Hoy hablamos sobre la guerra interna desatada en el PSOE tras la destitución de Tomás Gómez y la suspensión en funciones de toda la directiva del Partido Socialista de Madrid. También analizamos la caída en desgracia y la pérdida de credibilidad de el díario El País y el resto de medios tradicionales, la evolución de la situación en Grecia y la evolución del sector inmobiliario, especialmente la burbuja londinense y los estertores españoles. Con Eduardo García, Jordi Llatzer y Juan Carlos Cabrero. Conduce Juan Martínez.
Fotografía de vtdinfo
Soy de los que piensan que, al igual que parece necesario un nuevo proceso constituyente, otro similar debe acometerse con los medios de comunicación. Si tan necesarios son para la democracia por su labor de intermediación entre ciudadanía y el cuerpo político, es decir, para la conformación de una esfera pública vigorosa, con su labor de filtrado, selección y refinamiento de los temas para su discusión pública política, parece arriesgado dejar su control a conglomerados internacionales o, simplemente, a grandes empresarios, cuyos intereses se vinculan al dinero y, por su influencia en él, al poder. Se ha demostrado que no hay separación entre el propietario y el director, entre los intereses del dueño y los contenidos del medio. Si bien nunca existió una época dorada en la que los medios de comunicación fueran los adalides de las libertades (al menos en España), el grado actual de desprestigio y decadencia es insólito. Esa dependencia tanto de los accionistas (grandes conglomerados mediáticos) como del Estado reúne lo peor de los dos mundos.