Licenciado en economía por la universidad de Islandia y ex empleado del sector financiero en su país, Olafur Margeirsson se muestra muy crítico tanto con las políticas de corte neoliberal como con la visión romántica del milagro islandés. Contactamos con él en Éxeter, donde se encuentra preparando su tesis doctoral.
– ¿Cuál fue la causa principal del colapso de Islandia en el 2008?
La deuda, la deuda privada en particular, tomamos prestadas cantidades masivas de dinero. La mayor parte del dinero fue destinado a la compra de activos y al consumo. Tuvimos una burbuja enorme en el sector inmobiliario y otra en la bolsa las dos al mismo tiempo y ambas explotaron al unísono.
Es importante tener en cuenta que el dinero que tomamos prestado no vino solo del extranjero, también fue creado de la nada por nuestro sistema financiero nacional, tras crease este nuevo dinero fue gastado en acciones, casas bienes importados y extravagancias de todo tipo. Nosotros vivíamos, literalmente, de prestado. Pero cuando bajó el ritmo de creación de nuevo dinero y las devoluciones de las deudas salavajes empezaron a ser fallidas, la casa de crédito empezó a desmoronarse y se derrumbó.
-¿Qué medidas tomó el gobierno y cuál fue su estrategia principal para sacar al país de la crisis bancaria?
El gobierno y otros organismos públicos hicieron todo lo que estuvo en su mano para mantener a los bancos con vida. Un año antes del crash se permitió a las entidades financieras que tomaran prestado del Banco Central poniendo como colateral casi cualquier activo que pudiesen encontrar ¡Incluso aceptaron aquellos creados por ellos mismos!
Las reglas se volvieron tan laxas que el Banco A podía emitir bonos, vendérselos al Banco B que lo llevaba al Banco Central y acababa usándolo como garantía para tomarle dinero prestado. Entonces, el banco B, una vez con el dinero, podía hacer lo que quisiera con él, como por ejemplo prestárselo a A. , en caso de que lo hiciese falta. Por supuesto A también podía hacer lo mismo por B.
¡Toda esta política hacía posible en la práctica para cualquier banco conseguir dinero del banco central gracias a los bonos emitidos por si mismos! Esos bonos fueron llamados más tarde “Las cartas de amor” debido a su fragilidad como “garantía”.
-Al final todo acabaría estallando
Cuando la tormenta perfecta llegó en Septiembre de 2008, el gobierno y no solo el Banco Central, hicieron todo lo que pudieron para sostener a los bancos. El mayor problema era encontrar divisas ya que lo que más necesitaban los bancos para mantener su negocio en funcionamiento eran dólares y euros. El gobierno y el Banco Central viajaron a todas las partes del mundo, incluyendo Rusia, para encontrar dinero con el que rescatar a las entidades financieras pero el tamaño del sistema bancario hacía imposible el encontrarlo puesto que el sector financiero era un gigante al lado del resto de la economía. En su cénit, los activos de los bancos eran diez veces mayores que el PIB del país. Al final el sistema financiero colapsó porque su tamaño en relación al resto de la economía hizo imposible su rescate. Islandia no dejó que los bancos cayeran. Intentamos todo lo que pudimos para salvarlos, pero fuimos incapaces de hacerlo.
– ¿Hubo alguien que señalase el peligro en el que se encontraban los bancos islandeses durante los años de crecimiento económico, es decir, antes de que llegase la implosión de la economía?
Sí, mucha gente, también bancos y agencias de calificación. De hecho la “mini crisis” del 2006 fue desencadenada por los analistas extranjeros que en lugar de haber caído en la borrachera de la crisis se habían mantenido “sobrios”, como es el caso de los analistas del Danske Bank, al argumentar que la expansión de deuda que se estaba dando en Islandia tenía que parar algún día. Dentro del país, una de las personas más memorables que cuestionó el boom islandés fue un desconocido psiquiatra.
– ¿Un psiquiatra?
Sí, el doctor Andres Magnusson, su análisis fue bastante básico, fundamentado y construido con los datos de la economía nacional que cualquiera podía encontrar en Internet. Todas esas voces fueron ridiculizadas, tanto por los políticos como por los banqueros. La entonces ministra de educación Thorgerdur Katrin Gunnarsdottir dijo que uno de los analistas extranjeros críticos , Richard Thomas de Merril Lynch “necesitaba ser reeducado” después de que hubiese puesto en duda la visión del “milagro islandés”. Ese acto fue un ejemplo de la fuerza con la que estaban unidos los intereses empresariales y políticos en Islandia.
Debería mencionarse, además que el marido de Gunnarsdottir, la ex-estrella del balonmano Kristjan Arason, era el máximo responsable de la división minorista del banco Kaupthing. Élla y su esposo evitaron la bancarrota al mover sus pasivos a una compañía llamada “7 right” en febrero de 2008, ocho meses después Kaupthing entró en quiebra.
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