¿En el camino del cambio de modelo productivo?
Desgraciadamente los datos parecen indicar que la iniciativa empresarial no se dirige a nuevos sectores productivos
Desde antes de estallar la crisis, cuando se atisbaba ya en el horizonte el fin del crecimiento exponencial de la construcción, se hablaba desde las instancias oficiales de que la industria retomaría el papel de la construcción y que la transición al nuevo modelo productivo sería suave. Lamentablemente, y como estamos comprobando dolorosamente desde hace cinco años, nada más lejos de la realidad. A día de hoy la industria española produce un 28% menos que en 2007 (estamos a niveles de 1994), y este último año la industria ha caído un 6% respecto al pasado año, en una espiral descendente que parece no tener fin. Pero tal vez lo peor de todo, tal y como publicó el INE hace unos días, es que los emprendedores siguen dirigiendo sus esfuerzos hacia los mismos sectores que de siempre. Esto lo vemos en el gráfico de la semana, en que se ve que a pesar de que el 16,4% de las empresas que se destruyen son industriales, sólo el 7% de las que se crean pertenecen a este sector de la economía. Como vemos, de una forma muy preocupante, se sigue incidiendo en sectores que están afectados por una enorme sobrecapacidad y que apenas pueden exportar (construcción y promoción, comercio, hostelería, inmobiliarias), lo que da idea de lo difícil que está resultando esta imprescindible transición.
Recordemos que la gran mayoría de las exportaciones españolas corresponden a la industria (nada menos que el 82%) y que el que no estemos siendo capaces de generar un tejido industrial nuevo es la garantía de que no podremos aumentar de un modo duradero las exportaciones y en consecuencia el nivel de vida de la población.
En el siguiente gráfico vemos cómo los productos industriales terminados, que son los que aportan más valor añadido a la economía, han roto su tendencia de décadas a aumentar más rápido que la media de las exportaciones y en los últimos trimestres descienden con fuerza mientras que la exportación total sigue aumentando (aunque con más lentitud).
Esto lo vemos mejor en el siguiente gráfico, que toma sólo los datos desde 2008. Es evidente que buena parte se debe a la debilidad de la demanda de automóviles en Europa, pero eso sólo pone de manifiesto las flaquezas de nuestra industria.
Es decir, que en lugar de producir bienes de gran valor añadido, lo que supone alta tecnología, estamos incidiendo en la producción de bienes de bajo y medio valor añadido, en los cuales tenemos que competir con países con costes laborales muy inferiores a los nuestros: la receta segura para el empobrecimiento a largo plazo.Está claro que las circunstancias mundiales, y especialmente las españolas, son muy adversas pero, siendo así, es más necesario que nunca un decidido apoyo de los poderes públicos para conseguir que surjan esas iniciativas empresariales que serían la garantía de una futura prosperidad que, de forma lenta pero segura, parece esfumarse ante nuestros ojos. Y ese apoyo, como hemos visto en los recientes y drásticos recortes en investigación, brilla por su ausencia.
Estimados señores, completamente de acuerdo. No hay más que ver la corrupción que rige en la política para trasladarla a la empresa privada, que sigue ocurriendo lo mismo. Que lástima de país!