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Queridos lectores,
Para empezar a compensar esta relativa sequía de noticias en este blog, durante los próximos días voy a escribir una serie de posts sobre los muchos temas pendientes, comenzando por éste solicitado por algunos sobre mi crónica acerca del recién terminado 1er Congreso Internacional “Pico del Petróleo: ¿Realidad o Ficción?”. Doy por hecho que mis colegas de Crisis Energética harán, en su momento, la crónica desapasionada y factual de lo que allá ha acontecido, la cual, cuando esté lista, enlazaré precisamente aquí. La propia UNED de Barbastro publicará las grabaciones de las charlas y de las entrevistas que nos hizo a cada ponente, las cuales también serán enlazadas precisamente aquí. Así pues, cubierta cuando lo sea la información objetiva del congreso, y por no ser redundante, expresaré mi propia subjetiva visión sobre lo que se ha discutido, tanto dentro como fuera de la Sala Ramón J. Sender de la sede de la UNED en Barbastro, al estilo de lo que ya ha hecho el profesor Ugo Bardi… bien, no, creo que yo iré más lejos que Ugo. Sé que algunas personas que asistieron a este encuentro leerán este blog y este apunte en concreto y que no estarán de acuerdo con las opiniones que aquí expresaré ipso facto; es por ello que por fuerza he de insistir en que todo lo que digo es una visión sesgada y personal, la mía, sobre este tema.
La conferencia se estructuró en tres sesiones en tres días consecutivos (en realidad, dos días y medio). El primer día se dedicó al análisis de la situación actual; esencialmente, el estado de la producción de los diversos combustibles fósiles y el uranio. El segundo día estuvo dedicado a la respuesta al Peak Oil, en diversos ámbitos, desde las administraciones locales hasta las iniciativas de investigación, pasando lógicamente por Transition Towns. El tercer día fue dedicado a la preparación a un mundo sin petróleo. Yo no he podido asistir a todas las charlas de este último día, lamentablemente, pero debía marcharme hacia la una de la tarde para llegar a mi casa hacia las diez y media de la noche (esto escribo desde el último de los trenes que cogeré hoy); en todo caso, viendo la línea de las sesiones del segundo y tercer día y las ponencias en ellos presentadas está claro que las temáticas tratadas fueron muy similares, salvo la presentación de Gail Tverberg, que bien podría haber sido impartida el primer día, como explicaré más tarde.
Antes de pasar a analizar las ponencias en sí, y por poner en contexto mis reflexiones acompañantes, comentaré brevemente sobre la audiencia. Los dos primeros días la asistencia fue bastante nutrida, posiblemente superando la setentena de personas. Había una proporción casi mayoritaria de gente joven, de edad universitaria, mayoritariamente como luego supe de algunos centros de investigación de Aragón que presentaban comunicaciones; había también estudiantes universitarios de otras comunidades y ciudadanos particulares de esa edad, aunque en mucha menor proporción. Entre la gente de más edad nos contábamos los ponentes, algunos veteranos de Crisis Energética (AEREN) y algún que otro ciudadano de Barbastro – me han comentado que incluso hubo un concejal de ese consistorio en algunos momentos. En todo caso, la sociedad de Barbastro, quitando la cobertura mediática del acto de apertura, habrá vivido seguramente ajena al ajetreo peakoilero de estos días (salvo los felices regentes de los hoteles y hostales donde nos alojamos). La barrera del idioma (para los ponentes que no saben español y los oyentes que no saben inglés) fue solventada con un eficaz servicio de traducción simultánea. En este aspecto como en otros, la organización del Congreso fue ejemplar y eficaz, siendo por tanto una lástima que no haya tenido más proyección ciudadana.
La conferencia fue inaugurada después de unos breves discursos de las autoridades que al acto se presentaron (y que tras su parlamento, como suele ser habitual en estos casos, se marcharon). Éste fue el único momento que mereció algún interés mediático: pude ver los micrófonos de las cadenas de radio españolas SER y COPE – lo cual está bien, ya que ocupan posiciones antagónicas en el espectro político. Especialmente contundente fue el virtuosamente redactado discurso del director de la UNED de Barbastro, que dijo las cosas bastante claras con bella prosa. Y es significativo que contáramos con la presencia del Consejero del Gobierno de Aragón del ramo científico. Y ya está: eso fue todo. Recogieron sus bártulos y nos dejaron para reconcomernos en nuestra miseria.
