La secesión sobrevenida de Cataluña es una de las espoletas que ha saltado como consecuencia de una crisis integral de un país diseñado a base de chapuzas, parches y conveniencias partidistas. Decia Hegel que para hacer una buena constitución primero habia que hacer un Estado fuerte, pero lo que se hizo en España fue una constitución sobre un Estado débil que, entre unos cuantos sin contar con los ciudadanos, moldearon a su gusto sin ningun tipo de debate racional que lo precediera.
Ese tipo de elaboración constitucional diseñada por la negociación partidista dejó fuera a la racionalidad histórica y a la lógica política para garantizar una especie de reparto del pastel en el que todos quedaran satisfechos y de esa forma evitar conflictos. Una elaboración de la que estuvo excluido el ciudadano como viene siendo tradicional en la historia de España, una elaboración donde no hubo debates intelectuales al estilo de los que precedieron la Constitución americana y en los que los padres fundadores analizaron al milimetro sus pros y sus contras, sus peligros y amenazas, sus riesgos para la sociedad, para la propia democracia, para las instituciones, para la división de poderes, la representación, los partidos, el sistema electoral, el mandato, la forma de gobierno y todo tipo de elementos que mejor se adaptaran a una sociedad que debia intervenir en sus asuntos ejerciendo el control sobre sus representantes, el acceso a sus instituciones y el modo de hacerse oir e influir en los asuntos públicos.
Estos debates que se produjeron en los papeles de El Federalista son una autentica joya para cualquiera que guste de analizar como se construye racionalmente una nación y cuales eran los peligros que en ellos veían Hamilton, Madison, Jay etc..
Sin embargo, en nuestro país todo sucedió de forma más mecánica, como si hubiera que tener disponible una Constitución tal dia y a tal hora. No hubo debates intelectuales sino reuniones en un restaurante entre los encargados por los dos grandes partidos, UCD y PSOE, (Abril Martorell y Alfonso Guerra), para sacar adelante una Carta Magna en la que todos salieran satisfechos, todos los partidos claro. Y ese fue el gran problema, que fueron los partidos advenedizos, partidos constituidos ex-novo para el proceso, partidos que no representaban a la voluntad popular sino que surgieron para auparse en el poder sin un debate socia y político anterior.
Lo único que podía salir de ese pastiche de intereses partidistas fue lo que salió: Una constitución que sólo satisfizo los intereses de los partidos con un sistema político hecho por y para partidos políticos que excluyeron a los ciudadanos, unas instituciones manejadas por los partidos, una inexistente división de poderes donde los partidos volvian a ejercer su poder, un sistema electoral donde los partidos eligen a sus candidatos y donde se vota a partidos, un Congreso que funciona por y para partidos, una estructura territorial donde los partidos son los dueños y señores como ocurre en Cataluña donde es un partido el que lleva la voz cantante y todas las instituciones al unisono actúan de coro de una sola voz aunque desentone.
El Federalista n.º 10 trata la cuestión de la protección ante las facciones/partidos, es decir grupos de ciudadanos con intereses contrarios a los derechos de sus semejantes o a los intereses de la comunidad en general. El Federalista n.º 10 expresa el deseo de los Padres Fundadores de evitar que la política del país sea partidista. Los padres fundadores ven en la unión de los ciudadanos la mejor protección contra la insurreción de los partidos. En defintiva, ellos vieron lo que hoy está ocurriendo en España: un partido político, utilizando a todo un pueblo, en base a sus conveniencias y no a los intereses generales, es capaz de llevarlo a la deriva y con él a toda la nación. Realmente representan un peligro porque el diseño de nuestra constitución no supo preveer mecanismos con los que protegernos de las insurrecciones de los partidos, sencillamente porque fue diseñada por ellos y para ellos, los ciudadanos sólo jugamos un papel: dejarnos arrastrar por éstas maquinas peligrosas en manos de psicópatas