¿Está el paro en el 33%?
Si contabilizamos a los subempleados y a los que no buscan activamente empleo el paro sería del 32,7%
Hace escasas fechas se publicó la Encuesta de Coyuntura Laboral (ECL), cuyos resultados resultan más que preocupantes sobre la evolución del empleo en España durante esta segunda oleada de la interminable crisis que estamos viviendo desde hace cinco años. La encuesta nos habla de la gran intensidad con que la crisis está afectando al sector privado y demuestra que no es en modo alguno comparable con ninguna otra que hayamos sufrido en tiempos de paz.
Aunque la metodología de la encuesta cambió en 1997 para incluir a los trabajadores de las microempresas (5 o menos empleados), sin embargo sí que podemos utilizar la información anterior a ese año para realizar una comparativa entre la crisis de 1991-1994 y la actual. En la primera, la máxima caída en el empleo se dio en el cuarto trimestre de 1994 (tras dos años y medio de crisis), llegando al 11,4%. El empleo no recuperaría los niveles anteriores hasta el segundo trimestre de 1998, es decir, que la crisis duró, para el empleo, seis años. Por el contrario, en esta crisis la destrucción de empleo dura ya casi cinco años, y no hay indicio alguno de que esté cerca de tocar fondo. La caída de éste llega ya al 22%, lo que nos está diciendo que la crisis no es sólo ya el doble de grave en duración, sino también en intensidad acumulada.
En los siguientes gráficos podemos ver las tasas de destrucción y creación de empleo durante ambas crisis. En la de 1991-1994 hubo algunos trimestres de caída muy intensa en el empleo (se superó el 7%), pero rápidamente la situación se corrigió. En esta crisis la destrucción de empleo fue más intensa en el año 2009, superando el 10% , y aunque parecía en un principio que llegaría pronto la recuperación, esto no ha sucedido y actualmente la crisis está de forma muy clara volviendo a agravarse y en estos momentos la caída en el empleo llega casi al 5% respecto al tercer trimestre de 2011. Sorprende una vez más cómo es posible que en otras encuestas empresariales (como la Central de Balances) las empresas informen de mayores caídas en el valor añadido que en el empleo y sin embargo estos brutales descensos repercutan tan poco en el PIB.
Se está produciendo un aumento del trabajo a tiempo parcial que está sirviendo para amortiguar aunque sólo sea de forma incompleta los efectos sociales de esta nueva oleada de destrucción de empleo en un país ya asolado por la crisis. En los siguientes gráficos se aprecia la diferencia en la evolución en el empleo a tiempo completo y a tiempo parcial y el aumento en los ERE de reducción de jornada. De hecho en casi ningún trimestre a lo largo de la crisis el empleo a tiempo parcial se ha reducido y en este último incluso ha aumentado ligeramente. Como se ve claramente en el gráfico los ERE de reducción de jornada están en máximos, con un promedio de 6.680 trabajadores afectados por mes en los últimos doce meses. Sin embargo, y aunque está claro el efecto de los ERE, éstos no pueden explicar más que una parte del aumento del trabajo a tiempo parcial que son, según la EPA, 90.000 personas más en el tercer trimestre de 2012 que un año antes. Si sólo existiera el efecto de los ERE, y a igualdad de otros factores, el trabajo a tiempo parcial debería haberse reducido en unas 60.000 personas. Por lo tanto, está claro que está produciéndose un aumento de este tipo de empleo que seguramente responde a factores como la reducción de jornada de mutuo acuerdo y fuera de este tipo de expedientes y la creación de nuevos empleos a tiempo parcial (que a veces pueden ocultar fraudes a la Seguridad Social a ser realmente a tiempo completo).
Aunque está claro que es mejor un trabajo a media jornada que ninguno, no debemos olvidar que esto es una forma de subempleo, un fenómeno que también está oculto en el aumento del número de ocupados no asalariados que se está dando (110.000 en los últimos 12 meses). El empleo a jornada completa se está reduciendo con muchísima fuerza (-5,9%) y además estamos asistiendo a un fenómeno nuevo, que es la fuerte reducción del empleo público (-7,2%), con lo que éste ya no sólo no está amortiguando los efectos del aumento del paro en el sector privado como hizo en 2008-2009, sino que los está agravando.
Existen muchas dudas sobre la exactitud de los ingresos declarados en promedio por los autónomos (ya que hay fuertes bolsas de fraude fiscal), pero la evolución de éstos está indicando a las claras que se están reduciendo con mucha intensidad, lo que es un indicio de aumento del subempleo entre este colectivo. Sin embargo, y dadas las dificultades para evaluarlo con exactitud, no lo tendremos en cuenta para hacer la estimación del paro real que existe en España.
Asumiendo que la jornada media en trabajadores a tiempo parcial es aproximadamente un 50% del total, y que buena parte de ellos desearía trabajar a jornada completa, se puede realizar una estimación de la tasa de paro corregida por este factor. Ésta sería del 27,5% (contando 0,5 desempleados por cada empleado a tiempo parcial que desearía trabajar a jornada completa). Si además contabilizamos los aproximadamente 1,2 millones de personas que trabajarían pero que no están disponibles o buscando activamente empleo en estos momentos, la tasa de paro real sería entonces del 32,7%, unas cifras sólo vistas en países como Alemania en vísperas de la llegada del régimen nazi y en muy pocas ocasiones más (y muy superiores a las de la Gran Depresión en EEUU). El drama humano de enormes proporciones que se encuentra detrás de estas cifras debería hacer reflexionar a los dirigentes europeos sobre la aplicación de más medidas que, de forma inevitable, conducirán a que el desempleo aumente todavía más y con él el sufrimiento de nuestra población.
Considero que autónomos ligados al sector de la construcción hay en España muchísimos, pues no son solo los albañiles , que tienen 1 ó 2 empleados y les ayudan en las chapuzas, sino que también están los electricistas, los fontaneros, los pegayesos, los pintores, pulimentadores, carpinteros, soladores, alicatadores, cristaleros etc…, que me consta que tienen el 25% del trabajo de antes de la crisis y además la competencia de miles de personas que antes eran trabajadores de ellos y al estar sin trabajo se dedican a lo que le sale, solo para poder comer.
Si hay en España 3 millones de autónomos al menos 1 millón está pasando muchas dificultades, y no aparecen en estas estadísticas. Aquí tampoco se ha metido al colectivo de técnicos que han trabajado para el sector de la construcción como los arquitectos, aparejadores, ingenieros e ingenieros técnicos etc.., que en España son unos 250 mil entre todos y están más que jodidos, y comiéndose los pocos ahorros que les quedan en el mejor de los casos.