Hoy ampliamos el debate respecto al mundo después del coronavirus. Vamos tomando consciencia de que el mundo después de la pandemia no será igual. La globalización ha demostrado ser un artefacto frágil que, después de la crisis económica de 2008, ha vuelto a fallar ante un nuevo test de estrés de las cadenas de suministros globales y las finanzas. Ante todo esto, ¿qué perspectivas se abren? ¿Cómo será la economía o las relaciones internacionales depués del COVID-19? Con Txus Marcano, Carles Sirera y Roger Carles. Conduce Jesús Nácher.
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Respecto a globalización versus nacionalismo. Siempre he sido partidario de la GPL o patente inversa y lo que ello conlleva organizativamente. Si hacemos la analogía con la informática, la globalización en un sistema privativo y lo que comenta Natcher como nacionalismos, a mí entender es un reduccionismo, porque lo mete en el mismo saco. Puede entenderse (siempre desde una óptica informática) como organización de sistemas distribuidos.
Los sistemas privativos, así como la globalización no es más que una centralización de la dirección jerárquica y una rigidez de la producción que crea clientelismo e indefensión. Los sistemas distribuidos basados en código abierto son los que gracias a su altruismo han permitido que empresas privativas se aprovechen de ello en su propio beneficio. Y sin los cuales no existiría nada de lo que nos rodea y que no es producto solo de las multinacionales. El desarrollo a nivel local (nacionalismo según lo mires) permite autonomía de recursos y un buffer político ante las directrices de los sistemas centralizados. El problema de la globalización es su diseño centralizado en los grandes Estados y poderes económicos. El nacionalismo no es malo per-se. A fin de cuentas el nacionalismo fue el sistema político que finiquitó el feudalismo y visibilizó las necesidades de pueblos enteros, y permitió a estos liberarse de la hegemonía de las monarquías terratenientes. Otra cosa es su uso como elemento de discriminación para enfrentar, pero eso no es nacionalismo, es frentismo, sea político o de clase.
Buscar una independencia estratégica debería ser una política pública, y eso no es posible con la globalización centralizada y privativa. La gestión distribuida, por módulos independientes y locales debería ser fomentada, incluso como decís cómo una forma de universalidad y táctica contra los abusos privativos de la actual globalización neoliberal.
En los años posteriores cuendo sobrevengan otras problemáticas energéticas, ambientales, médicas y económicas quien no entienda eso estará condenado a la desaparición.
No hay que tener tanto miedo a que la gente se organice independientemente, incluso políticamente. si esto lo entendiesemos correctamente el ineficiente estado extractivo español ya no existiría y todo nos iría mejor. Cuando un sistema distribuido es ineficiente desaparece por si mismo, y si es productivo redunda en el resto.
¿Alguien sabe cómo conseguir el libro de Peñalver?
Gracias.
Ya lo encontré. http://www.ecology4economy.es/444171302/category/1378597/tienda-virtual?fbclid=IwAR3FlpTjsZXewdt9jb2bIKA4SHDvII4edyOHFDOfaZUDBn4uKyFjgoBeGVU
Gracias.