Llamadas desde Moncloa y desde Ferraz, recomendaciones sobre cómo abordar los temas más espinosos o vetos a contertulios son el pan de cada día en las televisiones privadas. Pero en este 2015 multielectoral, ese tipo de coacciones se han intensificado.
El envío a talleres de El Intermedio durante los meses de verano ha reavivado el debate sobre las presiones que reciben las televisiones por parte del Gobierno. La repentina retirada del corrosivo programa del Gran Wyoming ha levantado suspicacias en una buena parte del sector audiovisual, que sabe que, a medida que se acercan las elecciones generales, se multiplican las llamadas que estas empresas reciben desde Moncloa y desde Ferraz, bien para dejar constancia del malestar existente por algún contenido emitido en sus cadenas, bien para sugerir cómo se debe abordar un determinado asunto o bien pararecomendar que algún contertulio incómodo no se siente en las mesas de debate político.