Hoy hablamos, a petición de los oyentes, sobre las tarjetas contactless: cómo funcionan y si las resticencias respecto a su funcionamiento están justificadas; sobre el terrible accidente aéreo de la compañía Germanwings; sobre el resultado de las elecciones andaluzas y las razones del resultado electoral y sobre el camino del agotamiento que lleva el fondo de pensiones de la Seguridad Social. Con Luís Pulgar e Ignasi Carrera. Conduce Juan Carlos Barba.
Fotografía de Harsha K R
El tertuliano que plantea el voto ombliguista da en el clavo.
Por supuesto que es legítimo que cada cual vote lo que quiera, en función de sus intereses. Pero si tus intereses están alineados directa, como el caso de los pensionistas (9 millones y creciendo) o los empleados públicos ( 3 millones, aprox), al sector público; o están alineados de forma indirecta al mismo, resulta absurdo y suicida mirarse al ombligo a la hora de votar.
Esta misma mañana tenemos en portada de un conocido digital español que las cuentas con el sistema de pensiones no salen, y aquí , salvo contados medios, no se está hablando del tema nada.
Felicidades por el programa.
Y brillante el análisis resumido del principal problema de España : el expolio intergeneracional institucionalizado. Enhorabuena, gran tertulia.
Muy interesante lo que explicáis de las tarjetas contactless, se agradece mucho conocer qué tecnología hay detrás de estos “instrumentos financieros” que usamos habitualmente.
Completamente de acuerdo con Luis, creo que el problema en España y que se ha demostrado hace pocos días con las elecciones Andaluzas, es que la gente no sabe que es lo que pasa en realidad en el mundo, es frustrante hablar con la gente de tu alrededor y ver que la única realidad que conocen es la que les llega por los medios de comunicación tradicionales.
Está muy bien que sigáis el tema de la supuesta hucha de las pensiones, que es otro gran engaño de este régimen, y que una vez más no llega al público general, que de saber la verdad estarían un poco preocupados.
Al final, Luis Pulgar saca un asunto clave en cualquier democracia que se precie de serlo: la desigualdad. No sólo el libro de Piketty lo saca al primer plano, sino otro tremendamente revelador titulado: “Desigualdad. Un análisis de la (in)felicidad colectiva”, de Richard Wilkinson y Kate Pickett. En él se correlacionan distintas variables como la salud mental, la salud física, el rendimiento educativo, la vida comunitaria y la violencia con la desigualdad.