Llevamos meses en una situación inaudita, reflejo de las consecuencias de un bipartidismo trágico. Hay un sentimiento de hartazgo y de perplejidad. Ambas pueden llevar a un aumento de la abstención si hubiera una tercera convocatoria. Pantomimas, actos y escenas, algo huele a podrido en la política, ser o no ser, mascaradas y estrategias, facciones y familias… al final: ansia de poder. Por otro lado, muy tranquilos viendo en la tele a Rajoy en funciones, ¡pero si no funciona!
Con Carmen Morente, Didi Paredes, Aníbal Garzón y Karim Juste. Conduce Ramón Ferrer.
Fotografía de Jenny Poole
Ah la desigualdad ante la Ley en el neoliberalismo. Apalusos. Muy bien por los ejemplos de desigualdad ante la ley, por cuestión de raza, de clase, de… Eing? por cuestión de género no ponemos ninguno los pseudoizquierdistas? Qué pasa? No nos conviene?
No se preocupe, yo le echaré una mano, estimado invitado. Y obviando el esperpento “moenno” ese de utilizar la terminología de la neolengua y sustituir la palabra sexo por género, qué mejor ejemplo de desigualdad ante la ley por cuestión de “género” que la que impone la LIVG, una ley nazi de derecho penal de autor gracias a la cual por ser varón se te atropella hasta el derecho humano más fundamental de la presunción de inocencia y se te es juzgado de forma mucho más implacable que si eres agredido por una mujer. Salvo, claro está, si se trata de un miembro del Partido o te llamas López Aguilar, ahí entonces vuelve a pesar la cuestión de clase.
López Aguilar no es “un coste asumible” o un “daño colateral”, como podría ser si se tratara de un prole varón, pues la “discriminación positiva” también es aplicable a la casta. Es decir, algunos son más iguales que otros… beeeee, como balaban las ovejitas de la granja cuando recitaban los eslóganes dictados por el Gran Hermano porcino.