Artículo completo cedido por el blog EL AGITADOR
25 nov ’15
Saben que nos gustan los retos, el espectáculo y lo bizarro. Por este motivo enviamos a uno de nuestros más aguerridos colaboradores, Alberto Ezquerra, a adentrarse en el corazón del neoliberalismo zaragozano para que nos contase sus usos y costumbres en un acto de presentación en sociedad.
Se hacen llamar “El Club de los viernes”. Se presentan como “un act tank, que defiende la libertad, la propiedad y el estado limitado”. Fundado recientemente en Asturias, quiere extender sus tentáculos e influencia por todo el país. Con un cartel un tanto bizarro con cinco clases de tipografía diferentes y hablando de día D, desembarcaban en Zaragoza el martes 24 de noviembre en el Espacio Bantierra (antiguo Casino Mercantil) con dos primeros espadas: el histriónico periodista Eduardo Inda y el economista sin cejas Daniel Lacalle.
Llegamos puntuales y tomamos asiento en la sala principal del vetusto edificio de la burguesía zaragozana hoy sede de una entidad bancaria. Tratamos de pasar desapercibidos y mimetizarnos entre un público mayoritariamente masculino, jubilado, de ese que se sabe al dedillo todas las tertulias del TDT-party. Captamos algunas conversaciones entre el respetable sobre los problemas internos de VOX para expandirse “necesitan que se les una Esperanza Aguirre”. Los “ocho afiliados de Teruel son buena gente pero no se puede crecer diciendo que no queremos autonomías”, “España se divide en buenos y malos y los buenos somos nosotros”. Cuando el jubilado que está a mi derecha se va a orinar y me pide que le vigile el abrigo y la boina me doy cuenta de que la cosa marcha.
Entre los más de 300 asistentes, en una sala prácticamente llena, además de ociosos jubilatas, hay gente de mediana edad, treintones casuals y trajeados, alguna señora y un grupo importante de pipiolos encorbatados. Una pléyade de emuladores del pequeño Nicolás que hacen de colaboradores de la organización, de esos que en tuiter se definen como “librepensadores y estudiantes de ADE”. Ejerciendo de disciplinados roadies de la representación neoliberal, llevan agua a las estrellas, pasean con ahínco el micro inalámbrico de lado a lado de la sala para que hable el público, para que nadie se quede sin voz.
Empieza el acto con diez minutos de retraso respecto al horario anunciado. Por momentos me recuerda a la liturgia de un festival de rock. El presentador se aposenta tras el atril. Cuenta por encima la historia del Casino Mercantil. Explica que allí había un Ateneo, pero aclara que no hay que confundirlo con el Ateneo Popular que era “marxista”. El primer orador es Alejandro Arias, uno de los asturianos fundadores presentado como “creyente y educado en la cultura del esfuerzo”. Rebuscando en Google descubrimos que fue concejal del PP en Avilés.
Una especie de halo de clandestinidad lo envuelve todo. Me siento miembro de un grupo de iniciados al que se va a revelar una verdad silenciada por los grandes medios y por la “dictadura de lo políticamente correcto”. Que los oradores salgan a todas horas en todas las tertulias de televisión, dirijan periódicos digitales y tengan columnas de opinión y tribunas privilegiadas en medios generalistas es un factor secundario que no puede alterar la magia de sentirse especial entre especiales.
Como representante del club local interviene Agustín García Inda. Es un buen neoliberal y por lo tanto funcionario. No se le conoce otro oficio que haber sido alto cargo de libre designación de la administración autonómica durante gobiernos del PP y consejero por cuota de partido en la CAI (esa entidad que tuvo que ser rescatada con dinero público y cuya gestión nadie se atreve a desentrañar por si las moscas) y PLAZA en cuyo caso de corrupción está imputado. Un largo curriculum de esfuerzo y culto a la iniciativa privada, de emprendimiento y generación de riqueza. En un profundo análisis económico nos dice que el hecho que la renta per cápita en Madrid sea muy superior a la de Andalucía es debido simplemente a que hay “más libertad”. Nada tiene que ver que sea la capital del Estado, que allí radiquen los ministerios, las sedes de las principales empresas, el poder financiero y económico. Claro que no.
