¿Brotes verdes? Ni están ni se los espera
Los vaticinios de Rajoy deben ser tomados con aún más escepticismo que los de ZP en 2009
Realmente no se comprende bien la actitud del Gobierno respecto a una eventual recuperación de la economía española. Ningún indicador económico de los disponibles actualmente muestra indicio alguno de que la situación de la economía vaya a mejorar próximamente. Todo lo más los indicadores más adelantados (sobre todo los PMI) anticipan que la velocidad de contracción de la economía es posible que no siga aumentando en los próximos tres o cuatro meses. Lo demás es pura especulación. ¿Acaso el Gobierno sabe cómo va a evolucionar la crisis de deuda europea? ¿Sabe cómo van a evolucionar los precios del petróleo? ¿O si va a estallar la burbuja china? Porque si algún miembro del Gobierno sabe con certeza eso le recomiendo que en lugar de colocarse tras su jubilación política en alguna empresa del IBEX abra un gabinete de adivinación, que seguro que le será mucho más rentable para él.
Es más, resulta de una irresponsabilidad tremenda, lo mismo que hizo ZP, el inducir esos infundados sentimientos de confianza en la población, que pueden llevar a la toma de decisiones mal fundamentadas de tipo económico (compra de una vivienda, gastos superfluos en lugar de ahorro, inversiones empresariales fallidas…) que terminen en graves problemas económicos o en la ruina de muchas empresas y familias, de no cumplirse estos vaticinios. A estas alturas cualquier ciudadano bien informado sabe que ésta no es una crisis normal, y que por lo tanto no va a terminar simplemente “porque toca”. Y el Gobierno, después del desastre de ZP, ya debería saber que la economía no es una cuestión de estado de ánimo más que de forma secundaria.
En el “gráfico de la semana” veremos dos datos que demuestran el agravamiento de la crisis en la recta final del año. El primero es el transporte de mercancías por carretera, cuya caída en el tercer trimestre del año llega al 7,7%, algo que no se veía desde el último trimestre de 2009. La correlación entre mercancías transportadas y actividad económica no se le puede escapar a nadie con un mínimo de sentido común. Desde mi punto de vista los descensos en el transporte son ahora mucho más significativos que en 2008-2009, cuando estaba colapsando a tasas rapidísimas la construcción, altamente intensiva en transporte.
El segundo gráfico hace referencia al comercio, cuyos datos de octubre han roto cualquier esperanza sobre que los pésimos resultados de septiembre se debieran en su mayor parte a la anticipación de compras a agosto por la subida del IVA. La venta minorista se hunde un 9,3% después de la caída del 10,2% de septiembre, con lo que se encadenan dos de los cinco peores registros históricos en el índice (el de septiembre fue el peor). Las grandes superficies muestran un comportamiento todavía peor, con un 12,6% de caída después del 14,8% de septiembre, siendo el cuarto peor y el peor registro histórico respectivamente. Supongo que hasta el Ejecutivo, a pesar de su optimismo, convendría en que el volumen del comercio tiene relación con el consumo y éste a su vez tiene relación con la actividad de la economía del país.
La nefasta evolución de estos dos importantes indicadores (y esto sólo es una pequeña muestra) debería cuando menos hacer que el Gobierno tuviera un mínimo de prudencia antes de alentar unas esperanzas en la población que a día de hoy están cualquier cosa menos justificadas.