La primera ponencia del primer día (jueves) corrió a cargo de Mariano Marzo. Este veterano catedrático de geología de la Universidad de Barcelona, que lleva años denunciando la realidad geológica y el peligro que supone el Peak Oil, siempre desde un análisis técnico e imparcial, hizo como suele una magnífica presentación que dejó muy claros el marco en el que nos movemos. Una presentación altamente recomendable, incluso para iniciados.
La segunda ponencia corrió a cargo de Chris Skreboski, de Peak Oil Consulting. Fue muy profesional, técnica; un tanto fría pero bastante contundente a la hora de trazar los escenarios de futuro, aunque siempre desde una perspectiva de consultoría bastante convencional (bastante Business as Usual, para entendernos).
Tras esta ponencia hicimos una escapada al bar de la esquina -literal- para tomar un café rapidito; intercambié un par de impresiones con Pedro Prieto y volvimos rápidamente al tajo.
Seguía la sección de comunicaciones breves de ese día, la cual encabezó Luis Marqués Bento, un simpático portugués que habla un excelente español. Luis es economista, trabaja para el Gobierno portugués y desde una perspectiva bastante convencional analizó cómo el Peak Oil supone una amenaza principal para la economía en el corto y medio plazo, aunque se manifestó optimista respecto al largo plazo. En las preguntas, varios -entre los que me incluyo- le intentamos hacer ver que la época del crecimiento económico seguramente se ha acabado, pero estos argumentos le resbalaron y se centró en otras cuestiones al respondernos. Después, en los sucesivos cafés y cenando el viernes quedó claro que Luis es bastante realista, sobre lo que supone el Peak Oil, y muy crítico con la situación de su país, pero encima de la tarima no puede salirse de un cierto guión. Por cierto que nos reímos mucho con él en la cena (Menos mal que nos queda Portugal).
Alicia Valero, del instituto Circe de investigación en energías renovables, hizo una interesante comunicación sobre los límites exergéticos de la producción de materias primas. Para los no iniciados, la exergía representa la máxima fracción de energía útil que uno puede extraer de una fuente de energía, y una de las originalidades y potencias del método de análisis de Alicia consiste en poder reducir todos los cálculos de los costes de explotación de las materias primas a una unidad no convencional y comparable, que es la exergía que representan. Pasando por alto su metáfora sobre Thanatia (provocación quizá necesaria para introducir el concepto de la Tierra completamente degradada, el ground level de la explotación de los recursos minerales, pero que nada tiene que ver con la biología del planeta a la que concierne la hipótesis Gaia a la que contrapuso su Thanatia), encontré excesivo su optimismo -que luego ella misma matizó- sobre la capacidad de explotación prácticamente ilimitada de las energías renovables. Como se suele decir, cuando tu única herramienta es un martillo tiendes a creer que todo son clavos; ciertas informaciones que fueron comunicadas posteriormente dejaron claro que hay dudas importantes sobre dónde se sitúan los límites a esta explotación. En todo caso, su mensaje claro fue que estamos abocados a una escasez mineral en este siglo si no ponemos en marcha un agresivo programa de reciclaje, el cual ha de comenzar ya en la fase de diseño de los bienes y máquinas (aspecto éste en el que yo ya suelo incidir en mis charlas).
La siguiente comunicación corrió a cargo de Quim, mi colega OCOero. Un sencillo modelo (aunque los conceptos sobre los que reposa son profundos desde el punto de vista económico) de variables integradas, del cual presentó los resultados preliminares que consiguió esa misma madrugada (quizá debimos dejarle marchar antes de la cena del día anterior). Los resultados indican que las variaciones esperables en la fuerza de trabajo y en la eficiencia no cambian sustancialmente el curso del PIB, el cual está terriblemente condicionado por el acceso a la energía (en línea con el hecho experimentalmente observado, según comenta Richard Heinberg, de que en las últimas décadas de cada 1% de incremento en el PIB el 0,5% corresponde al incremento de consumo de energía). El resultado le encantó a Ugo Bardi; como me comentó, el modelo es erróneo -estoy seguro- pero los resultados son cualitativamente correctos. Quizá esto pueda dar lugar a una fructífera colaboración.
Rafael Íñiguez, de AEREN, fue el encargado de la siguiente comunicación, la cual leyó íntegramente. En ella describió demasiado abiertamente para mi gusto la situación de manipulación y embrutecimiento actual, y la necesidad de un cambio. Aunque como luego le comenté no puedo estar más de acuerdo con él, creo que justamente para la gente que aún no ha hecho el proceso reflexivo de entender qué estamos viviendo ese tipo de comunicaciones, demasiado ásperas, crea un efecto contrario. En fin, en todo caso lo dicho dicho queda y quizá, después de todas las barbaridades que dijimos posteriormente, a alguien le ha hecho pensar.
