Vivimos en la era del dios del crecimiento, de la productividad y competencia. Ser productivo y competir es el paradigma económico fundamental, el mantra básico.
Nos venden premiar el esfuerzo, la ley de mercado, el libre comercio, la propiedad privada, la libertad de elección; son otros de los mantras que circulan para defender este capitalismo global que, en realidad, de capitalismo, de libre mercado, tiene poco o nada.
Vemos, año tras año, cómo el modelo actual económico perpetua la miseria y la esclavitud económica de muchos y determina la destrucción del ecosistema, aún existiendo los índices tecnológicos y de productividad más altos de las historia humana. Pero no pasa nada; eso son temas menores y el sistema se da por bueno.
El sistema actual es básicamente un burdo sistema de especulación, despilfarro, mala planificación y latrocinio, amparado legalmente gracias a nuestras élites políticas, vendidas a los mejores postores.
Los líderes políticos se cubren de oro mientras dejan campar a sus anchas a todas las grandes empresas y grandes fortunas. Ellos pueden hacer guerras al gusto, vender armas al gusto, expropiar materias primas, contaminar al gusto y encima pueden elegir lo que es o no noticia. Y todo bajo el amparo de la legalidad.
Casualmente los patrimonios de los políticos aumentan durante su práctica política de manera inversamente proporcional al aumento de la riqueza del pais que dirigen. Caso ejemplar es España, donde los políticos acumulan propiedades y riquezas mientras el pais esta cada dia más endeudado y quebrado.
La realidad es la que es: millones de personas viviendo en el umbral de la pobreza mientras otros nos venden que hay que invertir dinero para ir a Marte.
Lo curioso de esta realidad es que, los que la crean y los que la apoyan, encima nos intentan vender que ellos son superbuenas personas y que se preocupan y ocupan por las personas más desfavorecidas y por el bien común. De echo, si miramos las historia todos los crímentes se cometen en nombre del bien común.
Los líderes políticos cubiertos en oro, haciendo reuniones y reuniones entre bostezos, comiditas y fiestecitas de alto copete, todo a cargo de su amado pueblo. Nos venden siempre su lucha por el pueblo y la justicia social pero de los paraisos fiscales, de los bajos impuestos a las empresas en comparación con los trabajadores, se ve que no se enteran.
Claro, te dirán es una cuestión de competencia: si subes los impuestos a las empresas estas se marchan del pais, si subes los impuestos a los trabajadores apenas se pueden ir.
Y qué decir de los billones en paraises fiscales, se ve que hacienda y los políticos no se enteran, no se dan cuenta, investigan mucho pero nunca los pillan y, si se ven obligados a pillarlos para quedar bien ante la presión social, les hacen una amnistía a coste mínimo. Y por qué le llaman amnistía a perdonar a un defraudador, cuando en realidad es otra estafa que la clase política hace a los ciudadanos, perdonando a los que más tienen a costa del resto de ciudadanos.
Los ricos, los políticos y las grandes empresas pagan entre el 5 o 25 por ciento de impuestos. Si les restamos sus beneficios del sector público, podríamos llegar a la fácil conclusión, sin coger ninguna calculadora, de que son beneficiarios netos de dinero público, que no aportan nada al bien común. Eso sí, ellos se consideran defensores del interés general, defensores de su patria, defensores de la solidaridad. Encima nos sermonean, nos riñen, nos dicen que todo irá bien.
Por otra parte tenemos a las clases trabajadoras. Ellos sí tienen que pagar altas tasas de impuestos de entre el 50 y el 60 por ciento del valor que generan. Si sumamos impuestos directos e indirectos y las tasas al trabajo la cifra es espeluznante. La clase trabajadora vive con una presión económica muy fuerte.
Pero los líderes, ante tal robicinio, callan, no dicen nada, solo alzan la voz para exigirle al pueblo más y más dinero. ¿No será que también son yonquis del dinero? ¿Y la troika europea qué dice? Pues que los currantes tienen que cobrar menos o pagar más. La Troika europea hace la vista gorda ante el saqueo que sufrimos los españoles y simplemente refuerza y apoya y da dinero, más dinero (dinero a los que roban con cargo a los que no roban), a aquella clase política que se dedica a despilfarrar el dinero público y a permitir la corrupción.
Fotografía de daniMU