Político al Alba
Uno es niño (desde que nace hasta que muere, aunque no lo creamos así) y la pesada pregunta es inevitable.
¿Y tú que quieres ser de mayor? Bombero, médico, enfermera, ¡POLÍTICO! Anda ya, eso no se lo cree nadie. Al menos, yo no me lo creo.
político, ca. (Del lat. politĭcus, y este del gr. πολιτικός).
5. adj. Dicho de una persona: Que interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado.
9. f. Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.
10. f. Cortesía y buen modo de portarse.
Mientras la nebulosa de los inicios de la vida te arropa, mientras todo es juego, virtud e inocencia, otros deciden tu futuro, “los mayores”, tus padres. Porque ellos saben, te educan, y dirigen. Lo que el educando no percibe es la inmensa, pesada pirámide, “superiores” que ejercen la presión suficiente, la fuerza necesaria, sobre sus educadores para que desde muy pequeños se asimile “su” concepto de la vida, del mundo y de la democracia.
Estos señores se llaman políticos.
Pero, ¿Es político aquel agricultor que con el alba se levanta, trabaja sus tierras, las suda, las ama, las odia y al final de su jornada dedica su descanso a solucionar, allanar las dificultades de su pueblo? Este trabajador es el alcalde de su pueblo.
¿Es un político amateur, aficionado a servir a lo público, a sus ciudadanos? ¿O es un profesional de la política, un político profesional curtido desde las juventudes universitarias? Sería bueno repensar que figura queremos, la amateur, la profesional, una mixta, cargos con caducidad, sin ella. . .
Lo que, seguro tengo, es que la visión del político-agricultor, puede ser idealista, utópica, un 10 sobre 10. Busquemos el 9, el 8, el 7, bueno, el 5. ¡Leñe si es que estamos en el CERO!
Enmienda a los políticos, no a la política.
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