La última comunicación de la mañana corrió a cargo de Daniel Gómez, presidente de AEREN. Una muy interesante presentación (no es por hacerte la pelota, culebrilla) sobre cómo el mito del progreso ha sustituido a la religión, y por qué cuesta tanto superar el paradigma actual por el necesario que asegure nuestra sostenibilidad y continuidad como especie. Presentación muy recomendable.
Y así nos fuimos rápidamente a comer, porque ya estábamos un poco fuera de horario y a las 4 de la tarde la cosa volvía a comenzar. Comimos con el núcleo de AEREN y nos contaron muchas y muy interesantes batallitas, y con el café todavía en la garganta volvimos al congreso (suerte que todo estaba ahí mismo).
La primera presentación de la tarde corrió a cargo del profesor Ugo Bardi, de la Universidad de Florencia y presidente de la sección italiana de ASPO. He leído algunas transcripciones de las presentaciones de Ugo por internet, y se ha de reconocer que es un excelente comunicador con una absolutamente genial puesta en escena, y la presentación del jueves no desmereció mis expectativas. Un análisis sistémico sobre la razón última de la forma acampanada de las curvas de extracción, por qué es un hecho inexorable fuertemente ligado al concepto de entropía. Presentación absolutamente recomendable.
Después me tocó el turno a mí (vídeo). No detallaré aquí mi presentación porque ése es el motivo del siguiente post; sólo avanzo que mi ardid efectista del final tuvo el éxito (de provocación) que yo buscaba. Respecto a las preguntas, al director del Circe, el profesor Antonio Valero, le disgustaron mis datos sobre la explotación de biocombustibles, delante de lo cual me espetó que yo adolecía de una falta de rigor indigna de un científico y que más parecía propia de un miembro del Greenpeace -esto debe ser un insulto, aunque no estoy seguro-, ya que se pueden producir biocombustibles sin poner en compromiso la seguridad alimentaria. Prometo que tenía la intención de responderle cortésmente, pero dado su tono airado y lo largo y contumazmente descalificatorio de su pregunta se me escapó un poco la viperina, aunque pronto me reconduje. Le hice notar que yo no estoy en contra de los biocombustibles y que sin duda son necesarios, y que estoy convencido de que se pueden explotar sin matar de hambre (aún más) a la Humanidad, pero que justamente en el mundo real eso es lo que está ocurriendo, dado los desarrollos de explotación de las multinacionales.
La siguiente, y última presentación del día, a cargo de Mikael Höök, del grupo de estudio de agotamiento de recursos naturales de la Universidad de Uppsala (el cual lidera Kjell Alekett, presidente de ASPO internacional, y del cual Mikael es el secretario), me la perdí en parte porque fue cuando me entrevistaron. Mikael hizo un repaso del estado del petróleo, gas y carbón, muy detallado y pormenorizado, prácticamente yacimiento a yacimiento, y las dificultades en incrementar la explotación futura. Una presentación clara y contundente.
Y nos fuimos a cenar y a la cama, que el día siguiente prometía.
La segunda jornada comenzó con una (para mi gusto) insulsa presentación de Ramón Gavela, Director del Departamento de Energía del CIEMAT, organismo público de investigación que tiene, entre otras funciones, la de asesorar al Gobierno en materia energética y ambiental. Su presentación se basaba en datos públicos de diversas agencias y fue presentada de manera acrítica, como le fue reprochado por diversos oyentes en el turno de preguntas, entre otras cosas porque las previsiones que iba enunciando hace tiempo que pertenecen al reino de las ilusiones y fantasías.
La segunda presentación, a ritmo acelerado cual usa y con prosa cervantina, corrió a cargo de Pedro Prieto, vice-presidente de AEREN. Pedro desgranó a la carrera, con datos contrastados y contundentes, las desigualdades de nuestro mundo, la insostenibilidad de nuestro rumbo, la inevitabilidad de un ajuste bruco y las terribles limitaciones que aquejan a las soluciones tecnológicas que se están proponiendo para resolver un problema que es más de modelo productivo que de técnica de explotación. Las preguntas aportaron detalles técnicos adicionales interesantes; la presentación de Pedro es, como todas las suyas, imprescindible, pero gongorina: tendrán que oírla un par de veces para captar todos los detalles. Interesante retener el dato del análisis de Carlos de Castro, de la Universidad de Valladolid, que estima que la máxima cantidad de energía neta que se puede extraer de la energía eólica en todo el mundo es 1 Tw de potencia media (frente a los 12 Tw de potencia media equivalente a la energía total consumida en el mundo de todas las fuentes).
