Lo que se está produciendo es una inversión moral en toda regla, típica de los totalitarismos, en concreto el régimen nazi, lo utilizaba de manera metódica para que los verdugos se creyeran inocentes y las victimas pasaran por verdugos y culpables, exactamente igual que ocurre con las victimas del sistema financiero y político español. Cuando un sistema político niega el dialogo y olvida el sufrimiento humano de los oprimidos, de los excluidos, de todo lo que no queremos ver, todo aquello que no entra en el discurso dominante pasa a un estado de insensibilidad que tiene su principal característica en su procedimentalismo, querer hacer todo tan coherente con la ley que se desprecia a todo aquello que para el ser humano es su forma de vivir, de enfrentarse a la realidad humana. Ese clamor de la injusticia es difícil que entre en un discurso tan aséptico. Los aspectos emocionales son difíciles de institucionalizar, de plasmar en un discurso racional a través de un procedimiento, pero no queda más remedio que tomarlos en consideración para buscar la justicia. Hay que ampliar la noción de esfera pública a aspectos que tradicionalmente han sido privados o emocionales pero que guardan una relación directa con la justicia y deberían entrar en el discurso político.
Hay que saber ponerse en el lugar del otro, allí donde hay una esfera pública o política hay espacios en los que las personas pueden expresarse tal y como son, contar sus relatos, sus experiencias tal como ocurre en los escraches. Todo esto es lo que nos permitirá tener una mentalidad ampliada, empatizar, comprender las motivaciones de los otros, es así como se llega a la reversibilidad de perspectivas, dialogando, escuchando al otro podemos cuestionarnos a nosotros mismos, cambiar de parecer, ver el mundo desde la perspectiva del otro. Si esto se diera en la sociedad la política no sería un mundo reservado para unos pocos. Ese ideal puede ser rescatado para la realidad, en caso contrario la democracia no tendrá salida posible, la historia habría llegado a su fin y continuarán primando relaciones de fuerza. Todo lo que no es esto es violencia, dominio del más fuerte, totalitarismo en el peor de los casos o una apariencia de democracia en el mejor de los casos. Una especie de desierto donde no quede nada, la consecuencia final de éste desierto o esta democracia sin vida es acabar con la dignidad y los derechos humanos.
Conchita Monsó , puedes probar lo que afirmas. La PAH no recibe ni subvenciones, ni cuotas, ni financiación de ningún tipo. Ni ha pedido un crédito …
¿Pensáis que las empresas de morosos que acosan al deudor en sus casas ,,,, (sin violencia) deberían prohibirse?
cuando acosa una empresa para otra empresa (hay negocio), nadie se rasga las vestiduras