Un buen amigo, al que tengo por inteligente y de derechas de toda la vida para más señas ( lo peor que te puede ocurrir en esta vida es discriminar a las personas por su ideología y ser un sectario), me dijo un día lo siguiente: “lo peor que nos puede ocurrir es ser gobernados por corruptos o tontos.”
Viene a cuento la anécdota de lo que está ocurriendo con la vacuna rusa Spuknic. Por la razón que fuere dicha vacuna es y va resultar la más exitosa con el coronavirus. Sin tirar las campanas al vuelo, parece ser que que está desarrollando anticuerpos en una una proporción de un 50% por encima de los enfermos que han pasado la enfermedad.
El caso es que la vacuna está ya en el mercado y varios países, entre ellos Brasil y probablemente México, han decido adquirirla en grandes cantidades. Antes de obtenerla, uno de los más avanzados en estas tareas eran los británicos a través de la Universidad de Oxford. Pero lo siento mucho, según la revista prestigiosa revista científica The Lancet, problemas de última hora por contagios inesperados con su utilización ha detenido la investigación y ensayos que estaban a punto de concluir.
Estos son los hechos, y los hechos son que, por ahora, la vacuna rusa va a ser la primera. Y hagamos reserva de que muchos epidemiólogos creen que cualquier vacuna en el caso que nos ocupa va a tener efectos muy limitados por la cantidad de cepas existentes del virus.
Pues bien, hecha la introducción, ¿qué ha estado pasando estos dos últimos meses en España? Se lo explicaré: cada vez que los rusos daban la noticia de que llevaban la vacuna muy avanzada, la habitual histeria anti Putin, debidamente cultivada por todas las centrales mediáticas de este país, mas de un 90% al servicio de EEUU y su lacayo inglés, en un alarde de “ buen periodismo”, acompañaban la noticia sembrando todo tipo de dudas sobre la misma, cuando no acusando a los rusos de manipuladores y mentirosos. Conspicuos “científicos” como papagayos ponían en duda la rapidez de sus ensayos y a continuación lanzaban todo tipo de alabanzas sobre la vacuna británica. Y así un día tras otro. Lógicamente el lacayuno gobierno español había decidido comprar la británica, faltaría mas, no sea que se enfaden los Estados Unidos de América.
Pase lo que pase, la vacuna rusa no la verán por España ni aunque la pandemia se extienda por todas partes y se muera medio país. Primero es la genuflexión ante el imperio y luego la decencia. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Putin “malo”, Putin “mentiroso”, repiten los tontos todos a una, y añaden: “no me gusta tener ideas propias”, ni “criterio”, “lo que quiero para no pensar es que me las den todas hechas”.
Tenía razón mi amigo. Es lo peor que nos puede ocurrir, la epidemia de los tontos.
P.D.- Otra noticia para los tontos. Leo hoy que nuestras autoridades están preocupadas ante el avance de la pandemia de nuevo: faltan profesionales y reactivos para hacer PCRs. Y se dan cuenta ahora, nueve meses después de decretado el estado de alarma. Pero eso sí, los palaganeros de la Moncloa acaban de comprar a los EEUU misiles por valor de 210 millones de euros, probablemente sin la tecnología adecuada para hacerlos servir en todos los casos, la cual se habrán reservado los yanquis. Esto es patriotismo de banderita, en este caso de mascarilla.
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