Y de aquí pasamos a la mesa redonda, a cargo de algunos máximos responsables de la investigación en energías renovables y alternativas de Aragón: el mencionado Antonio Valero de Circe, Jose Ángel Peña del I3A, Luis Correas de la Fundación del Hidrógeno y Rafael Moliner del Instituto de Carboquímica del CSIC (el mismo Rafael Moliner de la conferencia de Figueres que comentamos aquí); el debate fue moderado por el profesor Antonio López Peinado de la Universidad de Zaragoza. Los ponentes hicieron un panegírico del hidrógeno como vector idóneo, aunque no exclusivo, de la energía renovable, energía que por cierto de acuerdo con ellos podremos producir en un plazo razonable de manera suficiente. Delante de estas afirmaciones, muchos oyentes incidieron en la inconsistencia entre la experiencia práctica y sus maravillosas soluciones técnicas, y sobre todo en que lo verdaderamente necesario era resolver primero el cambio de modelo económico. Los ponentes aceptaron la mayoría de las críticas en ese sentido, pero las deflectaron al ámbito político; en esencia, sus soluciones técnicas son perfectas, pero los políticos son unos ineptos y la sociedad no responde como debiera. Para mi gusto, su análisis peca de parcialidad, porque no integra la variable económica y financiera, y es incapaz de reconocer que lo que se presume como ineptitud -que también hay, qué duda cabe- es una consecuencia lógica de un sistema económico del cual es muy difícil de salir, y que incluso si su solución técnica fuera viable -cosa que dudo seriamente como ya he comentado en abundancia en este blog– seguramente sería inimplementable por las limitaciones de capital (leit motiv de la presentación del día siguiente de Gail Tverberg). Yo tuve, una vez más, la suerte o el acierto de hacer la última pregunta, que fue bastante intensa y en la que conseguí inducir al profesor Valero a hablar casi como un marxista revolucionario. Si pueden ver el vídeo merece mucho la pena.
Después de este partido de ping-pong (Arnau dixit) pasamos a la segunda sesión de comunicaciones. La encabezó nuestro Antonio García-Olivares, con su presentación sobre un sistema de energías renovables que podría solucionar el mix global a partir de tecnología ya probada y sin requerir materiales escasos. La propuesta es académica y ambiciosa, pero el estudio es muy riguroso y las conclusiones son demoledoras (a Domének le gustará): 30 a 40 años de economía de guerra para poder implementar el sistema.
La segunda comunicación fue efectuada por Jesús Garijo, de AEREN; y de una manera simple e irrefutable mostró la inviabilidad a medio y largo plazo de la energía nuclear basada en el uranio atendiendo a los recursos conocidos (esto ya no le gustará tanto a Domének).
Aunque estaba programado que fuera presentada por Jordi Bartolí, fue al final Neus Puy quien nos contó la tercera de las comunicaciones; un método de pirólisis desarrollado en la Universidad Autónoma de Barcelona para aprovechar la biomasa y generar un sucedáneo de petróleo prometedor (aunque aún necesita ser mejorado) y separa el llamado biochar, una especie de turba que puede ser usada para devolver los nutrientes a la tierra. Una presentación técnica pero clara y bien expuesta que abordó una manera de aprovechar un recurso de cierta abundancia en Cataluña, aunque nunca podría escalarse para cubrir de manera significativa necesidades energéticas como las actuales; Neus apuntó que posiblemente otro buen uso de estas técnicas es para producir sucedáneos del petróleo dirigidos a su uso como materia prima (plásticos, polímeros, etc).
Joaquín Mora presentó la cuarta comunicación, que resultó un calco de la que había hecho Luis Correas en la mesa redonda. Ausencia de datos sobre rendimientos y sinceridad sobre las dificultades técnicas observadas, una presentación más de propaganda que una verdadera comunicación científica.
