Hoy hablamos sobre los intentos de renovación de la imagen pública de la clase política, basados en la vuelta a los valores de la Transición y el consenso entre partidos, y qué postura pueden tomar los ciudadanos ante tales maniobras. Participan Ramón Alegre y Juan Carlos Pérez Ramos. Conduce Juan Martínez.
Escuchar y/o descargar en ivoox.
Fotografía de Rick
me ha gustado cuando mentan que en la constitucion se exigio votar positivo, o eso o el abismo. me ha gustado el pensamiento de division de poderes……. no obstante, llegados este pensamiento….. por que sus sistemas exigen, no ser representado, sino dar mi representacion a un poder absoluto…. relegar mi voto a solo defender uno… a caso no imbocan al avismo, al estar coartando una composicion de valores y no el sometimiento o delegacion de todo mi pensamiento en un unico agente…….. acaso esa no es en sustancia y esencia, la division de poderes, que incluso en mi defensa haya 2 o mas, para que uno se encargue de controlar al otro….. o es que al final, es solo una distorsion de la realidad mas…. pues la division del poder, radica, en impedir que un sistema un solo agente pueda alcanzar mas del 50%, y prescinda de los demas, y segundo, impedir, qeu alguien, manipule o tergiverse el significado de lo que yo voto, y eso se impide, cuando yo tengo mas de 1 voto a mas de 1 partido, o lo que sea, pues genero mi capacidad de ver quien sigue representando mi interes aun despues de votar, y aparte, les imboco a mis mismos representantes a ser controladores de mis mismos representantes, ya que la accion de una democracia, no es todo lo derivado de legislar, sino de transmitirme la propia realidad…….. ahi es donde comienza el cuarto poder, la informacion…. etc, etc…………. (no les entiendo en algunas cosas tanto y en otras tampoco, y en encubrimiento tal vez, tal vez, fruto de un desmedido encapsulamiento en su educacion o en aferrarse a los que les dio la motivacion de exponer publicamente el mal de la actualidad, pero al final, acabando encapsulados, en una idiosincracia, absoltuamente autonegadora de sus propios principios y moral, no en espacio ni tiempo, sino infinitamente, y prescindiendo realmente de ella.)