He asistido a varias conferencias del catedrático de CCPP., Manuel Villoria, Presidente de Transparencia Internacional. He de decir que es un tipo al que hay que tener en alta estima por su intelecto, su valía y su honradez, atributos que en la actualidad no abundan, más bien escasean.
Pero tengo que decir que estoy en total desacuerdo con el ranking establecido por la ONG, seguramente porque no refleja la realidad de un régimen impregnado y contaminado en su totalidad por la corrupción política.
La corrupción es un abuso de poder que se utiliza para beneficio personal, se pone por delante el interés privado sobre el interés general, lo cual nos permite elaborar un binomio que aparece en todos estos casos: Abuso de poder+beneficio.
Hay tres tipos de corrupción: Corrupción como un abuso de posición: que incluye el cohecho, la prevaricación y el trafico de influencias. Corrupción de tipo administrativo: que incluye dejar la administración para pasar a formar parte de la empresa que favoreció y corrupción por influencia: aqui hacen aparición la desregulación financiera y la derogación de leyes que favorezcan a los grupos de presión. Además existen las corruptelas administrativas que antaño se daban entre los funcionarios como la famosa astilla de los juzgados o el regalito como pago del favor. Todo ello es sancionable.
¿Como se hace la medición? Se puede hacer mediante las denuncias e investigaciones abiertas por el ministerio público o los jueces, a través de encuestas a inversores nacionales y extranjeros, a través de encuestas de victimización a los ciudadanos sobre si han pagado sobornos, mordidas etc…
No existe un censo de corrupción ni de sentencias dictadas en esa materia, hay causas por prevaricación que no son siempre por corrupción. Se puede decir que en España de 4.000 diligencias abiertas, sólo el 10% acaban en acusación y de ahí en sentencia todavía menos. La corrupción es escondida porque los medios de información sólo la hacen aparecer en portada en un 12% en los últimos años, lo cual es mucho para algunos y poco para muchos. En cuanto a los datos de victimización de los ciudadanos son bastante bajos porque ningún ciudadano cree pagar sobornos o al menos lo confiesa, de hecho en los datos del CIS figura un 95’9% que dice que no ha pagado nunca sobornos y tan sólo un 1’9% que dice que si. Los sobornos a la policía son casi inexistentes, en los casos de urbanismo si salen a relucir pero no en su tamaño real.
Sin embargo, a la pregunta de si la corrupción es un problema importante en España se cree que si en un 88%. No se investiga lo suficiente por eso hay pocos casos, la gente miente en las encuestas y además hay un previo componente de desafección institucional fuerte frente a la clase política que nos hace ver éste problema como algo ajeno que no nos afecta.
Es inconcebible que de 3.000.000 de funcionarios tan sólo salgan 40 o 50 casos de corrupción, es bajísimo y no es lógico. Son casos muy pequeños que exigen una investigación potente en medios y por tanto no se les presta atención. En cuanto a políticos hay 800 casos investigados y pocos funcionarios para la relación tan estrecha entre ambos.
El resultado de estos estudios es que hay 800 políticos imputados, 1.000 investigados, acusados acabaron 500, lo cual nos dice que de 500 entre 70.000 representan un 0’7% de criminalidad. Esto no se lo cree ni el que asó la manteca. Teniendo en cuenta además que la corrupción es política, en muchos casos de carácter local, vinculada al urbanismo que representa un gran problema por la discrecionalidad elevada de sus políticos, la debilidad de los controles, la burbuja especulativa que generaba grandes beneficios, que los alcaldes tienen mucha fuerza y están poco controlados y que sólo hay que darse un paseo por infinidad de pueblecitos con inmensas urbanizaciones en campos de lechugas en las que no habita nadie y que sólo en algunos ayuntamientos está pringado hasta el conserje, el estudio me parece elaborado con unos parámetros dificilmente adecuados y que reflejen la realidad de un régimen que precisamente si algo lo caracteriza es la corrupción institucionalizada, desde la primera hasta la última de sus instituciones y que actualmente es demoledor el número de ciudadanos que piensan que la corrupción es el autentico problema, el mismo que ha destrozado a todo un sistema financiero y a todo un sistema político, el mismo que está desangrando a la sociedad exprimiendo a sus ciudadanos como a limones y el mismo que acabará cavando su propia tumba por la endémica corrupción.
No es de extrañar que si los datos han sido sacados, entre otras instituciones de la Justicia, no se pueda llegar a una conclusión creible puesto que es la Justicia uno de los poderes dependientes del brazo político que ha generado toda ésta inmunda situación y de hecho lo extraño o lo normal en éste caso es que ni siquiera ha sabido o ha querido detectar la corrupción política que pasaba ante sus ojos, seguramente porque los tenía vendados, una venda que ha impedido actuar contra lo que ahora es el principal problema que tiene la sociedad, un problema que ha dividido a la clase política en casta privilegiada y a los ciudadanos en victimas, lo cual crea un abismo de desigualdad impropio de un régimen democrático y muy propio de un régimen corrupto.