Si los bancos teniendo una mala gestión saben que no se les va a dejar caer, se genera un riesgo moral o actitudes ineficientes. El riesgo moral desincentiva que la gente se comporte de manera responsable. El comportamiento de algunos personajes que estos días han comparecido en comisiones de investigación para dar explicaciones sobre su gestión al frente de las Cajas de Ahorro es lo que podríamos llamar “personajes de alto riesgo moral” porque a sabiendas de sentirse protegidos por un régimen donde la pertenencia al partido te tiene asegurada tu salida airosa en la parte proporcional al número de votos con que cuenten los tuyos en las comisiones, la verdad no cuenta para nada. Y si se trata de esclarecer unos hechos a nadie le debe pasar desapercibido que éste no es el mejor método para lograrlo, lo cual explica que estamos ante una clara maniobra de manipulación política que vuelve a tomar a los ciudadanos por imbéciles.
Si la justicia de por si ya se muestra como una prolongación del poder político, dada la forma de elección de los órganos de gobierno del poder judicial en la que los partidos se reparten los miembros conforme a su ideología política no es difícil adivinar que tratándose de comisiones políticas el descaro sea aún mayor. Por tanto, no hay comisión alguna que se cree con el objetivo de esclarecer asuntos y buscar la verdad, su único sentido es acabar eximiendo de toda culpa al sujeto que por allí interviene, si además el sujeto pertenece a tu partido.
Son demasiadas las instituciones en las que cada vez es mayor el riesgo moral que se genera, pues unos individuos amparados y protegidos por una cobertura suprema como es la de los partidos políticos, organizaciones que ejercen una supremacía sobre el resto de instituciones del Estado, están deteriorando todas las instituciones que forman el sistema político porque cuando las personas que comparecen ante ellas inciden en un comportamiento a sabiendas de que están amparadas, protegidas y cubiertas y esto sólo lleva a comportamientos no responsables que inciden en un alto riesgo moral. Si el riesgo aumenta se produce ineficiencia y ausencia de equidad. No se distribuye la justicia equitativamente y los principios de justicia quedan alterados, lo racional y lo razonable son parámetros que se ven fundidos por la perversidad con que se producen estas situaciones y el resultado no produce nada que sea justo.
Hay inmediatamente una idea que recorre el pensamiento de cualquier observador benevolente y es que hay problemas que se resuelven por sujetos irracionales que no asumen las reglas de juego y que dejan de aplicar valores que todos entendemos como fundamentales en la resolución de los asuntos de justicia, valores como la libertad, la equidad, la igualdad etc…son bienes que en una sociedad bien ordenada se han de distribuir de manera justa pues las partes han de asumir que en una sociedad de ciudadanos libres, iguales, morales, racionales y razonables todos tienen los atributos de las personas enraizadas en la cultura pública y donde se impone la imposibilidad de que los antivalores sean modelo de conducta de los representantes de ese tipo de sociedades.
LLegar a pervertir las instituciones por medio de comportamientos adversos a los valores que definen, no sólo a las sociedades bien ordenadas, sino a las democracias garantístas es la culminación del fracaso colectivo al que se ha llegado por la falta de interacción entre sociedad e instituciones que ha permitido que los representantes pervirtieran el orden y corrompieran el sistema. La estructura básica de la sociedad que son sus instituciones no han sabido distribuir los bienes básicos como la justicia, la política, la economía etc… de manera equitativa, lo cual explica la desigualdad producida entre los que ocuparon las instituciones políticas, económicas, jurídicas y sociales y el resto de la sociedad, un abismo que reproduce una fractura social que acabará llevándonos al estallido social.