Hoy en Onda Diáspora hablamos con Nuria Fraile (Oficina Precaria de Edimburgo-PIE) sobre la precariedad laboral de los expatriados españoles. En nuestro debate abordamos la corrupción en Valencia y Madrid, así como de las nuevas elecciones generales de la próxima primavera. Con Alvaro Conesa y la colaboración especial de Clara Ribera y Eva Yera. Presenta Koldo Sandoval.
Fotografía de LaurPhil
Parece que el Sr. Conesa no se entera de que la precariedad laboral no tiene nada que ver con el tipo de trabajo, aunque sea de baja cualificación. Sr. Conesa, yo llegué a Edimburgo en los 90. Trabajé de friegaplatos, limpiando, de camarero, de reponedor… Y NINGUNO de esos trabajos fue precario. En TODOS me respetaron y me pagaron mis horas. En TODOS tuve un sueldo digno que me permitió no solo vivir dignamente sino prosperar como he prosperado. Tampoco se entera de la diferencia entre fraude y precariedad. ¿Qué tiene que ver la preparación en una Universidad o en otra si al final los dos acaban fregando suelos? Muy bien Nuria Fraile calificándole de clasista y explicándole esas diferencias que cualquier estudiante de primero de económicas daría por asumidas. Baje al mundo real, Sr. Conesa.
En primer lugar gracias, por su comentario. Lo segundo, la precariedad laboral sí que está muy relacionada con el tipo de trabajo. Empezando por lo más básico, en un mercado de competencia perfecta a un trabajador solo se le puede pagar un salario equivalente a su producción marginal. Si se le paga por encima de su producción marginal entonces el trabajador está costando más de lo que es capaz de producir y, por tanto, la empresa tiene pérdidas. Dicho esto, la producción del trabajador depende del nivel de cualificación que tenga (que afectará a su nivel de producción) y de lo fácil que sea que otro trabajador replique su tarea: un trabajador capaz de realizar una tarea de alto valor añadido (alta producción) y que, al mismo tiempo, ningún otro trabajador es capaz de realizar, es un trabajador muy bien pagado, pues las empresas se “pelean” por él/ella y él/ella se ve atraído por el alto salario. Podemos trasladar este mismo ejemplo a un trabajador poco cualificado y cuya tarea es fácil de replicar (como puede ser limpiar platos o fregar suelos, entre otros muchos). Esta clase de trabajos producen poco valor añadido y son fáciles de replicar, por tanto, el salario que los empleados pueden esperar en expectativa no puede ser alto, ya que hay mucha gente que es capaz de realizar el mismo trabajo y hacerlo por menos (esta situación empeora cuando existe un 20% de paro y la estructura productiva del país es de baja cualificación). Hasta aquí la teoría económica y el sentido común. Por supuesto, los mercados no funcionan perfectamente en la vida real: existe información asimétrica entre las partes, sesgos naturales, etc. Todas estas imperfecciones agravan todavía más las diferencias entre trabajadores de alta cualificación y baja cualificación.
Moviéndome a otro tema, yo no conozco personalmente su caso, pero usted está hablando de hace ya más de 20 años, cuando la brecha entre trabajadores de alta cualificación y baja cualificación era menor. Pero no nos confundamos, esa brecha no era menor porque hubiese más derechos sociales o fuésemos más ricos, sino porque ha habido un sesgo tecnológico hacia el trabajo cualificado, esto es, se ha invertido en mecanizar las tareas de baja cualificación -que han ido sustituyendo a la fuerza humana y deprimiendo así los sueldos en dichos trabajos- y se han “tecnologizado” las trabajos de alta cualificación, aumentado así los sueldos en dichos trabajos. Si tengo tiempo hablaré en el próximo programa sobre la “tecnologización” del trabajo cualificado.
Finalmente, tratando ya el último tema, la razón por la cual los universitarios españoles (que son personal cualificado) acaban trabajando en puestos de baja cualificación -y por tanto cobrando poco- se debe a que nuestros títulos universitarios no son reconocidos al mismo nivel que los títulos universitarios de otros países. Esto puede ser por el sesgo de los empresarios de El Reino Unido o por cualquier otro motivo, pero es una realidad.
Resulta refrescante escuchar a un liberal declarado en Colectivo Burbuja (uno de los más importantes focos del rojerío en internet ;)… yo también estoy seguro de que tenemos mucha diversión con Álvaro; y le animo a ponerse en contacto con la gente de “Ampliando el Debate”, que siempre están buscando liberales para sus programas y seguro que estarán encantados de responder a las preguntas como las que le planteaba a Nuria sobre el minuto 36.
Como parece que se quedó con ganas de obtener una respuesta sobre lo lo que pasaría si se sube el salario mínimo, aprovechó para dar mi visión, que se resume en que se generaría un nivel de inflación proporcional al de la subida salarial (aunque menor) y se reactivará la economía. Sí, sí … no se destruiría empleo ni se fomentaría la economía sumergida, sino todo lo contrario porque volvería a haber consumidores solventes dispuestos a gastar su incremento salarial en los negocios, que acabarían contratando para atender a la renovada demanda (que en la mayoría de los casos compensaría -junto al incremento de precios- los mayores gastos salariales). Al ser un incremento igual para todo el mercado, un salario mínimo de un millón de unidades monetarias no afectaría la estrutura de la competencia. El pan costaría 2.000 unidades monetarias, pero representaría un porcentaje menor de los ingresos de la población que en la actualidad.
Muchas gracias por su comentario. Lo primero, España no dispone de política monetario independiente, por tanto, no se puede recurrir a la impresión de dinero para subir el salario mínimo. Como mucho, se podría recurrir a subir los impuestos para subvencionar parte del salario mínimo (que es más o menos lo que propone Ciudadanos).
Usted tiene razón, esta medida es inflacionista y el valor de la inflación a corto plazo dependerá de si la subida es anticipada o no, pero en ambos casos a largo plazo (esto es apenas 3 meses después) acabaremos con una inflación más alta que al principio y el mismo PIB (esto está bien estudiado y expresado por la propio teoría Keynesiana y neo-Keynesiana en el modelo IS-LM). Más todavía, si la subida del salario mínimo es anticipada no tendrá ningún efecto en la economía salvo inflación.
Segundo, aunque la subida no fuese anticipada, no reactivaría la economía porque el problema de fondo es estructural y de modelo de producción. Si el salario mínimo se gasta en bienes de consumo no tendrá ningún efecto, salvo una subida generalizada de los precios de los bienes de consumo que deprimirán el poder adquisitivo de aquellas personas que no cobran sueldo mínimo.
Finalmente, sí que tiene efectos en la estructura de la competencia porque se está mandando la señal incorrecta a productores y comerciantes del sector de bienes de consumo. De hecho, esto es lo que nos ha llevado a donde estamos ahora.
Ya por último, si los trabajadores que tiene sueldo mínimo deciden importar productos del extranjero como puede ser un iphone, un coche o unas vacaciones; las subidas del sueldo mínimo no se traducirán en una mejora de la economía nacional, sino de la de la economía extranjera.
En conclusión, la medida de subir el sueldo mínimo es una mala idea tanto a nivel de producción como inflacionista. La única forma de poder subir el sueldo mínimo es a través de aumentos en la productividad.