Por último, Pedro Prieto (¡él, otra vez! Ya perdimos la esperanza de comer) presentó un extraordinario estudio sobre la Tasa de Retorno Energético (TRE; en inglés EROEI) de las placas fotovoltaicas en condiciones reales; es un análisis de un montón de parques en España operando en la realidad, bajo las restricciones y problemas que se presentan en el día a día. Pedro ha realizado este trabajo en cooperación con Charles Hall, de la Universidad de Syracuse – Nueva York, el cual es una eminencia mundial en el cálculo de las TREs. Las conclusiones del estudio de Pedro es que sin tener en cuenta parte de los costes de manufacturación la TRE es de 2,7, que bajo condiciones ideales puede mejorar hasta 3,5 pero que considerando todos los insumos se encuentra por debajo de 2. Es la primera confirmación experimental que veo de un hecho que la industria viene sospechando desde hace tiempo. En suma, la fotovoltaica tiene una TRE demasiado baja.
Después de una comida a base de raciones (muy buena, por cierto) que nos ofreció la organización, pasamos a las ponencias de la tarde, la primera de las cuales fue defendida por Cristina Castells, Directora de la Agencia de Energía de Barcelona, Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Barcelona, la cual hizo una glosa encomiablemente sincera de las luces y las sombras de su actuación al frente de este área, y de las lecciones aprendidas.
La segunda comunicación fue una teleconferencia de Rob Hopkins, fundador de Transition Towns (bueno, el nombre más correcto sería Transition Network) desde Totnes en Inglaterra; Rob lleva una vida coherente con su plan de descenso energético y no viaja en avión, y tampoco sacrifica su vida familiar, o sea que la presentación fue vía Skype. Su presentación fue poco más que un cuaderno fotográfico de las diversas experiencias de transición en el Reino Unido, y en ese sentido me decepcionó, aunque saqué algunas ideas interesantes. Yo le pregunté que si se daba cuenta que su propuesta era muy británica y que era difícil que funcionara aquí, a lo que él alegó que la propuesta está funcionando en varios países, que es un proyecto similar a los de código abierto de programas informáticos y sistemas operativos, en el que todo el mundo contribuye y todo el conocimiento se acumula; y que en última instancia era nuestro problema adivinar cómo adaptar la transición a nuestro país.
La última presentación fue de Antonio Ruiz de Elvira, de la Universidad de Alcalá de Henares. El profesor Ruiz de Elvira vino no con una sino cuatro presentaciones, las cuales sin duda ha utilizado en otras circunstancias, y en función de lo que quería contarnos -supuestamente cambio climático, en la práctica un batiburrillo inconexo de ideas sobre sostenibilidad- iba entresacando un trozo de una o de otra, todo ello aderezado con un tono un tanto desganado y la mirada perdida en algún punto del techo. Aunque apuntó algunos conceptos interesantes, no fui capaz de encontrar un hilo conductor coherente en su discurso, y encima en su exposición y en algunas de sus respuestas hizo afirmaciones impropiamente imprecisas y cometió algunos errores factuales (e.g., confundiar la concentración de gases de efecto invernadero en equivalentes de CO2 con la de CO2 solo, o cuáles son los mecanismos de absorción de CO2 por el mar). Quim, que de nosotros era quizá el más experimentado en temas de cambio climático, no pudo evitar hacer algunas puntualizaciones sobre ciertas de estas afirmaciones erróneas, delante de lo cual el profesor Ruiz de Elvira le vino a dar la razón o algo así (no estoy seguro) y concluyó su respuesta con un “Bueno, a pesar de que ya están casados al menos he estimulado el debate en sus cabezas”, frase que no estoy muy seguro de cómo se debe interpretar; me da la impresión de que interpretó el que se le hicieran correcciones como una muestra de una posición negacionista – nada más lejos de la realidad. En fin, si alguna vez cuelgan el vídeo mírenlo y juzguen Vds. mismos.
Después de jornada tan intensa nos fuimos a cenar, lo cual originó muchas interesantes conversaciones, que en mi caso se prolongaron hasta las tres de la mañana… y al día siguiente en pie para la última jornada.
Gail Tverberg, ex-editora de The Oil Drum y autora de Our Finite World, y actuaria de una compañía de seguros, hizo una interesante exposición sobre la interacción de la economía en la capacidad productiva de petróleo y de energía en general, mostrando que es bastante probable que nuestro descenso energético sea más abrupto de lo que predice el modelo de Hubbert. Una charla bastante perturbadora.
