El debate entre naturaleza y cultura viene ya de muy lejos, de los albores de la revolución industrial por poner una fecha (aunque muchos me diréis que podríamos remontarnos a mucho antes)…
Desde algunas alternativas liberales estoy cansado de oír, como verdad inmutable, la idea de un hombre egoísta y cortoplacista, incapaz de planificar y mucho menos de saber lo que es el “bien común”. Un hombre que debería preocuparse sólo de su egoísmo personal porque, a través de un mecanismo milagroso, la suma de egoísmos particulares acaba consiguiendo el bien colectivo.
El homo economicus (racional y maximizador de su función de utilidad) es una abstracción que nos resulta útil para debatir determinados modelos. Pero, como tal abstracción, no existe en la realidad. El caso es quesomos bastante mas complejos.
Por eso, creo que los economistas deberíamos, considerar las limitaciones de nuestros maravillosos (tan bellos como, a veces, inútiles) modelos matemáticos y recuperar nuestra esencia metodológica que proviene (aunque algunos lo nieguen) de las ciencias sociales. A veces, creo que nos convendría recurrir un poco, aunque sólo sea de vez en cuando, a ver lo que dicen otras ciencias sociales como la sociología o la antropología
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