Del atril pasamos al sillón y en modo entrevista televisiva entran los invitados estelares. Inda & Lacalle son recibidos con una gran ovación. Inda empieza fuerte. Llama “malnacido” al Fiscal Jefe de Cataluña y arranca la primera ovación del respetable. A lo largo de la velada nos recordará que él ha descubierto el caso Pujol, el caso Urdangarin, el caso Granados, el caso Neymar y hasta el del finado Jesús Gil. Del caso Dreyfus no dice nada pero yo empiezo a tener mis dudas.
Lacalle es más tranquilo, habla más sosegadamente. Ha venido a vender su último libro, ya disponible en librerías y otros comercios el ramo. Arranca con sus mantras neoliberales. Justifica todos los recortes del PP. Eran necesarios. Estamos en la senda de la recuperación. Marchamos por el buen camino.
El moderador introduce temas de actualidad e Inda y Lacalle opinan. Animan a los presentes a ir a votar el 20D “contra la abstención que favorece a Podemos”. Los independistas catalanes, Manuela Carmena, el buenismo de la izquierda… son atizados sin piedad. El público se anima.
Inocente de mí pensaba que se hablaría de la división en la parroquia liberal entre PP y Ciudadanos. La formación naranja es descartada pues su economista Luis Garicano les parece un “socialdemocrata”. El PP recibe también sus palos. Es “intervencionista y antiliberal”, según Inda, pero es la única opción viable frente a posibles gobiernos de “segundones y perdedores” para evitar que pase lo mismo que en las grandes capitales. VOX al quedarse por un puñado de votos fuera del parlamento europeo “está condenado a la irrelevancia”. Se elogia la figura de Cospedal “una gran gestora” llamada a ser la próxima vicepresidenta si el PP logra mantener el gobierno.
El público interviene con preguntas directas y otras por escrito que pasan al moderador los pequeños nicolases. Destaca un joven en su defensa de las puras esencias liberales que han sido traicionadas por los partidos. Su equivalente sería ese que en los actos de la izquierda acusa a todo quisqui de revisionista. Lacalle le responde que prudencia y que es mejor mancharse y gobernar que permanecer al margen con las esencias impolutas.
Uno de los últimos intervinientes es un jubilado iracundo que se queja de lo flojos que han estado. Tiene seis nietos y, la verdad, esperaba más. Yo asiento y le doy la razón. Estoy con él. Acostumbrado a las tertulias y a los exabruptos y gritos habituales de sus odiadores favoritos es lógico que aquella trinchera de la libertad le sepa a poco. Acostumbrado a ponerse cachondo y a olvidar transitoriamente sus problemas de próstata o la caída de valor de sus telefónicas cada noche frente al televisor, comprendo que esta cita le haya producido cierta frustración. Si no gritas ni te indignas, eres un pusilánime. Así es la larga batalla por la libertad.
En realidad nadie ha dicho nada nuevo, nada que no se repita tropecientasmil veces en las tertulias de 13TV o Intereconomía, pero, mientras abandonan la sala de vuelta a esa realidad llena de liberticidas, subsidiados, vagos, maleantes, podemitas, separatistas y demás ralea bolivariana, los ojos de los asistentes brillan de una forma intensa. Percibo que, a pesar de todo, no pueden dejar de sentirse personas especiales. Ellos no son uno cualquiera, no son uno de esos disciplinados militantes del PP que acepta lo que le echen, ellos son “librepensadores”, veteranos “freedom fighters“ curtidos en mil batallas catódicas libradas por la libertad y por España. Sus conocimientos económicos y políticos son profundos porque fluyen directamente desde la pantalla del televisor hasta su córtex cerebral sin intermediarios que puedan pervertirlos. No cabe duda de que los hombres y mujeres con los que he compartido mi tiempo esta tarde llevan un mundo nuevo en sus corazones.
Alberto Ezquerra
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