Una insondable y enfática miscelánea de carnosas astillas y férreos fragmentos se erige como escenario y atmósfera de un enclave tamizado por la erosión de los cuerpos, el descuartizamiento del tiempo, y el colapso del espacio. Los entramados metálicos otrora misericordiosos y angelicales, hogaño trocados en un averno selvático y agreste de metálicos y recios cañizos lubricados por la sangre y los desintegrados atavíos , en una suerte de vísceras y extremidades que decoran el paisaje del frontispicio ferroviario , se alzan sobre la debacle de la ignorancia y rudeza consumada, en contubernio con los prebostes del estudiado detonador.
La centrifugada consciencia del orbe responde únicamente a estímulos primarios nada alejados del Neandhertal, en aras a la instintiva evasión del infierno de la carne y el hierro, en una orquesta de desconciertos de la psique y alarmas biológicas por la anhelada supervivencia ante la inexplicada barbarie. Algunos bienaventurados escapan de la masa atomizada por el aliento de los detonadores , mientras que otros muchos ven sobreseído su periplo laboral en la sombra de la muerte y la escenificación de la mentira.
Unos cuantos detonadores hilvanan los soterrados subterfugios de la canallesca política, propalando la crueldad de la sincera honda expansiva que anonadará las ilusiones conyugales y los sueños paternales, por mor de subrepticias políticas que no sobrepasan los límites de nuestro laberinto patrio. Casi doscientos yacentes cadáveres engalanan y adornan los aledaños de Madrid, y unas cientos de miles de consciencias asedian los frontispicios de la urbanística capital en busca de un consuelo que les pueda embaucar con que aquello no fué mas que una falacia y una quimérica broma. Pero la realidad hiere con su presencia, y 192 vidas han sido trituradas para poder cambiar la historia de nuestro desorientado solar patrio.
La detonada partida de ajedrez en el tablero de los trenes parece haber soterrado los peones de la inteligencia y la cordura. Las masas anhelan y exigen saber la verdad, y bajo el atrio de la consciencia convulsamente mediatizada por los medios, enarbolan la prematura aquiescencia con la teoría de que necesitan un gobierno que no les mienta. El aquél entonces presidente del ejecutivo, se precipita en su pronóstico sobre la bola de cristal de Moncloa, y advierte que ETA ha propinado tal confabulación y connivencia de muertes prematuras. Nos podría ser fácil (en este caso a mi, en el momento en el que escribo este demoledor articulo) adherirnos o bien la prostituida opinión de las masas,…o bien a la conspiranóica teoría del gobierno que fraguó su derrota en las concavidad de los espurios intereses de los partidos. Pero no, no seré yo quien se pierda en tales diatribas. Como es sabido entre el gran público que sigue estas lides, detesto profundamente la opinión de las mayorías, al igual que detesto con ensañamiento las subrepticias y furtivas tretas políticas de quienes quieren ostentar cargos de alto voltaje institucional.
Así los detonadores y ondas expansivas, lo que el entonces presidente del gobierno tuvo que hacer (y no hacerlo le costó las elecciones) y que nuestro regio comensal de la zarzuela omitió , fué suspender las elecciones y abrir una investigación sobre el grisáceo y espurio suceso. No eran interregnos para la lírica. Eran tiempos para declarar en nuestro solar patrio el Estado de Sitio, y suspender elecciones hasta la elucidación de los hechos.
Pero esto no fue así, y el sabotaje mediático en conciliábulo con los cobardes corderos, dió un vuelco de órdago al espectro político. Tuvo el entonces presidente del gobierno la oportunidad de dar pábulo a la verdad y a la investigación y suspender la embusteras elecciones que estaban a punto de calcularse, pero prefirió no postergar las mismas ante un pueblo ávido de caceroladas , e ignominioso, pávido y cobarde en su comportamiento (y debo añadir como abogado que soy, que un suceso de tamañas dimensiones , es imposible que se esclarezca en tres días,…imposible).Dicho sufragio de las masas quedaría para siempre empañado por la subjetividad de la mentira del sufrimiento.
Las elecciones se celebraron, y el Golpe de Estado se fraguó llevando a España a la oscuridad de pruebas que desaparecen,….y otras que se colocan “Ad Hoc”. Y con la entrada del gobierno beneficiario del Golpe de Estado del 11m ,todo atisbo de verdad procesal sobre tal Golpe de Estado, quedó fulminado.
Unos piensan en ETA; otros piensan en Al Qaeda. Yo pienso “como verdad empírica y procesal” que al responsable de cualquier atentado (o como en este caso, Golpe de Estado) hay que analizarlo y escudriñarlo entre sus beneficiarios.
Dicho esto, si aquel execrable 11 de marzo de 2004 fue un golpe de estado (por que lo fue), y las aborregadas, embrutecidas y pusilánimes masas asomaron (como siempre) su estulticia a las arenas de la política y la vida pública, todo me hace pensar que cualquier conato de movimiento social que se lidere en nuestro sacrosanto patio ibérico, no responde a criterios de excelencia en el pensamiento, sino mas bien a una exponencial exaltación de una primitiva y carpetovetónica insuficiencia mental que impregna a los invertebrados seres que por iberia corretean.
Luego entonces, igual de miserable me pareció aquel monstruoso 11 de marzo de 2004, como monstruosas son las manifestaciones que pretendieron deslegitimar a un gobierno que mal que nos pese, obtuvo la mayoría absoluta. Y esto lo dice alguien como yo, que no es precisamente militante del PP.
Toda manifestación que no vaya precedida de la inteligencia ,la unidad de todos los españoles (Y TODOS ES TODOS), y la cultura, es una manifestación que descontrolada , puede acabar fácilmente en un “golpe de estado social”, en un “golpe de la incultura”.
Y la incultura y la cobardía, en nuestro solar patrio, bailan al unísono…