El otro día tuve que madrugar, porque tuve que llevar a mi hijo a un autobús que salía muy temprano, y el paisaje que contemplé durante el trayecto me congeló el corazón y me hizo hasta llorar, de buena mañana. Tanto me afectó lo que vi que sentí la necesidad de parar y echar unas fotos para compartirlas con todos ustedes y hacer una reflexión…

Resulta que en la calle que hay justo debajo de mi calle, hay tres bancos: Bankia, La Caixa y BBVA. La oficina de Bankia tiene el cajero en la calle, pero los cajeros de La Caixa y del BBVA están situados en habitáculos interiores aislados del exterior, pues bien, en ambos cajeros habían varías personas durmiendo en el suelo como animales, con unos simples cartones al suelo por colchón y algunos con simples plásticos por improvisadas mantas, algo digno del tercer mundo…

El estado dedicando cientos y cientos de miles de millones de euros de nuestros impuestos para salvar a los bancos, a los mismas entidades que, guiadas por sus corruptos dirigentes, han cometido las mayores tropelías del mundo (vean el caso Blesa en Caja Madrid, que bien lo hizo el susodicho, o vean CCM y todas las demás que han sido rescatadas con nuestro dinero).

En vez de dejarlas quebrar y hacer una limpieza ordenada y en lugar de dejar que fueran los dueños accionistas los que perdieran toda su inversión (que es lo que pasa a todo empresario que hace mal las cosas), llevar a la cárcel a todos los que han conducido a sus entidades de crédito al desastre y solo salvar solo a los depositantes (que no tienen culpa de nada) pues no, nuestro gobierno, en vez de eso, ha decidido salvarlos a todos (como son colegas de la casta, no se les puede dejar caer), y lo peor de todo es que lo han hecho con nuestro dinero. Se ha decidido premiar la mala gestión, socializar las pérdidas ( si lo hago bien, me forro, si lo hago mal, ya me salvará el estado) excelente decisión, si señor, muy inteligente…

Si antes se podía haber redimensionado el problema de la banca y su control sobre nuestra economía y sobre todos nosotros, ahora resulta que, salvándolos a todos, se ha hecho el problema muchísimo más grande, pues ahora hay más poder en menos manos, cojonudo; al final  va a resultar que la banca nos va a dominar más que antes, pues ahora, si caen ellos, nos caemos ya todos detrás, es decir, han conseguido ser “to big to fail”, justo lo que querían. Enhorabuena!!!

Y a cambio, esos mismos bancos, salvados con nuestro dinero, resulta que no dan crédito (salvo al estado) y resulta que deja a los ciudadanos (que con sus impuestos los están salvando) en la puta calle, con los pisos deshabitados cerrados por desahucio, sin posibilidad de venta alguna y la gente durmiendo en los cajeros, MANDA COJONES!!!

Gente que son “seres humanos fantasmas”, que aparecen y desaparecen como si fueran sueños que aparecen por la noche y se desvanecen al alba, no los vemos por el día, por lo menos yo no los veía, hasta que ahora los he visto, me he indignado y se me ha helado el alma y hasta el espiritu.

En un programa de televisión, creo que se llamaba “Tribu en la Ciudad”, o algo así, vinieron unos indígenas a Madrid a compartir experiencias y un día. paseando con los que les acogieron en la ciudad, vieron a un pobre tirado en la calle entre cartones y todos los indígenas se pararon y preguntaron: “¿Qué hace un hombre tirado en el suelo en la calle, como si fuera un animal?” y le contestaron que era un “sintecho” indigente que vivía en la calle y se quedaron tan panchos, como si fuera algo tan normal, y los indígenas, todo sorprendidos, le espetaron “Eso está muy feo, en mi poblado nadie dormiría nunca en la calle, no lo permitiríamos”

¿Qué está pasando? ¿Nos estamos deshumanizando?

Yo creo que sí, nos hemos convertido en borregos del sistema, obedecemos sin rechistar, no nos rebelamos ante la injusticia, callamos y miramos para otro lado y así nos va; Que tenga que venir un indígena en taparrabos de la selva a darnos lecciones de moral sobre como debemos tratar al prójimo, habla muy mal de nuestra enferma y egoísta sociedad, eso solo quiere decir que nos estamos volviendo insensibles hacia el dolor ajeno, y que somos todos unos individualistas insolidarios sinvergüenzas, empezando por el gobierno, háganselo mirar…

Un saludo!!!

Esteban López