De nada han servido las peticiones del PP. El Parlamento de Andalucía no ha parado las máquinas después del auto preimputatorio de Mercedes Alaya y este juevesJosé Antonio Griñán consumó su marcha al Senado con la complicidad de Izquierda Unida. Como también el vicesecretario general del PSOE-A, Mario Jiménez, y la consejera de Educación saliente del Gobierno andaluz,Mar Moreno.
Griñán ha hecho buen negocio, porque a sus honorarios como senador y como presidente del PSOE sumará los de expresidente de la Junta de Andalucía. Cuya cuantía tendrá que decidir por decreto y “con carácter inmediato” -según la ley- el nuevo Gobierno de Susana Díaz, que tomó posesión el martes. ¿Cómo de generosa será su sucesora, teniendo en cuenta que si está ahí es gracias a él?
Al nuevo senador le ha salido la jugada a pedir de boca. Hasta finales de 2011 el Estatuto de los expresidentes de la Junta de Andalucía establecía que estos, al llegar a los 65 años, cobrarían una pensión vitalicia equivalente al 60% de su sueldo pero incompatible, entre otros supuestos, con “la percepción de ingresos resultantes del ejercicio de cualquier mandato parlamentario”. Es decir, que al convertirse en senador Griñán se habría quedado sin esa asignación, aproximadamente unos 40.000 euros anuales brutos. TEXTO COMPLETO
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