¿Apostaría sus ahorros a la ruleta? Esto es poco más o menos a lo que últimamente incitan determinadas publicaciones económicas, que animan a los consumidores a colocar sus ahorros en CFDs (Contract For Difference, “Contratos por diferencia”). Se trata de un producto financiero que hasta ahora se ofrecía solo a inversores expertos, pero que, cada vez más, algunos bancos ofertan abiertamente a todo tipo de usuarios. Tenga cuidado: no se invierte en un activo real y se está apostando mucho más dinero del que parece.
Los CFDs son un producto en el que las partes acuerdan intercambiar la diferencia, que puede ser al alza o la la baja, que resulte entre el precio de un valor bursátil en el momento de la firma del acuerdo y el precio en el momento en que se cierra el contrato. Es, pues, una apuesta sobre el valor futuro de acciones, y es mucho más arriesgada de lo que puede aparentar. Porque para operar con CFDs no es necesario disponer del montante total de la operación, ya que basta con adelantar a modo de garantía solo entre un 5 y un 10%. Pero aunque solo se desembolse esa cantidad, el riesgo es para el 100%.
Los CFDs son un producto con el que se compra y vende de forma rápida. Esto se debe a que las operaciones que se realizan en menos de un día están libres de comisiones, pero si se sobrepasa ese tiempo hay que pagar. Entran también en juego los intereses, ya que la cantidad entre la garantía depositada y el total de la operación se considera como un préstamo, y como tal se le aplican unos intereses.
Un ejemplo para entender los CFDs
A modo de ejemplo, si un ahorrador compra 1.000 CFDs sobre una acción, al precio de 10 euros la unidad. El total de la operación asciende a 10.000 euros, pero el intermediario solo le pide al inversor que adelante una garantía del 5%. Con lo cual, con apenas 500 euros, se puede poner en juego una cantidad 20 veces mayor. El usuario podrá decidir entonces cuándo vender sus CFDs, pero debe hacerlo antes de 24 horas si no quiere que le cobren comisión o intereses que resten rentabilidad a la inversión.
Si para cuando el usuario vende sus CFDs la acción cae un 3%, el consumidor pierde 300 euros de los 500 depositados; y si la acción cae un 5%, el consumidor pierde la totalidad de la garantía. Pero si la acción cae un 8%, el consumidor pierde los 500 euros que puso y otros 300 adicionales que tendrá que afrontar, ya que el porcentaje de perdida es sobre 10.000 euros.
Las apuestas en CFDs pueden ser en “posición larga”, esto es, con la expectativa de que el valor de las acciones suba, o en “posición corta”, donde la ganancia viene si la acción baja.
Muchos riesgos camuflados…NOTICIA COMPLETA