La imagen superior corresponde al milagro obrado por el Gobierno, enviado a Bruselas, al FMI y hasta, si me apuran, a Lourdes, con el que tratan de tranquilizar a los mercados para convencerles de que estamos haciendo los deberes y de que, por lo tanto, no somos merecedores de que nos laminen. Unas extraordinarias cifras que informan de una reducción del déficit de 6.385 millones. Realmente notable. ¿O no tanto?
Pues parece que no, ya que si tomamos el cuadro publicado hoy por el Mº de Economía en que resume las transferencias reconocidas hasta marzo, nos encontramos con unas cuantas sorpresas muy desagradables.
Como se puede apreciar, el total de transferencias baja en nada menos que 10.521 millones (-40%), afectando este descenso sobre todo a los servicios de empleo, CCAA, ayuntamientos y diputaciones y la UE. Nada de esto tiene justificación alguna, más que un obvio deseo de ocultar la realidad, dado que el déficit de las CCAA y Ayuntamientos tardará en conocerse muchos meses.
Considerando que el gasto público que conocemos apenas se ha reducido desde el 2010, no es razonable esperar que las CCAA y Ayuntamientos se hayan comportado de otra forma, luego el volumen lógico de transferencias debería haber sido aproximadamente el mismo.
No es aventurado afirmar, pues, que el déficit no solo no se está reduciendo, sino que está aumentando respecto al pasado año, aproximadamente en unos 4.000 millones, sólo hasta marzo.
Y otro detalle más. ¿Por qué aumentan de forma brusca las transferencias a la SS? Muy sencillo, porque el Gobierno trata de este modo de generar un superávit artificial que de otra manera no existiría, desatando todas las alarmas sobre la viabilidad de las pensiones.