En un momento en que el capital escasea como nunca y en que necesitamos desesperadamente hasta el último céntimo par invertirlo bien nos encontramos el absurdo de la Inspección Técnica de Edificios (ITE) que obliga a realizar reformas en edificios muchas veces innecesarias y que supone al fin y al cabo un imperdonable dispendio de recursos que deberían dirigirse a otros sectores. Como se ve los visados de este tipo sólo caen desde que empezó la crisis un 29% cuando los de obra nueva lo hacen un 90%. Una vez más se demuestra la absoluta incapacidad del Gobierno para adaptarse a la nueva situación. Y, como decía Tainter, las sociedades complejas que no consiguen adaptarse colapsan.