Estimado profesor, esa disquisición daría para muchos enfoques, fíjese que, sólo en el caso que menciona, el Rey hace alusión al cumplimiento de las leyes y sin embargo el Presidente de la Generalitat hace alusión al cumplimiento de la voluntad popular, una prueba evidente de que cada uno arrima el ascua en función de sus intereses y de las circunstancias.
Los teóricos contractualistas y procedimentalistas de la construcción del Estado vieron en la política la solución a los problemas que presenta la realidad, múltiples son las respuestas que se han dado a través de la historia a muchos de los interrogantes que han ido surgiendo. Se trata de que veamos que es lo que tiene que ver con la realidad política: el Estado, la justicia, el gobierno, la representación política, las leyes etc… y no hay unanimidad en la respuesta pues ésta es compleja.
Desde Aristóteles, donde se empieza a dar una definición de la política y en concreto en su obra “La política”, uno de los primeros tratados sobre la naturaleza de las polis, la politeia era el objeto de estudio, todo lo que tenía que ver con el ámbito de la ciudad, el ámbito donde el hombre se realizaba y es donde Aristóteles empieza a definir la democracia en sentido positivo, aquello que tenía que ver con el ciudadano, lo civil, lo público, lo social, las funciones del gobierno etc.., el análisis iba encaminado a que la ciudad cumpliera un fin: El bien común.
En la Edad moderna el término pierde su significado y se emplea para indicar la actividad que tiene como referencia al Estado y lo concebía como aquel ente que tenía el monopolio de la fuerza en un territorio dado. También lo utiliza como aquella actividad que se ocupa de la organización de un grupo de gente. La política ya no designa una cosa sino que tiene la función de calificar algo: acciones, intereses, partidos etc.. En general, los teóricos plantean que una cuestión se hace política a medida que se transforma en una cuestión polémica y cuando se satisface se convierte en bien común.. Algún teórico como David MIller dice que es un proceso a través del cual un grupo de individuos, cuyos intereses son divergentes alcanzan decisiones colectivas que son percibidas como obligatorias para todos.
La reflexión política tiene que centrarse más en aclarar conceptos ¿Que queremos decir cuando utilizamos conceptos como soberania, poder etc..? Hay que clarificar y el lenguaje que se utiliza actualmente en la política ayuda muy poco en éste aspecto. Para ello debería existir el positivismo como formulación sistematizada de los principios, los valores y la ley de la evolución de las sociedades hasta dejarlos plasmados como normas que sirvan para la convivencia de las sociedades.
El derecho, la moral y la política tienen que estructurarse sobre esa base cientifica que son las bases necesarias para el conocimiento de la realidad. Se elaboran teorias globales de la sociedad en el ámbito de cada sociedad para que nos sirvan de ayuda en el desarrollo de esas sociedades, de tal manera que la Ciencia Política pone a disposición de las sociedades los distintos modelos en los que mejor desenvolverse, desde los sistemas electorales, los sistemas de partidos, el tipo de Estado, de gobierno, de tal modo que el sistema político se ubique en un entorno aconsejable.
Es cierto que las sociedades están cambiando a un ritmo veloz debido a la globalización y ello nos permite incorporar nuevos modelos de justicia aplicables a los nuevos valores que se incorporan a las nuevas sociedades plurales en lo político, lo religioso, lo filosófico, lo social etc.. Todo ello se va adaptando sin apenas darnos cuenta. Pero también es cierto que el modelo donde todo ello se desarrolla es la democracia, un modelo perfectamente inacabado que nos permite ir construyendo y transformando todo aquello que va surgiendo como problemático, de ahí que la rigidez constitucional no sea buena pero tampoco las aventuras que supongan un riesgo de conflicto, menos aún, cuando esas aventuras como el caso que nos trae a debate, sea una mínima gota argumental en un océano de historia, compromisos y estructura definida desde hace más de 500 años.
Esto nos lleva a reflexionar sobre lo mal que se construyó el Estado en esa llamada transición política. Hegel decía que las constituciones fracasan porque se construyen sobre estados frágiles, antes de la Constitución debía haber un Estado fuerte. Aqui no lo hubo pero tampoco se intentó que lo hubiera, a lo más que se llegó fue a un reparto partidista de poderes territoriales para evitar conflictos como el que todos tenían en la memoria. Y cuando algo se construye de manera tan irracional dejando que los problemas duerman y permanezcan latentes mediante la fragilidad de un pacto entre desleales que sólo pretendían el poder, lo que se fraguó fue una mala Constitución que sólo permitió un modelo configurado por y para partidos que volvió a excluir a los ciudadanos y que con unas simples debilidades como unas desavenencias políticas podrían acabar con un Estado.
Esa es la debilidad que diseñaron, olvidando que la política es un subsistema imbuido en un sistema mayor que es el sistema social al que pertenece pero que no tuvo en cuenta. Ahora afloran las grietas de esa nefasta construcción hecha bajo el temor al conflicto y al margen de la sociedad. Hoy no se puede hablar de democracia, las democracias son bastante más que votar cada cuatro años, hoy podemos hablar perfectamente de una deriva hacía la tiranía de unos políticos vendidos a los oligopolios que se han hecho fuertes en el Estado como si fuera su propiedad y que someten a los ciudadanos como única fuente de alimentación de éste régimen de tiranía en que ha terminado ese constructo inicialmente imperfecto.
Si cualquier gobierno que se precie democrático debe tener como norma elemental el consentimiento de los ciudadanos, a los ciudadano sólo nos queda un factor fundamental para derribar a los gobiernos y es la desobediencia civil, el incumplimiento de unas leyes injustas y el arma de la voluntad popular como elemento disuasivo y decisorio para acabar con esta farsa. El gobierno no actúa por benevolencia sino por egoísmo, el Estado no genera beneficios por si mismos sino que los detrae a los ciudadanos. En España, más del 92% de la riqueza que se genera, la detrae el Estado de los ciudadanos, somos su primera industria,
Cuando ese Estado permite que se falseen las cuentas públicas con el sólo objetivo de ocultar la negligencia política y permite que los grupos de presión mediáticos y financieros manipulen los deseos de la comunidad en su beneficio desviando parte de la utilidad pública a su propia utilidad se está generando corrupción consentida por políticos corruptos. En éste modelo actual de pseudodemocracia no se maximiza el bien público sino a una clase política, empresarial, burócrata y financiera, una autentica oligarquía con la que solamente se acaba mediante la desobediencia, ese es el camino cuando las leyes no son iguales para todos y cuando le toca actuar a la voluntad popular.