Primero vinieron por la democracia. Pero no dijimos nada porque aseguraron que solo era por eficiencia. Pensamos, henchidos de eurocentrismo, que nosotros éramos europeos… ¿qué podía pasar?
Después crearon el mayor sistema de poder bancario de la historia. Crearon el privilegio de monedaje, el euro, el banco central europeo y el señorío de los bancos privados sobre la política monetaria.
Entonces vinieron por los servicios públicos, por la inversión pública. Vinieron por las Constituciones, por las políticas sociales, por los derechos laborales. Impusieron los rescates y las políticas de desigualdad.
Ya han explotado el trabajo y los recursos de hoy y de los años venideros.
Vinieron por el futuro, por el mañana de niños y mayores, por las universidad y las pensiones, por la sanidad y los colegios.
Pero no es suficiente y no les queda más que engullir para salvar su burbuja de privilegios, ni muchos más a quienes culpar para distraer nuestra visión de sus robos.
Ahí están. Ahora vienen a por la vida, en Idomeni. La vida de familias y niños. El mismo fanatismo que anuló los derechos y la capacidad de las personas de tener un futuro con formas antidemocráticas, ahora aniquila solidaridad y cualquier rastro de esperanza con gases y vallas. Vidas lanzadas a la muerte en el mar o a la tortura en territorios hostiles.
Primero vinieron por la democracia, ahora ya vienen por la vida. Pronto vendrán por todo, por lo que quede. Por los restos de nosotros mismos. Quizá ya hayan venido por nosotros cada vez que nos callamos, cada vez que dejó de importarnos, cada vez que dejamos de luchar. Pronto vendrán por todo y quizá en ese momento no quede nada de lo que un día fuimos. Y ya será demasiado tarde.
Ahora es el momento. No hay mañana que nos necesite más que hoy. Ahora es el momento de ser lo que soñamos, lo que esperábamos de nosotros mismos.
Nos toca proteger la vida. Nos toca construir los derechos, destruir los privilegios, recuperar el futuro y la esperanza. Es nuestro momento de alzarnos por la vida, por el futuro, de levantarnos por la democracia.
Fotografía de Jordi Bernabeu Farrus