fuera muy original el hoy Inmortal puesto que, en los años subsiguientes al 68, una purrela de azúas se empeñó en cumplir con esa solemne majadería de que “quien no es anarquista a los veinte no tiene corazón y quien lo sigue siendo a los cuarenta, no tiene cabeza”.
Corifeo Vargas Llosa
Es curioso que a un español de pura cepa que defiende el mestizaje de la lengua castellana con las palabras en inglés, le conteste un mestizo actualmente arrejuntado con una mestiza de hispano con indígena asiática kapampanga. ¿Huelga añadir que entiendo ‘arrejuntado’ como un estadio superior al casorio legalizado y que igualmente entiendo ‘mestizaje’ como un término laudatorio? Aclarado está por quien suscribe, español blanco, cristiano viejo –léase, con algunos genes judíos- y orgulloso de que su relativa limpieza de sangre se vea enriquecida por una descendencia con algo de indio andino.
Comprendo que ni Vargas Llosa ni la señora Preysler gustarán de ser llamados ‘mestizos’. Sorry. Y lo supongo puesto que ninguno de los dos ha defendido públicamente la mezcolanza de sus orígenes. Mal hecho: ¿por qué nunca ha acometido tan noble tarea este hispano-peruano cuya fisionomía delata que pertenece a la inmensa mayoría latinoamericana, plena de sangres “de ingas o de mandingas”? Él sabrá. Pero es probable que en el pecado lleve la penitencia.
En todo caso, de la contestación académica al novicio Azúa vamos a comentar sólo unos pocos párrafos. Primero:
“Quiero destacar, en primer término, su independencia [de Azúa], la relativa soledad en que lo han colocado sus ideas y convicciones, tanto artísticas como literarias, cívicas y políticas —quiero decir que es bastante leído, pero poco seguido—… después de la muerte de Octavio Paz, no creo que haya en nuestra lengua un ensayista más personal, cosmopolita e ilustrado que Félix de Azúa.”
¿Es un párrafo hipócrita o simplemente zalamero? O las dos cosas pero, desde luego, es bastante sorprendente. ¿”Relativa soledad”? Caray –carago en andino varguiano-, no parece que sea un solitario el que, además de estar ‘en el candelabro’ día sí día también, es uno de los padres fundadores de Ciudadanos, actualmente el cuarto partido político español –y españolista variante mesetaria. Además, no veo que Azúa tenga ninguna intención de retirarse a sus íntimos cuarteles pues sigue militando en ese partido ultra-neoliberal quizá porque, habiendo constatado su limitado dominio de la lengua castellana, estamos por suponer que ha confundido a sus libertarios de antaño con sus actuales compinches libertarianos. Así lo demuestran sus últimas hazañas, esas declaraciones ostentóreas mandando a la pescadería a la alcaldesa de Barcelona rematadas con unas réplicas aún más infames en las que acusa a Ada Colau de que no conoce la variedad de clases sociales y de que no puede entender la palabra misoginia porque no ha estudiado. Sin comentarios: no hay mejor desprecio que no hacer aprecio. Pero ha estado muy bien que, nada más quitarse el frac académico, haya vomitado tales mentiras, zoquetadas e improperios porque, con ellos, ha desnudado la verdadera esencia de Ciudadanos, a saber: un club de pijos disfrazados de equidistantes… hasta que, tocando una miaja de Poder, les salga su libertarianismo-clasismo-machismo-elitismo constituyente.
En efeto, sorprendentes han sido estos exabruptos. ¿Será que, conseguida la Inmortalidad, puede abandonar esas minucias partidistas? Desagradecido sería puesto que esas conspiraciones son, precisamente, las que le han conseguido los laureles de la RAE –en esta España corrupta hasta los higadillos, supongo que nadie cree que en la RAE se ingresa por méritos filológicos o literarios-. ¿O será que, cumplidos los setentas, Azúa ha decidido que “para lo que me queda de estar en este convento, me cago dentro”? No se lo deseo ni a él ni a nadie. Por tanto, sólo nos queda atribuir a la furia del converso esos exabruptos que ahora suenan a manías de viejo cascarrabias.
Pero prosigamos con los requiebros de su corifeo; por cierto, otro converso no menos furioso pero más taimado, adjetivo que seguramente utilizarían los que así denigran a los cholos. Vargas Llosa deja claro que, al abjurar de su leninismo-acratismo juvenil, Azúa ha expresado unas opiniones políticas, democráticas a machamartillo, que le han costado un potosí. Insistiendo en que Azúa es poco más que un zíngaro sin carreta bajo la lluvia, su padrino de academia busca convencernos de que la valentía del converso catalán irritó a los mandarines de la industria cultural española hasta tal punto que,
“lo fueron marginando del eje dominante de la vida cultural, irían forjando esa personalidad refractaria, díscola y altiva que ha sido desde entonces su distintivo personal”
Lo dicho, el Héroe civilizador de Carlyle de quien ahora no recuerdo si es un pensador aristocratizante o un fondo buitre y, en general, el Héroe Solitario que destaca por encima del rebaño. Pero, ¿quién puede creer que admitiría a refractario alguno una Academia royal dominada por el hiper-monárquico exdirector del ABC, por la condesa de Gisbert o por Pérez-Reverte, hermano y socio filológico de policía asesino y él mismo condenado por plagio? Por favor. Es como si la Académie Française hubiera laureado al Rimbaud veinteañero… aunque es probable que hubiera admitido al Rimbaud traficante de armas, hiena entre las hienas de Harar. Y ruego que esto no se tome como una indirecta que alude a ese otro vendedor de muerte, míster D.J. Ganley, por más señas uno de los padrinos del actual partido de Azúa.
