Qué contentos anda los progres. Andan subidos a la ola mediática que, eufórica, clama contra Trump, contra el verdugo, contra el tirano caído. Pero yo sólo sé que el mismo día que Donald Trump, con sus malas maneras habituales, denunciaba un severo fraude en los comicios yanquis, tres de las principales televisoras del país le interrumpieron y cortaron la emisión, o sea el tribunal de la verdad, ejerciendo de inquisición. Intuyo que para hacer tal tropelía, inaudita en Europa, poderes oligárquicos muy fuertes se escondían y esconden detrás de los televisores.
Joder qué país. Seis días después de las elecciones seguían llegando votos por correo y venga a contar. En España esto mismo te lo cuentan y no te lo crees, porque sencillamente es imposible. En el país de la libertad, es un decir, pasan cosas muy raras como que los centros de votación de ciertos estados se encontraran cerrados, mientras se contaba, inaccesibles al público, y varios energúmenos a la puerta de los mismos protestaran portando fusiles ametralladores, que no escopetas de caza.
Este es el país del que desde hace muchos años nos llega toda la porquería y el mal gusto. País de esquizofrénicos puritanos que pasaron de la prohibición del alcohol a la permisividad con todo tipo de drogas y el psicodelismo, mientras bombardeaban países, invadían y aniquilaban pueblos en su propio interés.
Hubo un tiempo en que aún llegaron a producir algo decente. John Houston y John Ford, Coppola, Chaplin y Peckimpack por citar algunos en el séptimo arte; Hemingay, Edgar Allan Poe y Jack London en la literatura. Pero una cosa es segura: hace ya mucho tiempo que andan ensuciando el mundo a base de violencia y efectos especiales en Hollywood, impulsando doctrinas feministas a lo posmoderno (a lo trasversal, la banquera en el mismo plano que una limpiadora de hoteles, nada de clase), teorías Queer y luchas LGTBI. Por otro lado, basta ver una teleserie del imperio para darte cuenta que todo es conflicto, competencia, pelea. Armonía, belleza, solidaridad y sensibilidad, normalmente son valores ausentes de esa sociedad.
Los mejores vástagos de la élite de EEUU hace ya mucho tiempo que viene dedicándose a ganar dinero a espuertas, estudiando en escuelas de negocios con destino especulativo Wall Street o ejercer de abogados en sus reclamaciones millonarias, demandando a todo el mundo. Un país, EEUU, que del litigio ha hecho su fuente de felicidad. La concentración de sus élites en estas tareas ha llevado al país a la debilidad industrial, prácticamente deslocalizada en China y a su falta de preparación sanitaria para afrontar una pandemia como el coronavirus.
Como todo imperio su expansión se ha detenido en un determinado momento. Creyeron haber acabado con la madre Rusia, heredera de la revolución del octubre en avances científicos y militares, o con la civilización milenaria de China y la sabiduría y tenacidad de su pueblo, o la espiritualidad del pueblo chiíta en Irán, o la firmeza latinoamericana en su afán de justicia encarnado en la memoria de Sandino, Fidel, El Che, Allende, Chávez, Emiliano Zapata o Francisco Villa. Y ya han visto que no se puede. Creyeron así mismo haber colonizando el mundo con la basura de unos McDonald´s, con cintas de Walt Disney o con el inefable Halloween, que para mayor INRI introdujeron en nuestras escuelas muchos de nuestros educadores, pero la diversidad cultural ha sabido resistir.
Obama, el fraude Obama, y su secretaria de estado, la psicópata Hillay Clinton, intentó detener el ocaso del imperio mediante múltiples guerras: Libia, Ucrania y Siria. Libia es hoy en un caos y no es de nadie, y en las otras dos naciones el imperio ha sido detenido en seco. Mientras tanto China se ha fortalecido y asoma como el vencedor en la guerra económica planetaria.
Carentes de fuerza, debilitados internamente, EEUU con Donald Trump intentó volver la industrialización, al proteccionismo y hacer frente a la hegemonía china, dejando las aventuras exteriores, cada vez mas caras, para otras ocasiones. Lo cierto es que en su mandato no inició ni un sólo conflicto.
Joe Biden debajo de su aureola y no digamos la guerrera de su vicepresidenta, amiga de los sionistas, y enemiga mientras fue fiscal de California de negros y latinos a lo que trató con singular dureza, querrá emular de nuevo a Obama y sus guerras frustadas o inacabadas apoyándose en el complejo militar industrial que Trump orilló de sus decisiones, lo que no se le han perdonado determinadas élites globalistas.
Al tiempo. El abuelito Biden acosará a Rusia en Ucrania, fomentará guerras en Siria, se apoyará de nuevo como hiciera Obama en Al Qaeda y el propio Isis para sus intereses en el oriente medio y nos pondrá a todos de nuevo en peligro. Sobre todo a nosotros, los españoles, que tenemos dos bases yanquis en el país.
Pero el sr. Biden y la señora Harris no detendrán la galopante decadencia de los los EEUU. Hoy su sociedad -todos lo hemos podido ver- está muy lejos de ser el “ sueño americano” de prosperidad que vendieron al mundo. EEUU incapaz de expandirse más y seguir saqueando -pues otras potencias lo han frenado- endeudado y muchas de sus ciudadanos muy cerca de la pobreza (mas de 40.000.000 ya lo están y otros se preparan para estarlo), se ha vuelto contra sí mismo y ha comenzado a canibalizarse hacia dentro.
No es ninguna tontería el fraude que denuncia Trump, sólo que quizá con esa porquería de sistema electoral que tiene EEUU, que nadie discutía con la existencia de dos partidos, que a la hora de la verdad eran lo mismo, ahora se podrá llegar a saber el pucherazo continuo en que ha vivido la sociedad norteamericana durante años y años y algunas elecciones de ciertos estados pueden quedar anuladas por los tribunales. Si esto ocurre será posible gracias a Trump que va a impugnarlo todo, pues como republicano, fue siempre por libre al margen de las cúpulas de su propio partido.
Joe Biden, no es un ejemplo para los derechos humanos. Este hombre es la guerra misma, envuelto en papel de celofán con sus declaraciones (solo eso) a favor de las minorías. Si con Obama, más de un progre ya quedó desengañado después del Yes We Can, no le arriendo la ganancia la que les espera con el posiblemente nuevo presidente.
Si es que consigue tomar posesión, el mundo va a ser más peligroso con el nuevo mandatario.
P.D.- Quizá Biden haya obtenido mas votos, pero Trump ha aumentado sobre los que tuvo en la elección anterior. La división de la sociedad norteamericana se acentúa por momentos.
laquenosevieneencima.blogspot.com
@ Carlos Allué
Un aporte frontal y lúcido: una posición necesaria en estos tibios tiempos.
Muchas gracias a Usted.
pues me parece muy triste que para atacar merecidamente al viejo neoliberal se defienda al megalomano fascista
¡Genau!
Excelente activismo en un artículo!