Luego pasa lo que pasa:
La desaparición de Ferrocarriles de Vía Estrecha (Feve) y su integración en Renfe Operadora y Adif se consumó el 31 de diciembre de 2012, un proceso exigido por la liberalización del ferrocarril que el Gobierno de Mariano Rajoy lanzó el 20 de julio del año pasado a través de un Real Decreto-Ley. Pero la liquidación de Adif y su posterior integración han estado rodeadas de contrasentidos: aparte de tener que reubicar, como es lógico, a casi 2.000 trabajadores de Feve en los dos operadores públicos, también hay unos cuantos altos cargos colocados a dedo por el PP que han encontrado su puesto en Adif y Renfe.
Según ha sabido este medio a través de cuadros de Renfe irritados con el trasiego de colocaciones, al menos tres exdirectivos de Feve, todos ellos cargos políticos que nunca obtuvieron una plaza ni en la extinta Feve ni en Adif ni en Renfe, han sido reubicados en las compañías estatales ferroviarias con contrato indefinido. El caso más escandaloso es el del último presidente de Feve, Antonio Aguilar, situado al frente de Comfersa, una filial de Renfe. Fomento ya ha expresado su intención de desinvertir en Comfersa, por lo que Aguilar tiene una reserva de plaza en Adif para volver cuando le plazca.
El problema es que Aguilar, que sustituyó en septiembre de 2012 aMarcelino Oreja Junior (el primer presidente de Feve desde la llegada de Rajoy), volverá con contrato indefinido al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, una empresa pública a la que nunca perteneció. Oreja junior, hijo del exministro de la UCD, protagonizó una espantada a Enagás tras conocer que Feve sería suprimida. Antonio Aguilar le relevó en la presidencia en otoño del año pasado, cuando apenas faltaban tres meses para la liquidación. En una entrevista declaró: “Los anteriores gestores [socialistas] malgastaron recursos públicos”. “Algo así podría decirse de él ahora”, ironiza una de las fuentes consultadas...TEXTO COMPLETO