Rozando la paradoja, es al ampliar el horizonte de las virtudes del nuevo Inmortal pasando del provincianismo al cosmopolitismo cuando su padrino muestra el imperialismo cultural y la estrechez de miras de ambos:
“[Azúa] ha dejado muy atrás el campanario y la provincia y se mueve con desenvoltura en el vasto ámbito de la cultura occidental… [desde donde] nos recuerda que la cultura es una sola, aunque se manifieste en muchos campos y géneros”.
Está clarísimo: la cultura occidental es la única cultura posible y las demás son meras variantes de Ella o exóticas manifestaciones más o menos graciosillas de alguno de sus “campos y géneros”. Estoy por maliciar que el corifeo todavía está pagando la culpa por no haber aprendido quechua-aymara en su niñez peruano-boliviana. Señor Super Mario: psicoanalícese y sáquese esa espina.
En este sentido “civilización o barbarie”, el corifeo sigue desbarrando al seleccionar para su exégesis ornamental una cita de Azúa sobre la barbarie:
«Nadie sabe ya qué es la barbarie. ¿Nosotros, que somos tan educados y tenemos museos, somos los bárbaros? ¿O más bien ellos, que son analfabetos y esclavizan a sus mujeres, pero carecen de medios para una destrucción masiva son los bárbaros? Quizás todos lo somos, porque uno de los efectos modernos más fascinantes para el pensamiento moderno es la rigurosa contabilización del valor de la vida humana convertida en mercancía, punto en el que coincidimos unos y otros»
No entiendo nada pero vayamos por partes: “Nosotros tenemos museos”… en cuya inmensa mayoría se escenifica con sadismo espectacular el botín de nuestras invasiones contra los museos de los bárbaros. “Ellos son analfabetos”… porque nosotros les hemos bombardeado sus escuelas, amén de que es un diktat excesivo pues gran parte de los bárbaros tienen alfabetos aunque no sean el latino. “Esclavizan a sus mujeres”… más o menos como nosotros las esclavizábamos hasta que, hace un siglo, ellas se pusieron farrucas. Etcétera.
Pero mi perplejidad llega a su extremo cuando Azúa asegura sin despeinarse que el pensamiento moderno –de Occidente, se sobreentiende- se caracteriza por “la rigurosa contabilización del valor de la vida humana convertida en mercancía, punto en el que coincidimos unos y otros”. Si creemos que el Otro –en buena lógica, Oriente- se reduce a los violentos, podemos estar de acuerdo. Pero, si no comulgamos con semejante rueda de molino, entonces debemos puntualizar que la vida será mercancía aquí y allá –admitido está- pero es obvio que el mercado asigna un precio muy diferente a esas dos clases de mercancía vital: un precio de boutique para las vidas occidentales y un precio de baratillo para las demás vidas. En definitiva, nada de “rigurosa contabilización” sino todo lo contrario: como corresponde al mecanismo mercantil, letalidad occidental y politiquería chapada en arbitrariedad suma.
Y para finalizar, el laureado corifeo nos sorprende con un colofón impropio de su reconocida facilidad para el manejo del castellano:
“En nombre de mis, y desde ahora «tus», colegas académicos, te traslado el pedido traducido a un español castizo: «Desaletárganos, por favor». Bienvenido a esta tu casa.”
Vaya vaya, así que Vargas Llosa, cual empresa de mudanzas, ‘traslada’ peticiones de la RAE y las traduce al español. Estrambótica deriva sólo comprensible como denuncia de que en la Docta Casa se habla en lenguas extranjeras –todo se andará pero por ahora no lo creo-. Por otra parte, es chisme popular que la RAE sestea cual lagarto al sol pero ese desaletárganos… por favor, ese palabro es impronunciable y, por ende, no tiene nada de castizo. Ni en castellano ni en inglés porque a ver quién es el anglosajón que se atreve a recetar cualquier variante de unmake lethargic todo junto. Alguna otra opción ha de haber para concluir con broche de oro un discurso académico de bienvenida. Especialmente para que no se confunda la inmortalidad con la siesta ni la letargia con la letalidad. Búsquela señor corifeo -por serendipia, claro está.
(*) Todas las citas de Azúa y de Vargas Llosa en: Un neologismo y la Hache. Discurso leído el día 13 de marzo de 2016 en su recepción pública por el Excmo. Sr. D. Félix de Azúa y contestación por el Excmo. Sr. D. Mario Vargas Llosa. RAE, Madrid, 33 págs.; sin ISBN (pdf disponible en internet)
Si mil millones de anglohablantes no necesitan una Real Academia, ¿por qué quinientos millones de hispanohablantes necesitamos veintitrés? Palabras y modificaciones de la lengua introducidas por decreto y miembros que se eligen entre ellos. Bonito concepto de democracia.
El odio ciego y la mezquindad que rezuma este texto sobre uno de los hombres más inteligentes, cultos y simpáticos de España me hacen temer que una nueva guerra civil en este país no es sólo posible, sino también probable.
Aquí en cuanto te sales del guion siempre hay un “demócrata de toda la vida” amenazando con la guerra civil y que conste que no es un país de amenazas vanas en este campo.