A continuación David Straham, del ODAC, hizo un fabuloso ejercicio de comunicación sobre a qué se puede parecer nuestro futuro energético. A pesar de su tecno-optimismo sobre las fuentes de gas natural y biogas, sacó a colación algunos temas interesantes, como por ejemplo por qué el hidrógeno no es tan interesante como la electricidad para automoción, y es que se aprovecha mucho mejor -tres veces más- la energía en el coche eléctrico que en el coche de pila de combustible (aunque se tendría que considerar la energía consumida en la construcción de cada cual); esto quizá explica por qué la industria ha abandonado el coche basado en el hidrógeno y se ha volcado en el coche eléctrico. Alicia Valero lamentó la ausencia de los miembros de la Fundación del Hidrógeno, y es cierto que eso hubiera propiciado un debate interesante, pero este tercer día, sábado ya, la asistencia había caído en picado (yo de hecho me fui después de esta presentación). Quim le presentó algunas objeciones sobre sus planes para los combustibles de algas, y yo le hubiera podido presentar unas cuantas más, pero en fin, ya no hubo tiempo para más.
Si Quim me pasa sus comentarios sobre la siguiente y última ponencia (a cargo de Daniel Lerch, de The Post Carbon Institute) y las últimas comunicaciones los incluiré aquí…
Bueno, Quim no me ha pasado sus comentarios, así que incluiré directamente los enlaces que faltan:
- El Pico de petróleo y la sociedad postindustrial: un enfoque desde la sociología. Pedro Alberto García Bilbao.
- Impactos sociales del déficit de petróleo y estrategias de sostenibilidad para Barbastro y su entorno. Vanesa Galera Muzas y David Lafarga Santorromán.
- Confluencias e intercambios. Autogestión cooperativa y movimiento de transición. Larraitz Altuna Gabilondo.
Y las conclusiones del congreso, leídas por David Lafarga.
Esto es esencialmente un esbozo bastante detallado de qué se habló en Barbastro durante estos días. Yendo al terreno de las sensaciones e impresiones personales, resulta frustrante, una vez más, comprobar la dificultad de difundir estos mensajes, y subsiste el riesgo de, como dice Daniel Gómez, “predicar al coro”, hablar a los convencidos. De hecho pasaron ciertas personas con responsabilidad en política científica y hasta en política ordinaria y que aún están en fase de tecno-optimismo, pero no estoy muy seguro de que hayamos consigo abrir una brecha en esa coraza de “esto es un problema que podemos resolver”, tan en la línea de lo que comentaba Daniel en su charla. Tampoco me esperaba gran cosa en ese sentido, la verdad, así que no puedo decir que esté decepcionado. Sin embargo creo que, de cara al futuro, si hacemos un esfuerzo de implicarnos en una actividad así sea para conseguir otro tipo de repercusión, sobre todo porque el tiempo se nos está acabando. Ya veremos…
Para finalizar he de decir que unos de los puntos más positivos de este congreso ha sido el poder ver cara a cara y discutir con -diría muchas, pero sería faltar a la verdad- las personas que han tenido el interés de involucrarse en este debate, algunos de ellos seguidores de este blog (algunos de los asistentes tuvieron que pedirse dos días de vacaciones para poder venir a la conferencia, por supuesto con los gastos a sus propias expensas). Las pocas horas de sueño y la intensidad de estos días me impiden recordar ahora todos los nombres, pero retengo las caras y, más importante, las actitudes; aquellos que no cite ahora en este relación no exhaustiva sepan no tenérmelo en cuenta. Mi recuerdos más efusivos son para Fernando y Raúl de Transition Logroño, para Larraitz -a la que aún debo un café o similar-, para Luis, para Mario, para el chico de Móstoles al que invité a desayunar y cuyo nombre no soy capaz de recordar ahora, para Arnau y para todos los “aereneros” de base que han participado activamente en todas las discusiones alrededor del congreso (y a ratos alrededor de una o dos botellas de vino). Gracias a Daniel Gómez, Pedro Prieto, Ugo Bardi y Alicia Valero por compartir su saber y su tiempo conmigo. Gracias muy especiales a la organización, en especial a Pilar por su simpatía y eficacia y a David por su accesibilidad y tesón. Y por supuesto gracias a mis compañeros del OCO, Quim y Antonio, por estar ahí y conseguir que nos ganáramos a pulso el calificativo de “tres mosqueteros”. Y eso a pesar de ser sólo tres…
Salu2,
AMT
Addendum (11 de Mayo de 2011): El organizador del congreso me ha enviado un mensaje destacándome varias cosas, que reproduzco aquí por su interés general: